Pero la propuesta de mercado cambiario lanzada por el ministro es incompleta, mediocre, y no va bajar los niveles de inflación ni a estabilizar la moneda nacional. Con la nueva fórmula, el Gobierno solo comprará divisas, no las venderá, perjudicando a los ciudadanos, quienes las necesitan para comprar alimentos y productos que solo pueden adquirir en moneda dura.
La medida tampoco libera la negativa de permitir el depósito de dólares en efectivo en las cuentas MLC. Muy importante detalle: los bancos pueden comprar dólares, pero los ciudadanos no pueden depositarlos en sus cuentas MLC. Por tanto, no hablamos de un sistema cambiario, sino de un esquema que empobrecerá aún más a los cubanos.
Dicho esquema ha nacido cojo, pues carece de medidas acompañantes que propicien construir esa estabilidad monetaria en el corto y mediano plazo. Lo más lógico sería implementar medidas profundas como, por ejemplo, liberar las fuerzas productivas y entrar de lleno en una verdadera economía de mercado y de libre empresa. Sin ese paso, la apuesta continúa siendo aplicar parches para resolver crisis puntuales.
Tras el anuncio de Gil, la reacción no se ha hecho esperar: la tasa de cambio en el mercado negro ya alcanza la cifra de 130 CUP y tendrá una tendencia creciente en los próximos meses. Si el régimen persiste en hacer este tipo de competencia tonta sin lanzar un paquete serio de medidas acompañantes, esta lucha contra el mercado negro entrará en una espiral de nefastas consecuencias.
Sin embargo, lo más importante es desentrañar qué hay detrás de esta movida de Alejandro Gil y Miguel Díaz-Canel, que a simple vista parece torpe, pero que al parecer esconde otras intenciones.
Intento de golpe de Estado financiero
En realidad, lo que se esconde tras el anuncio es que, con la muerte del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, CEO de GAESA, ha comenzado a gestarse una lucha por el poder financiero en el país.
GAESA controla el 90% del mercado dolarizado y la captación de la divisa circulante en el país a través de tres fuentes fundamentales: las tiendas MLC (TIENDAS Panamericanas, TRD Caribe, la red de gasolineras, etc.); FINCIMEX, para captar las remesas que llegan del exterior, y GAVIOTA, con su red de más de 110 hoteles (absorbe más del 70% de lo que genera el mercado hotelero) y sus servicios colaterales (renta de autos, restaurantes, etc.). Por muchos años, este esquema privó a la burocracia gubernamental de acceder directamente al mercado de divisas, quedando subyugada de forma directa al mandato del emporio militar GAESA. Todo este flujo de captación de moneda fuerte, más las operaciones financieras de otros sectores de la economía dolarizada, se concentraba en el Banco Financiero Internacional (BFI). Era así como López-Calleja controlaba la mayor parte de las divisas que entraban al país. Al morir éste, el candado financiero ha dejado de tener un dueño. Este acontecimiento abre una ventana que ha iniciado la pugna por el control financiero de la nación. Como dice el refrán «quien controla el dinero controla el poder».
Durante años, la burocracia cubana ha estado privada del acceso a divisas, siempre sometido a un control vertical superior, primero por parte de Fidel Castro y después de Raúl, mediante López-Calleja. La mayoría de las empresas estatales han operado en los devaluados pesos y son extremadamente ineficientes. Han sido, además, subsidiadas por el propio Estado, por lo que aportan muy poco a la economía del país, más bien generan grandes pérdidas.
Es bajo esta circunstancia que Alejandro Gil, con el apoyo de Díaz-Canel, ha lanzado la idea de un mecanismo para captar la divisa circulante. Ni Alejandro Gil ni Díaz-Canel se atreven a meter la mano directamente en el terreno de GAESA y en el control de sus operaciones. Sin embargo, factores como el declive de las exportaciones de los principales sectores de la economía a niveles críticos, el estancamiento de la recuperación del turismo y la disminución considerable que ha tenido la entrada de remesas por las vías oficiales (FINCIMEX), así como la caída vertiginosa de la entrada de dinero por la exportación de servicios médicos, han sido aprovechados como pretexto para lanzar este mediocre sistema que intenta recoger el circulante en divisas que flota en las calles y al que GAESA no puede acceder.
Por otro lado, junto a la medida, Alejandro Gil ha dejado entrever que, en el futuro, los precios de productos y servicios se manejarán en pesos cubanos. Esto significa que, en algún momento, las actuales tiendas MLC tendrán que ofertar sus productos y servicios en moneda nacional (CUP), lo cual sería el sueño del ministro. Siguiendo la lógica de su estrategia, GAESA no dispondrá de un mecanismo para recibir divisas directamente y poder comprar en el exterior las mercancías que usualmente comercializa en su extensa y casi monopólica red de tiendas en el mercado minorista dolarizado del país. De esta manera, la burocracia cubana intenta trazar una ruta para tomar el control de la captación de divisas, obligando a GAESA a canalizar las compras en el exterior a través del Banco Central.
En su comparecencia televisiva, para explicar el lanzamiento del mercado cambiario, Alejandro Gil expresó: «¿Cómo debe funcionar coherentemente un mercado cambiario? La lógica dice que el Estado debe comprar más divisas que las que vende, y ese resultado positivo se invierte en la economía, generando ofertas de bienes y servicios que se comercialicen en moneda nacional, para que haya otro incentivo al canje de la divisa».
