El Fondo Monetario Internacional preveía una expansión del PIB del 2%; la segunda economía de la región -México- empezaba a salir del huracán Trump con un nuevo acuerdo comercial que reeditaba el TLCAN de 1994; y Brasil atisbaba, por fin, la luz al final del túnel tras años de letargo. El paso de los meses, sin embargo, hizo emerger una realidad bien distinta, mucho más cercana al estancamiento que al crecimiento, y el ejercicio concluyó con una expansión solo una décima por encima del 0%. Esa brecha entre unas previsiones generalmente optimistas y una realidad que acaba dando la espalda año tras año ha hecho mella en el imaginario colectivo: por primera vez en un lustro, la mayoría (el 67%) de empresarios españoles con presencia en la región ven con pesimismo la situación de la economía latinoamericana, frente al 20% que cree que el entorno económico mundial afectará positivamente y el 13% que ve las cosas más o menos igual que en el ejercicio pasado, según un estudio de la escuela de negocios IE presentado este miércoles en la madrileña Casa de América.
Las tornas se han cambiado respecto a 12 meses atrás, cuando el 64% de los empresarios españoles preveía una mejora en las constantes vitales de la economía latinoamericana. «Las principales causas de este estancamiento económico hay que buscarlas en la guerra comercial entre EE UU y China, en los problemas con el sector manufacturero global y en la crisis de la economía argentina», apunta Juan Carlos Martínez, profesor de la escuela de negocios que firma el Panorama de inversión española en Iberoamérica 2020. El brote de coronavirus originado en la provincia china de Hubei aún no está incluido en el documento, dado que el trabajo de campo -12 firmas del Ibex consultadas, otras 23 cotizadas y una cincuentena más no cotizadas pero con presencia en América Latina- fue anterior. El mercado interno sigue siendo la principal ventaja comparativa que ofrece la región para las empresas españolas, según el 77% de los encuestados, con la competitividad (costes laborales bajos), la ubicación geográfica ventajosa y los acuerdos de libre comercio a la zaga. En el lado opuesto, la inestabilidad política permanece como el mayor riesgo.
Con todo, las perspectivas de las firmas españolas están lejos de ser homogéneas. Sus proyecciones económicas siguen siendo notablemente positivas para un ramillete de países -Colombia, Perú, Panamá, Costa Rica y República Dominicana- que logran notas por encima del 3,5 sobre cinco (o siete sobre 10). En los dos últimos casos -Costa Rica y Panamá- la calificación incluso mejora respecto al año pasado, una rara avis en la foto fija general iberoamericana. Argentina (poco más de cuatro sobre 10) y Venezuela (0,82 sobre 10) obtienen, por su parte, las peores notas a la pregunta sobre la evolución del cuadro macroeconómico futuro.
México -la segunda mayor economía latinoamericana, cuya capital se mantiene como la ciudad preferida para ubicar las operaciones centrales para la región- sigue siendo el destino predilecto para invertir: más de ocho de cada diez firmas españolas consultadas tienen intereses allí, frente a las algo más de seis de cada 10 que están en Colombia y en Perú, el 57% de Brasil y el 55% de Chile, que se ve fuertemente lastrado por el estallido social de finales del año pasado.
Mejores perspectivas en España que en Latinoamérica por primera vez
Pese al reconocimiento de que el panorama económico será peor este año que el anterior, el 65% de las compañías españolas con intereses en el subcontinente (76% en 2019) prevé incrementar sus inversiones en la región, frente al 32% que las mantendrán (23% un año atrás) y el 3% (1% el ejercicio pasado) que reducirá su exposición. Por países, los fondos destinados a hacer crecer su negocio aumentarán -mayoritariamente, mediante crecimiento orgánico- en todos los países de la región salvo en cuatro: Argentina, Nicaragua, El Salvador y Cuba.
Por primera vez desde 2013, las empresas españolas creen que su negocio de medio plazo en Iberoamérica irá peor que en España: el 58% en el caso de las grandes empresas y el 59% en el de las pymes, una situación que Martínez achaca tanto a los bajos niveles de crecimiento esperados para la mayoría de los países de la región como a la «prolongación del ciclo de crecimiento de la economía española»
Fuente: El País