Este domingo 13 de noviembre salieron a marchar cerca de 700.000 ciudadanos en la capital de México, contra una reforma electoral impulsada por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que en el fondo pretende acabar con la democracia, al tomar el control del Instituto Nacional Electoral (INE), quitar financiamiento a los partidos políticos, y reducir el número de diputados y senadores, entre otras medidas.
El socialismo blando de AMLO no da tregua y tiene bien claros sus objetivos: tomar el control de toda institución que hasta el momento se considere “autónoma”, y modificarla, tripularla, controlarla, siguiendo siempre el guion de sus amigos rojos que tanto quiere, como Miguel Díaz-Canel o Nicolás Maduro, par de sátrapas que ha invitado a México a reuniones de la CELAC. El fondo es, claro, eternizarse él mismo o a su partido-movimiento, en el poder.
Porfirio Muñoz Ledo, un viejo político de izquierdas, que participó en Morena, el partido de AMLO afiliado al Foro de Sao Paulo, de plano pidió que el presidente renunciara tras la manifestación:
“Que renuncie López Obrador. La ciudadanía mexicana ha decidido defender al @INEMexico y retomar la transición democrática. El presidente reaccionó con incoherencias e injurias desorbitadas reveladoras de perturbaciones psicológicas graves”, posteó.
¿Qué fue lo que dijo AMLO de la marcha? En la conferencia mañanera, copia del “Aló presidente” de Chávez, el tabasqueño soltó:
“Bueno, lo cierto es que lo de la supuesta agresión al INE no tiene fundamento, lo que se busca es lo contrario, es fortalecer la democracia en nuestro país, protegerla, porque todavía hay riesgos de fraudes electorales. Entonces, lo del INE fue una excusa, una bandera. Pero en el fondo los que se manifestaron ayer lo hicieron en contra de la transformación que se está llevando en el país, lo hicieron a favor de los privilegios que ellos tenían antes del gobierno que represento, lo hicieron a favor de la corrupción, lo hicieron a favor del racismo, a favor del clasismo, de la discriminación, ese es el fondo, porque ni modo que Madrazo y Elba Esther y Fox sean demócratas, ¿no? El mismo Woldenberg, que convalidó fraudes electorales cuando estuvo en el INE. Le voy más a la maestra Elba Esther, porque esa no se da baños de pureza, es más sincera que Woldenberg. Porque lo que más molesta es la hipocresía, la simulación. Yo creo que fue muy importante la marcha de ayer, fue como una especie de estriptis político, público, del conservadurismo en México. Y esto es muy bueno, pero muy bueno, porque, si no emerge esto, se mantiene soterrado, y hace mucho daño para tener una sociedad mejor, más justa, más igualitaria, más fraterna”.
Ese es su estilo de siempre. La descalificación del otro, del que no piensa como él. Los ataques personales desde el poder. ¿De qué racismo habla? ¿De qué clasismo? Tiene muchos prejuicios de fondo socialista.
AMLO habla mal también de José Woldenberg, quien fue presidente del IFE, el antecedente del ahora INE, pese a que él mismo negoció para ponerlo en aquel puesto.
Woldenberg, dicho sea de paso, fue el único orador de la marcha, y esto a no pocos les pareció un desacierto, sobre todo porque este personaje fue militante de varios partidos socialistas antes de en su momento fungir como árbitro electoral.
Dicho de otra manera, ¿quieren combatir al socialismo desde el socialismo?
El Partido Acción Nacional (PAN), en cuyas filas hay gente de derecha, pro vida, pro familia, católicos, gente seria, también tiene entre los suyos unos cuantos progresistas que apoyan el supremacismo LGBT y el feminista, e incluso el aborto.
La inspiración cristiana de este partido no debe diluirse en la moda de la ola verde, del supremacismo progresista y del marxismo posmoderno que se filtra como humedad donde no debería.
Varios liderazgos del PAN marcharon este domingo. Marko Cortés, el líder nacional; Santiago Creel, presidente de la Cámara de Diputados; Jorge Romero, líder de la bancada del PAN en la Cámara baja; el expresidente Vicente Fox. E hicieron bien en defender la democracia que aún queda en México.
Pero algunos de los personajes convocantes, o sus organizaciones, se ven a sí mismos como de “centro-progresistas”, como es el caso de Claudio X. González, quien escribe de sí mismo en su bio en Twitter: “Demócrata, liberal y de centro-progresista. Todos los derechos para todxs”.
Si AMLO se define como “liberal” y ataca todos los días a los conservadores, y es también un progresista, igual que Morena, ¿qué es la oposición en México? ¿Se puede combatir al progresismo con más progresismo?
La oposición en México está francamente desorientada, subida en el tren que le dicta el globalismo y su agenda perniciosa. Una auténtica oposición debe retomar los valores tradicionales de Occidente, y defender la fe, la vida, la familia, la propiedad privada, la patria, las libertades y los derechos universales.
El centrismo no ayuda a nadie, y siempre desemboca en gobiernos de izquierda dura. Véanse los casos de Macri, de Piñera, de Duque. En todos los casos su afán de quedar bien con todo mundo, diluyó un perfil serio y fuerte, de derecha, y llegaron los coyotes socialistas enseguida: Alberto Fernández, Gabriel Boric y Gustavo Petro.
Sin embargo, la marcha puede considerarse un éxito, porque pese a algunos liderazgos convocantes, centristas y progres, la gente salió a defender al INE, que con tanto esfuerzo pudo ser construido y consolidado a lo largo de décadas, y hoy toca no dejar que se lo coma el socialismo blando de AMLO.
Esta marcha contra la reforma electoral de izquierdas, que se dio además de forma simultánea en cerca de 30 ciudades de México, sumó más de 700.000 ciudadanos, pese a que AMLO sólo contó “unos 60 mil”, pero fueron de forma libre y voluntaria, no como los que su entorno acarrea a sus eventos, dándoles refrigerios y sodas, y llevándolos en camiones con dinero seguramente público.
Además, el pasado 9 de octubre acaba de tener lugar también una marcha pro vida, y pro paz convocada por la Iglesia católica a través de diversas organizaciones, reuniendo cerca de un millón de personas, si se suman las marchas simultáneas en unas 60 ciudades.
Por un motivo o por otro, las marchas muy multitudinarias se le van acumulando a AMLO, en contra, y a esto cabe añadir los conflictos internos de su partido, por la candidatura presidencial, como por la del gobierno de la Ciudad de México y otras entidades.
Conflictos que desquebrajan a Morena, y que son una de las principales apuestas de la oposición, que necesita los fragmentos del partido hoy oficialista para amalgamar fuerzas y finalmente aspirar a vencer electoralmente en 2024 al heredero de AMLO.
En los siguientes dos años, el encumbramiento de líderes de derecha auténtica será un factor decisivo que contribuya al fin de este periodo oscuro de socialismo blando en México.