Más adelante dijo: «no se trata de una medida mágica, que se pueda ver aislada del resto de las anunciadas. El éxito está en tener un nivel de oferta en moneda nacional, que genere el incentivo para que las personas que reciben divisas del extranjero o los viajeros internacionales, quieran cambiarlas por pesos cubanos». Con este argumento, el ministro pretende dejar claro que el mercado cambiario sería el que tomaría el control de la captación de divisas, dejando a un lado el que hasta ahora tiene GAESA.
Gil confesó además el principal objetivo que se propone alcanzar con esta medida: «el objetivo estratégico es que operemos en la economía en pesos cubanos, pero con un tipo de cambio que garantice la convertibilidad interna de la moneda, y que dé capacidad de compra real».
En otras palabras, el ministro hizo una proyección a futuro de cómo debería funcionar el mercado nacional con una economía manejada en pesos cubanos, lo cual implicaría la desaparición del mercado dolarizado y, por ende, secaría las fuentes de GAESA. En este hipotético escenario, GAESA no tendría acceso a captar dólares directamente a través de sus redes de tiendas. Por lo que, para hacer sus compras en el exterior, tendría que depender de las divisas del Banco Central.
Ante la frustración acumulada desde que asumieron sus cargos como presidente y ministro de Economía respectivamente —sin acceso a divisas ni siquiera en tiempos de pandemia para destinar recursos a comprar medicamentos, vacunas y mejorar las condiciones de los hospitales—, Díaz-Canel y Alejandro Gil han aprovechado la desaparición física del hombre fuerte de Raúl Castro para intentar tomar control de las finanzas, planeando un golpe de Estado financiero a GAESA.
Las consecuencias inmediatas
Sin embargo, Díaz-Canel y Gil han cometido un error al lanzar esta tonta medida que, aparte de agravar el caos financiero, muestra el desconocimiento de ambos de las leyes del mercado. La torpeza les costará caro, pues de golpe, han puesto en manos del mercado negro el control de las finanzas del país. Lejos de debilitar al mercado negro, lo han fortalecido.
Con la medida, Díaz-Canel y Gil han devaluado la moneda oficialmente en un 400% y, desde ya, disparado una espiral en la guerra del canje que, al ser en una sola dirección, resultará un mecanismo de inyección de circulante en pesos cubanos que se convertirá rápidamente en otro factor de aumento de la inflación.
De momento, la respuesta del mercado ha sido clara: no hay colas ni aglomeraciones en los bancos y las casas de cambio para vender divisas al Estado. No existen ni existirán en el mercado ofertas atractivas en pesos cubanos para incentivar a los ciudadanos a que cambien sus divisas en las redes bancarias estatales. ¿Para qué van a querer hacerlo, si donde único pueden comprar lo que realmente necesitan todo se vende en dólares?
Para la población, el impacto de esta medida será brutal. Los salarios van a evaporarse en un par de almuerzos. Los pensionistas quedarán totalmente desprotegidos. Los precios aumentarán tanto en el mercado informal como en el de las tiendas MLC. La frustración de la gente escalará aún más, aumentarán las protestas y comenzará la anarquía. El que el país va a la deriva ya no es una percepción, sino un hecho.
En el sector empresarial, por otro lado, el golpe será demoledor. Mantener la tasa oficial de 1 USD x 24 CUP enterrará definitivamente a la red de empresas estatales. Para las empresas extranjeras será un golpe que se suma al corralito financiero y a la sacudida que les dio la implementación de la Tarea Ordenamiento. La poca producción que aún existe en algunos sectores de la economía declinará a un más. Y si la producción cae, también caerán los niveles de exportación.
Conclusiones
El mercado cambiario implementado a la carrera como una medida para captar divisas, dada la bancarrota del país en medio de una crisis multisistémica a la que se suma el colapso de la matriz energética, más allá de ser una medida mal concebida, de incalculables y terribles consecuencias, resulta un burdo y torpe intento de golpe de Estado financiero a GAESA. Revela que la muerte del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja ha desencadenado una lucha por el poder, y que esta lucha ha comenzado por el sector financiero.
A juzgar por lo ocurrido en los últimos dos años, el ministro de Economía, Alejandro Gil, e incluso el presidente Miguel Díaz-Canel, pudieran tener los días contados. No sería extraño que ocurra una destitución en cualquier momento. La espiral de errores y torpezas cometidas por estos dos personajes con sus medidas parcheteras, ha hundido al país a una crisis nunca vista en 63 años y puesto a Raúl Castro en una terrible encrucijada, a sus 91 años y sin ganas de tomar el timón de un fracaso que ya nadie puede evitar.
Todas las medidas económicas tomadas por el Gobierno de Díaz-Canel en los últimos dos años han dado fuera de la diana. Entre las tiendas MLC, la Tarea de Ordenamiento Monetario y ahora el Mercado Cambiario Unidireccional, han metido al país en un pantano del que será imposible salir en las actuales condiciones.
A partir de ahora, los golpes por tomar el poder podrán venir desde todos los ángulos. Mientras tanto, la crisis multisistémica se profundiza y el quiebre del sistema puede llegar en cualquier momento, de manos de una incontenible revuelta popular o, incluso, de las propias Fuerzas Armadas.
Fuente: Diario las Américas.