El ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina sigue pasando vergüenza en todos los ámbitos. A horas del papelón con el nuevo representante del gobierno suizo, que fue recibido con la bandera de Dinamarca en la Cancillería, uno de los más cuestionados embajadores de Alberto Fernández volvió a ser motivo de escándalo. Se trata de Oscar Laborde, que “cumple funciones” en Venezuela.
Al igual que el embajador argentino en China, que replica las consignas de Pekín como propias, el “diplomático” que se desempeña en Caracas está en total sintonía con el régimen chavista. Incluso insiste con las teorías de los funcionarios de Maduro que cuestionan a la Justicia argentina e insultan abiertamente al presidente.
En una entrevista radial con un medio de Buenos Aires, Laborde señaló que en Caracas existe una “sensación de injusticia para el pueblo venezolano”. El embajador argentino hace referencia al avión secuestrado por la Justicia nacional, que llevaba una tripulación de venezolanos e iraníes, integrantes de organizaciones señaladas como terroristas para el gobierno de los Estados Unidos.
La versión del “pueblo indignado” por la detención de la aeronave la impulsó el régimen chavista para presionar al gobierno argentino. En este sentido, mandaron la semana pasada a un grupo de personas a protestar por las “fuentes de trabajo” que se perdían mientras el avión estaba demorado en Argentina.
Claro que la realidad pasa por otro lado: en el círculo íntimo de Maduro están inquietos porque los socios iraníes les piden explicaciones que ellos no pueden dar. ¿Cómo puede ser que sus socios argentinos no liberen con urgencia a todos los miembros de la tripulación? El chavismo, sin respuestas, se dedica a insultar a Alberto Fernández. Hace unos días, Diosdado Cabello lo trató de “tibio” servil del “imperialismo” y el diputado Pedro Carreño le dijo cosas como “pelele”, “títere” y “jalabolas”.
¿Qué hizo el gobierno argentino ante semejantes agravios? Nada. La vocera del presidente, Gabriela Cerruti, se limitó a decir que fueron “expresiones de diferentes actores de la vida venezolana” y que “no implican un incidente diplomático”. Por su parte, Laborde tampoco fue tan lejos en el reclamo. “Inadecuadas e inoportunas”, calificó el embajador en Venezuela las palabras del diputado chavista.
Ahora, el diplomático argentino en Caracas insiste con la idea que existe “una intención de la Justicia, que muchos padecen”. También señaló que el secuestro del avión es “una operación del adversario del campo popular”. Insólito. Ni la embajada chavista en Buenos Aires se animó a tanto.
Fuente: Panampost