Perú elegirá a su nuevo presidente este domingo 11 de abril y la jornada pinta compleja. La desconfianza de los votantes, el desinterés por participar y la fatiga política provocada por el desfile de cinco mandatarios en cinco años —tres de ellos en una misma semana, como consecuencia de gestiones corruptas y turbulentas— empañan la cita comicial.
Nada luce claro. Hay desconcierto. Es innegable. “Los resultados de las encuestas y de los simulacros de votación son variados. Hay para todos los gustos y dan la sensación de que cualquiera puede ganar” asegura Gustavo Adrianzén, exministro de Justicia y Derechos Humanos de la tierra inca en entrevista con PanAm Post.
La última encuesta de la empresa Datum Internacional revela que, a escasos días para la contienda, al menos el 33 % de los electores aún piensa a quién respaldará de los 18 aspirantes a la Casa de Pizarro. Mientras tanto, otro 10 % no opina nada o prefiere omitir su preferencia.
Probabilidades en juego
“Seis candidatos tienen la opción de triunfo” afirma el también abogado y exprocurador peruano. Sin embargo, advierte que para declarar la victoria de alguno de ellos se debe alcanzar el 50 % de los escrutinios más uno y “es poco probable que algún aspirante logre ese porcentaje electoral”.
Una segunda medición se proyecta como el camino más viable para zanjar la competencia. En ese caso, la fecha está pautada en el cronograma para el 6 de junio.
Pero la realidad electoral en Perú expone que “el país adolece de cultura democrática, de conciencia cívica y de vocación participativa” señala Adrianzén a PanAm Post.
Los pronósticos lo acompañan. Se estima que entre los votos blancos, los nulos, viciados y el ausentismo, el padrón electoral de 25 millones de lectores se reducirá un 40 %.
Si este panorama se concreta confirmaría que “la clase política decadente creó un coctel de absoluto desinterés electoral al envolver a la nación en casos de corrupción insólitos e inesperados, con todos los presidentes cuestionados por la justicia y condenados”.
Y la pandemia es la guinda. Perú acumula 1.573.961 casos y 52625 muertos. En promedio las autoridades reportan 7500 contagios diarios con 200 decesos y marzo cerró como el mes más mortal, al rozar los 6000 muertos. Al margen de estos números, el sistema de defunciones reporta 151.000 fallecidos, el triple del declarado por el gobierno de Francisco Sagasti.
Ante la situación sanitaria «algunos no quieren ir a votar porque no se quieren contagiar y a otros les parece que es más de lo mismo”, confirma Adrianzén.
Entre el centro y los extremos
La tendencia histórica en Perú a la hora de votar es a favor de la derecha o a la izquierda. Sin embargo, la nueva jornada indica un giro en apoyo a las propuestas de centro, sostiene Gustavo Adrianzén.
Se basa es que “los candidatos que representan los sectores de izquierda han sido desechados y los radicales de derecha también, por posiciones más moderadas de centro”.
Justo de esa frontera, en ese límite, estará el próximo presidente. El quinteto para pasar a segunda vuelta lo integran el populista Yohny Lescano, que combina propuestas de izquierda con otras conservadoras; el economista Hernando de Soto; la excongresista de izquierda Verónika Mendoza, Keiko Fujimori, de Fuerza Popular; al igual que el empresario Rafael López Aliaga, partidario de Renovación Popular.
Una pesadilla
La incertidumbre reina, pero si hay segunda vuelta quien sea que pase tendrá que concertar con las demás fuerzas políticas derrotadas. Es ahí, en ese escenario, donde los extremos tienen menos probabilidad de aglutinar respaldos.
Para el exministro de defensa el voto tradicional de Keiko Fujimori y de López Aliaga se endosaría a Hernando Soto en un eventual escenario de alianzas, porque “un candidato de centro más moderado estará en condiciones de sentarse con otros partidos, para proponer un proyecto político más plural”.
Los acuerdos o las negociaciones serán determinantes, tomando en cuenta que quien gobernará lo hará con un parlamento fraccionado. De hecho, existen antecedentes que corroboran las actuaciones del Congreso contra los funcionarios que incumplen o faltan a sus deberes como mandatarios nacionales. Las experiencias de Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra y Manuel Merino son ejemplo de ello.
En noviembre el parlamento removió a Vizcarra por recibir sobornos durante su anterior gestión como gobernador y se designó a Merino como nuevo Presidente de la República, en calidad provisoria, quien renunció a cinco días después y llevó a Sagasti al cargo. Una convulsión en menos de una semana que dejó la huella de tres presidentes.
Ellos junto a Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala representan una “pesadilla” en la historia política peruana.
García la evadió y se suicidó en 2019 antes de enfrentar cargos por sobornos de Odebrecht, mientras que Ollanta está en libertad condicional por lavados de activos y Kuczynski cumple arresto domiciliario por el mismo delito. Toledo huyó a Estados Unidos y está a la espera de su extradición. Por otra parte, Fumijori purga una condena de 25 años.
Ahora, el fin de semana el país decidirá si continúa en el mal sueño.
Fuente: PanamPost