El kirchnerismo utilizó políticamente el confuso episodio de la semana pasada en la puerta de la casa de Cristina Fernández de Kirchner y anticipa una serie de peligrosos proyectos. Desde los medios oficiales se insiste en la necesidad de elaborar leyes que impidan el «discurso de odio», que para el cristinismo generó el supuesto intento de homicidio.
No es nada nuevo. Se trata del mismo libreto implementado por el chavismo en Venezuela para perseguir a los opositores y a la prensa. La Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, o simplemente Ley contra el Odio, como se le conoce, fue sancionada a finales de 2017 por la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente que tuvo como único objetivo funcionar como un parlamento paralelo durante el periodo en que el Poder Legislativo estuvo dominado por la oposición, pues sesionó durante tres años y no redactó ningún proyecto constitucional, que es la naturaleza de una constituyente.
El atentado con drones durante un acto militar que encabezaba Nicolás Maduro en agosto de 2018 en la céntrica avenida Bolívar de Caracas fue la excusa para impulsar la aplicación de la ley que se había aprobado hacía pocos meses. Esta le ha servido a la dictadura venezolana para perseguir judicialmente a políticos, periodistas, humoristas y defensores de derechos humanos por la supuesta comisión de delito de «instigación al odio». ¿Le espera el mismo futuro a Argentina?