El lunes en la noche, el primer ministro, Manuel Marrero, anunció la prohibición de salida del país a los cubanos residentes en la isla y el confinamiento de los turistas que aún no habían regresado a sus países.
Las medidas de las autoridades cubanas fueron anunciadas apenas una semana después de que el propio régimen considerara que Cuba era un «destino seguro» e invitara a los vacacionistas a beneficiarse de las altas temperaturas tropicales, presuntamente inhibidoras de la propagación de la pandemia, hoy presente en casi 180 países.
La agencia de noticias AFP publicó este martes testimonios de turistas que hacía fila frente a las oficinas de las aerolíneas con el objetivo de acelerar su regreso a casa.
Es el caso de Nesmi Orslom, un holandés de 34 años que llegó a Cuba el 10 de marzo con su pareja, en un viaje que prepararon durante «ocho, diez meses», y pasó de los cócteles de su luna de miel a llevar una máscara para protegerse de la COVID-19.
Cuenta que aprovechó su estancia para tomar «piñas coladas y mojitos» en todos los bares, sin imaginar que el avance del nuevo coronavirus lo obligaría a permanecer frente a las oficinas de Air France en el aeropuerto de La Habana, con la esperanza de hallar espacio en un vuelo.
Cuando inició su viaje «la situación era muy diferente a la actual», tanto en los Países Bajos, entonces sin confinamiento, como en Cuba, donde se detectaron los primeros casos el 11 de marzo.
Ahora apresura su regreso: «Si podemos ir a casa hoy, será un alivio», dijo Nesmi. El vuelo diario de Air France se suspenderá el miércoles y la embajada negocia conexiones especiales. Los de Air Caraïbes (Francia) y Copa (Panamá) cerraron la semana pasada. La española Iberia y Air Europa han reducido sus frecuencias.
Con 40 casos confirmados (todos importados o de contacto indirecto, según el régimen), Cuba cerró sus fronteras este martes al ingreso de turistas, durante un mes, y declaró obligatorio el aislamiento en hoteles a los que quedan dentro, hasta que puedan conseguir el vuelo de retorno a casa.
Fuente: Diario las Américas