OMAR ESTACIO Z.,
El jueves pasado el señor Hugo Carvajal Barrios o (a) “Ell Pollo” o (a) Hugo Peck Peck, fue presentado ante el juez federal Steward Aaron, después de ser trasladado en volandas, en la ruta Madrid-Nueva York.
Carvajal, junto a Nicolás Maduro Moros, Diosdado Cabello, Cliver Alcalá Cordones, Luciano Marín Arango (a) “Ivan Marquez,” y Seuxis Paucis Hernández Solarte (a) “Jesús Santrich, han sido acusados, ante la Corte Sur del estado de Nueva York, expediente criminal 1:11-cr-00205, por los siguientes delitos sancionados, en el Título 21, Sección 960a y Título 18, Sección 3238 del Código de EE. UU.: (1) Conspiración para cometer narcoterrorismo, con una pena mínima de 20 años de prisión y una máxima de cárcel de por vida; (2) Conspiración para introducir cocaína a EE. UU., con una pena mínima de 10 años de prisión y máxima de cárcel de por vida; (3) Posesión de armas de destrucción masiva, relacionada con los citados delitos de narcotráfico y terrorismo, con una mínima 30 años de prisión y una máxima de cárcel de por vida y (4) Conspiración para usar y portar ametralladoras y dispositivos destructivos en relación con las referidas conspiraciones de narcoterrorismo e importación de cocaína. La ley en este último cargo fiscal no fija pena mínima, mientras que la máxima puede llegar a prisión de por vida.
La defensa principal de Carvajal ante la Corte Europea de Derechos Humanos para impedir su extradición de España a EEUU, consistió en que, de ser hallado culpable por los tribunales norteamericanos, correría el riesgo de ser condenado a cadena perpetua. Según el abogado del hoy extraditado, tal especie de castigo equivale a “trato inhumano o degradante” lo cual impedía la extradición, según la Ley Nº 4/1985 que sobre tal materia rige en España desde el 21 de marzo de 1985.
En una muy apretada síntesis, la referida Corte de DDHH, desechó el mencionado alegato del abogado de Carvajal, sobre la base que el sistema judicial norteamericano contempla una serie restricciones o “cortafuegos” que hacen poco probable la imposición de condenas a perpetuidad en casos similares al de “El Pollo”. De hecho, en el reporte “Condenas de por vida en el Sistema Federal” publicado por la Comisión de Sentencias de EE.UU., correspondiente a 2022 se concluye: “La gran mayoría (84,4%) de los delincuentes que recibieron cadena perpetua (o condenas tan largas que podían equiparse a prisión de por vida) tenían al menos una condena penal previa (lo cual no es la situación de Carvajal, quien califica como primodelincuente porque en su contra no pesa ninguna condena anterior a la presente fecha)”.
Y a los venezolanos ¿En qué nos beneficia la extradición del señor Carvajal desde España a EEUU?
En junio de 2021, en estas mismas páginas, asegurábamos que “El Pollo” estaba en España y que era huésped de honor de Sánchez Castejón, presidente de España. Tres meses después, en específico el 9 de septiembre de ese mismo 2021 los hechos nos dieron la razón. Ante la ubicación que les presentó la DEA del escondite de Carvajal en Madrid, la policía a las órdenes de Sánchez Castejón se vio constreñida a aprehender al entonces prófugo, sin más subterfugios.
Nos volvemos a atrever como otro vaticinio: “El Pollo”, una vez presentado ante el juez de la referida Corte de Nueva York, celebrará acuerdo de culpabilidad con la fiscalía de Nueva York. No hay que ser muy zahorí para prefigurar que Carvajal repetirá la andanada de incriminaciones contra sus “socios” mientras estuvo detenido en Madrid. En España no le funcionó para impedir ser extraditado, pero en el juicio que le aguarda ante la Corte de Nueva York, la misma estrategia podría derivarle beneficios procesales.
A finales del mes pasado, el también general (r), Cliver Alcalá Cordones, quien como lo indicamos al comienzo es coacusado en el mismo juicio seguido a Maduro, Cabello, los narcoguerrilleros, (a) “Iván Márquez”, (a) “Jesús Santich” y al propio “Pollo”, ya procedió en ese sentido. Está pendiente la decisión del juez, sobre las reducciones de condena derivadas de las delaciones. contra sus compinches.
Nos complace que las autoridades de EEUU, estén cumpliendo el deber de castigar los posibles crímenes perpetrados por altos cargos de la tiranía encabezada por Maduro. Las perpetraciones tuvieron epicentro en Venezuela, pero sus efectos se irradiaron a Norteamérica, por lo que la referida Corte de Nueva York, ha afirmado su jurisdicción para castigarlas..
Resta pedirle, al señor Joseph Biden, la mayor firmeza. Resultaría una contradicción insalvable, que mientras, casi a diario, se suman nuevas evidencias que incriminan a Maduro y adláteres como coautores de delitos aberrantes, desde la Presidencia de EE. UU., se alivien las sanciones contra los referidos transgresores.