La presidente de Perú, Dina Boluarte, en conjunto con el Congreso, están atrapados en una espiral de conflictividad que dilata la definición de un cronograma electoral que permita zanjar la crisis política que enfrenta el país después del autogolpe de Estado del expresidente, Pedro Castillo.
La mandataria ya no da para más. Está harta de los vaivenes del parlamento calificando como “inaceptable” la demora para decidir el día de las elecciones y advierte que si el pleno no adelanta los comicios para este 2023, presentará una iniciativa de ley, con carácter de urgencia, para que la primera vuelta sea en octubre de este año y la segunda en diciembre, informó La República.
Según Boluarte “en el Congreso hay un debate estéril y no se ha llegado a nada concreto”. Sin embargo, el exministro de interior y exjefe de inteligencia, Fernando Rospigliosi, la rebate en su columna de Expreso. En el texto asegura que la salida política de elecciones en abril de 2024 en realidad solo atenuaría y pospondría en algo la crisis, porque “se requieren soluciones radicales, dolorosas pero indispensables, para defenderse del ataque del terrorismo comunista aliado con bandas de malhechores” que han bloqueado carreteras, tomado la Panamericana norte en Chao y Virú, al igual que asaltado comisarías e instalaciones judiciales.
Una posición incierta
La posición de Boluarte es compleja y hasta incomprensible. La presidente descarta renunciar al cargo, que asumió el pasado 7 de diciembre, aun cuando ya hay una presentación de una primera moción de censura en su contra.
Hay 60 muertes relacionadas con las manifestaciones y entre la ciudadanía, la figura de la presidente arroja alta desaprobación. De hecho, la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) revela que el aumento de cinco puntos de su rechazo durante las dos últimas semanas considerando que pasó de 71 % a 76 % mientras que, la cifra alcanza el 88 % en el sur del país.
En el mismo estudio, 74 % de los consultados considera que Boluarte debe renunciar. El desprestigio es evidente como también el de su primer ministro, Alberto Otárola, quien cuenta con el 71% de desaprobación.
Los números son catastróficos pero aún más cuando se tratan del Congreso, órgano que roza el 90 % de desaprobación y su presidente, José Williams, empata con la mandataria con 76 % de rechazo. ¿Cuál poder tiene legitimidad? Hoy, ninguno, pero superar el panorama tampoco está fácil.
Por su parte, la agencia de noticias EFE, citó un sondeo de la empresa privada CPI que fue publicada este lunes por la emisora RPP en el que se refleja que la mayoría de los peruanos están a favor de un adelanto de elecciones generales en el país para este año, así como de la renuncia de la presidente Boluarte.
Las cifras indican que un 70,9 % de los ciudadanos considera que «lo mejor» es que las elecciones se adelanten para este año, tal como ha planteado Boluarte y un sector del Congreso en medio de la agitación social y política que vive el país,
Según la encuesta, otro 19 % de los entrevistados respaldan una propuesta inicial para que el adelanto de comicios se haga para abril de 2024 y solo un 0,5 % considera que las actuales autoridades deben concluir el periodo de gestión, en 2026.
Bancadas en disputa de poder
La pugna de poder entre las bancadas del parlamento impide alcanzar un acuerdo que permita superar la crisis política. Por un lado, las fracciones de izquierda representadas por Perú Libre, Perú Democrático y el Bloque Magisterial condiciona el respaldo al adelanto de elecciones a la inclusión de un referéndum para una asamblea constituyente que permita redactar una nueva Constitución.
Para estas tres agrupaciones aliadas del gobierno de Pedro Castillo ese es el único camino para votar a favor. La tolda Cambio Democrático -también de izquierda- lo maneja distinto. Es la única bancada dispuesta a ceder para acabar con la turbulencia institucional.
Boluarte conoce las tendencias e intenta buscar una tregua con la izquierda que demanda una nueva Carta Magna presentando una iniciativa de ley para que la Comisión de Constitución del nuevo Congreso realice una reforma total de la Carta Magna.
¿Será suficiente para ablandar a la izquierda? Está por verse cuando la derecha, liderada por Acción Popular y Avanza País, se aferra a que el proceso electoral se convoque en 2024 argumentando que deben aprobarse reformas previas, como la bicameralidad y la reelección parlamentaria. Y, por su lado, en Renovación Popular han cerrado filas contra la posibilidad de recortar su mandato y apuntan a quedarse hasta el 2026.