SAN FRANCISCO- El giro de tendencia política de Elon Musk hacia la bancada conservadora estadounidense atraviesa una hostilidad similar a la del expresidente Donald Trump contra los círculos de poder de la izquierda y la extrema izquierda en Estados Unidos, y contra el llamado Estado Profundo.
Desde que Musk compró a Twitter y comenzó a revelar comunicaciones que implican al Buró Federal de Investigaciones (FBI) y a ejecutivos de empresas, fiscales y jueces en la política estadounidense, no ha tenido un día de paz y enfrenta en todo momento una feroz guerra su contra, comparada sólo con la que libra Trump.
Las revelaciones e implicados
La interferencia de exjefes de Twitter, de cadenas de televisión y del FBI en procesos políticos y en las elecciones del 2016 y 2020 revelan un abanico de evidencias muy graves que han confirman las «especulaciones» (calificativo de la prensa liberal) de la mayoría de los estadounidenses y en particular ahora entre los republicanos en la Cámara de Representantes, quienes han comenzado investigaciones contra la familia de Joe Biden, el Departamento de Justicia (incluidos fiscales federales y jueces) y el FBI, entre otras.
“Ahora que los demócratas no tienen control unipartidista en Washington, llegará la supervisión y la rendición de cuentas”, declaró el representante republicano James Comer, titular de la Comisión para la Supervisión y Reforma del Gobierno de la Cámara de Representantes.
La exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, también ha saltado a la luz pública a pedir un freno para Musk y sus revelaciones. Clinton protagonizó el mayor escándalo sobre información confidencial del gobierno federal con la eliminación o «desaparición» de más de 36.000 correos electrónicos, desde un servidor del gobierno instalado en su residencia privada.
Clinton fue objeto de de investigaciones sobre el ataque a la sede diplomática de EEUU en Bengasi, en el que fue asesinado el embajador estadounidense y otros funcionarios.
Durante el gobierno de Trump, el caso parecía avanzar con citaciones a la alta exfuncionaria. Pero, desde la llegada del gobierno demócrata de Joe Biden, pasó al absoluto silencio.
Musk se ha convertido en el revelador de «ciertos errores» de la izquierda y la extrema izquierda y sus acciones de influencia directa contra las campañas presidenciales y resultados electores en contra del exmandatario Trump y los conservadores.
El hostigamiento a Elon Musk
Un juicio supuestamente por «fraude» contra el dueño de Tesla y SpaceX comenzó este martes en San Francisco, en el oeste de Estados Unidos, con la selección de los miembros del jurado, que deberá decidir si el número uno de Tesla y Twitter escribió un mensaje fraudulento en 2018 como denuncian inversores.
Musk se ha ganado el mismo acoso de la izquierda que sufre Trump desde hace seis años. Lo más mínimo pudiera servirm para condenarlo e intentar reducir a cero su influcencia política dirigida a favor de los conservadores.
Mientras el dueño de Tesla estuvo en el bando de la izquierda, era el hombre ideal, el símbolo estadounidense de progreso y el ejemplo de salvación del planeta mediante la tecnología,…ya no.
El asunto, que data de agosto de 2018, salió a relucir tras las recientes revelaciones en Twitter sobre un entramado para proteger al entonces candidato presidencial Joe Biden y a su hijo, envuelto en episodios de corrupción y dudosos vínculos con entidades, empresarios y personajes de China y Rusia que pudieron influenciar la política estadounidense.
Hunter Biden enfrenta [presuntamente] una investigación del FBI y del Departamento de Justicia desde hace más de tres años, según fuentes citadas por The New York Post y otros medios conservadores.
Musk, en ese un tuit en el 2018, señalaba que quería sacar al fabricante de automóviles eléctricos Tesla de la Bolsa de Nueva York y que tenía el financiamiento para hacerlo.
Su comentario, afirman demandantes, hizo oscilar la acción del fabricante de vehículos por varios días.
«Los querellantes afirman que esos tuits eran falsos y afectaron artificialmente la cotización de Tesla y otras acciones», resumió el juez Edward Chen.
Abogados denuncian imparcialidad
El viernes, el magistrado rechazó transferir el caso a Texas, el sureño estado donde reside Musk desde que mudó a Tesla de California.
Los abogados del magnate argumentan que el multimillonario [no tendrá un juicio imparcial en San Francisco], donde compró Twitter a finales de octubre y anunció que destaparía grandes evidencias y secretos.
Según el juez ahora el tuit de 2018 podía considerarse como «falso y engañoso», algo que antes no le había molestado a ningún juez durante cuatro años. Lo que evidencia la campaña mediatica y de la Justicia para dañar la imagen y las empresas de Elon Musk.
La SEC -el gendarme de la Bolsa- también [estimó] que Musk no presentó pruebas de la existencia de tal financiamiento.
El ente de contralor le impuso que dejara la presidencia del directorio de Tesla, y pagara un multa de 20 millones de dólares. Además sus tuits vinculados a esta empresa deben ser aprobados por un jurista competente.
Musk ha tratado de invalidar esta decisión, sin éxito.
El gran problema es que los tuits de Musk son ahora tan o más peligrosos que los de Trump, por lo cual se ha situado en la diana de la izquierda y de la extrema izquierda. Incluso, el propio empresario ha dejado claro en algunos mensajes por internet que su vida ya no es tan segura, después de su valiente decisión de revelar y enfrentar las consecuencias por desenmascarar actos comprometedores que vinculan a personajes de la élite de izquierda en EEUU. Y como dijo al comprar Twitter: «Quiero salvar la libertad, salvar a EEUU».