El covid-19 es el causante de una de las mayores crisis sanitarias y económicas de la historia reciente. El «shock» generado por el virus ha implicado para algunas naciones un retroceso de 20 años en materia económica y social.
La economía de Centroamérica se contraerá un 3.6 % en comparación con 2019, según el Banco Mundial. Pero hay países que serán más impactados. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) detalla que la economía salvadoreña caerá un 8.6 %, la hondureña 8.3 % y la costarricense 6.1 %.
El impacto del virus también está apretando cada vez más las cuentas nacionales. La baja de ingresos del fisco por las medidas de contención para mitigar la pandemia y el incremento del gasto para hacerle frente en materia de salud e inyección de liquidez (en algunos casos) está poniendo a las economías centroamericanas, cada vez más, contra las cuerdas.
A pesar de que la región se encontraba medianamente «estable» previo a la crisis, con un nivel de deuda «moderada» de 44 % sobre el producto interno bruto (PIB) a 2019, una de las tasas más bajas de las regiones emergentes, se espera que esta cierre en un 55 % este año, detalla el informe «El peso del coronavirus en la deuda soberana y las métricas fiscales de Centroamérica», presentado a mediados de agosto por la calificadora de riesgo Moody’s.
Esto implica un alza de 10 % y significa un incremento del 3 % de la deuda como porcentaje de los ingresos del Estado, ya que estos caerán 19 % en promedio.
«Si bien el promedio de la carga de la deuda pública de Centroamérica se comparó favorablemente con otros mercados emergentes, la carga de los intereses —es decir, los pagos de intereses sobre los ingresos del gobierno— fue particularmente alto con un 12.4 % en 2019», reza el documento. Para este año esta carga agregará 0.5 % del PIB a los déficits.
Para la calificadora de riesgo, el alto costo de los intereses se debe en parte a una baja carga fiscal. También impacta el aumento en el gasto público y la implementación de medidas que implicarán «déficits sustancialmente mayores y desequilibrios fiscales superiores al promedio en 2021».
Para Moody’s, el déficit fiscal en Centroamérica este año será un 6.4 % del PIB, más del doble del promedio que registró la región entre 2015-2019 cuando ascendió a 2.6 %. Además, los gastos se elevarán al 25.2 % del PIB (en 2019 fue de 22.8 %).
Situación crítica
Los países más afectados y que tendrán menos espacio fiscal en la región son Costa Rica y El Salvador.
Gabriel Torres, vicepresidente analista de Moody’s señala que ambos países iniciaron la crisis ya con altas tasas de deuda y altos pagos de intereses.
Costa Rica, calificada como B2 negativo por Moody’s, venía con una deuda del 58 % del PIB y tuvo en promedio un déficit fiscal de -6 % entre 2015 y 2019. Para este año, se espera que llegue a un -9.7 %, los pagos de interés de la deuda serán de 4.9 % del PIB y de casi 34 % de los ingresos tributarios.
El Salvador, por su parte, con una nota B3 positivo, tenía el año pasado un déficit de -3 %, una cifra que, según la calificadora, cerrará este año en -9.2 %. Además, su porcentaje de deuda con respecto al PIB que en 2019 ascendía a 71 % superará al final de 2020 el 90 %. El país es también el que más ha aumentado sus gastos, pasando de 26 % del PIB en 2019 a 31 % este año. Y tendrá que pagar de intereses casi un 20 % de los ingresos.
Ambas naciones tienen el reto de afrontar de mejor manera la crisis. Costa Rica avanza en una negociación de un acuerdo «Stand by» con el Fondo Monetario que implicará un fuerte reajuste fiscal. El Salvador va por el mismo camino, aunque según reportes oficiales aún no inicia la negociación.
Mientras tanto este país colocó en julio pasado una emisión de $1,000 millones (3.6 % del PIB) en notas a 32 años y a una tasa de 9.5 %, la más alta de la historia.
Para Torres, de Moody’s, 9.5 % es una tasa «insostenible en el tiempo», pero matiza explicando que «una de las posibles definiciones que hace que una deuda sea insostenible es que la tasa de interés que se paga, sea más alta al crecimiento del PIB nominal, eso es la clave, cada país maneja eso como puede, pero sin duda las tasas son un problema para El Salvador, para Costa Rica y para cualquier otro país».
El analista señala que ambas naciones son las que tienen mayor porcentaje de deuda en América Latina, seguidos de cerca por Brasil, con la diferencia de que este último se financia de forma doméstica y por lo tanto tiene más acceso a financiamiento.
Lo que viene
Este año las necesidades de financiamiento ascenderán al 10.5 % del PIB en promedio para la región. Aunque para Costa Rica y El Salvador estas necesidades sumarán alrededor del 15 %, casi el doble que sus pares.
Según Moody’s, El Salvador tendrá las mayores necesidades de financiamiento de la región como resultado de un déficit fiscal de -9.2 % y de una deuda de corto plazo (LETES) por $1,500 millones (5.5 % del PIB).
Para llenar esa brecha El Salvador emitió $ 1,000 millones y espera obtener $1,500 de parte de las multilaterales.
Ir a los mercados internacionales en estos momentos no es una opción «barata» para los países de la región, aunque los costos son variables y están más bajos que a finales de abril, cuando «enfrentaron un problema de tensión».
«La volatilidad del mercado y los márgenes de financiación más altos, suponen desafíos para los soberanos centroamericanos que enfrentan mayores necesidades de financiamiento», señala la calificadora.
Por ello es urgente una reforma fiscal integral, según explica Gabriel Torres analista de Moody’s. «Cuando más deuda se tiene, más se ve obligado un país a tratar de afrontarla. Algunos países como Brasil y Estados Unidos, por su capacidad de financiamiento, pueden postergar decisiones difíciles porque pueden financiarse a tasas muy bajas; pero cuando ese no es el caso, los países tienen que tomar decisiones de cómo manejan esto», sentencia
Y agrega que aunque la fórmula es simple, es más fácil señalar el problema que la solución, y aun es más fácil señalar la solución que implementarla. Sobre todo en este caso porque solo hay dos opciones: «o bajas gasto o aumentas ingresos, y ninguna de esas dos opciones es fácil políticamente. Nadie quiere cortar gastos, porque significa menos salarios, menos obras públicas y nadie quiere aumentar impuestos, esto es un desafío político en todo país del mundo», finaliza.
Notas soberanas en las cuerdas
Las calificaciones de todos los países se encuentran en una situación de presión.
1. Abajo
Según el reporte de Moody’s, las acciones, es decir los cambios de las calificaciones de los países del istmo, han sido moderadas porque “ya están ubicadas en el extremo inferior de nuestra escala de calificación”.
2. Promedio
En la región, las notas están en grado intermedio y especulativo, en orden de mayor a menor: Panamá Baa1 (estable), Guatemala un Ba1 (estable), Honduras B1 (estable), Costa Rica tiene un B2 (negativo), El Salvador un B3 (positivo) y Nicaragua B3 (estable).
3. Análisis
El analista Gabriel Torres señala que las calificaciones no se hacen de manera lineal, sino tomando en cuenta diversos factores, absolutos y comparativos.
4. Proyección
“Sí, somos conscientes que todo el mundo va aumentar la deuda, somos conscientes que esto llevará a más presiones crediticias, pero no, eso no significa que automáticamente vamos a bajar la calificación a todos los países”, explicó.
Fuente: El Economista