lunes, noviembre 25, 2024
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En Ecuador se acumulan los cuerpos y crece el temor a que la cifra siga en aumento

Guayaquil, la capital económica de Ecuador, ha sido el escenario del brote más agresivo de coronavirus en Latinoamérica, lo que ha abrumado a sus hospitales y sistema funerario y dejado a los cadáveres en las calles.

Ahora que las autoridades empiezan a lidiar con la dimensión de la crisis, hay motivos para pensar que la cifra de fallecimientos para la provincia que incluye a Guayaquil equivale a muchas veces la cifra oficial del gobierno, que da cuenta de 173 muertos. Los números están sesgados puesto que solo aquellos que dan positivo en la prueba —vivos o muertos— son contabilizados como víctimas de coronavirus.

La ciudad portuaria habitualmente bulliciosa de aproximadamente tres millones de habitantes registró unas 1500 muertes más en marzo que en el mismo mes de 2019, dijo en una entrevista el 13 de abril Cynthia Viteri, la alcaldesa de Guayaquil.

La creciente mortalidad ofrece un vistazo a los costos totales del virus y subraya tanto las dificultades del despistaje limitado como el agobio que representa para un sistema de salud sobrecargado, dijo Viteri.

“No solo se mueren de COVID”, dijo, en referencia a la enfermedad causada por el virus. “La gente con diabetes, hipertensión, afección cardiaca está muriendo por falta de atención médica, porque los hospitales están saturados con los enfermos graves, porque no hay lugar donde las mujeres puedan dar a luz sin infectarse”.

El virus ha aturdido al centro de actividad comercial de Ecuador y ha dejado a las autoridades en dificultades para lidiar con los cuerpos de los fallecidos.

En las últimas dos semanas, el equipo de emergencia del gobierno ha recolectado o autorizado el entierro de casi 1900 cuerpos en los hospitales y hogares de Guayaquil. La cifra es cinco veces más alta que la habitual, según el gobierno de Ecuador.

Para combatir la propagación del virus, la ciudad ha impuesto algunas de las medidas de cuarentena más estrictas de América Latina.

El martes las fuerzas de seguridad empezaron a acordonar los sitios de contagio por hasta tres días mientras que paramédicos iban de casa en casa en busca de casos en potencia y trabajadores sanitarios desinfectaban los espacios públicos.

Viteri, la alcaldesa, dijo que el movimiento de y hacia los barrios más afectados, ubicados sobre todo en la periferia, quedarían completamente aislados. Las autoridades de la ciudad proveerán a los vecinos con alimentos mientras dura el operativo.

Hasta ahora, el respeto a las medidas de aislamiento en Guayaquil ha sido irregular porque muchos de los habitantes más pobres siguen yendo a trabajar o a buscar comida.

“La situación no es grave, es extremadamente grave”, dijo Viteri. “Y aún no hemos llegado a un pico de infección en Guayaquil”.

Viteri dijo que tuvo que recurrir a medidas duras de aislamiento y a chequeos casa por casa debido a la severa escasez de kits de prueba y otros materiales médicos.

La más reciente remesa de kits de prueba, que la ciudad ordenó el mes pasado, no llegará sino hasta mediados de mayo, demasiado tarde para ser de ayuda para muchos de los que van a enfermarse, dijo.

La llegada relativamente tardía del coronavirus en América Latina ha puesto a la región en el último lugar en la fila para conseguir suministros médicos de vital importancia, cuyos inventarios están siendo agotados debido a las naciones que se encuentran en un estadío más avanzado del contagio.

La Organización Mundial de la Salud dijo que la próxima enviará 1,5 millones de kits de prueba de coronavirus adicionales para países en Norteamérica y Sudamérica.

“Estamos haciendo todo lo que está dentro de nuestras posibilidades dada la complejidad del mercado actual” para proveer a los países latinoamericanos con suministros críticos, dijo el martes a la prensa el doctor Sylvain Aldighieri, el administrador de la respuesta de emergencia regional de la OMS.

La respuesta de Ecuador al coronavirus se complica debido a una economía en deterioro. El Fondo Monetario Internacional prevé que, después de la de Venezuela, el país enfrentará la recesión más profunda del continente este año.

El panorama empeoró la semana pasada, cuando unas avalanchas dañaron dos de los principales oleoductos de Ecuador, lo que causó la suspensión de la mayor parte de las exportaciones de crudo durante semanas. Esto dejó al país sin su mayor fuente de ingresos en un momento crucial y contaminó varios ríos que abastecen a comunidades indígenas.

Frente al riesgo de la moratoria de pagos, el gobierno ha dado a conocer un ambicioso plan de financiamiento que incluye nuevos impuestos a individuos y empresas y un recorte del 50 por ciento a los salarios de altos funcionarios. Sin embargo, los 800 millones de dólares que el gobierno espera recaudar es apenas una fracción de los 4300 millones de dólares en ingresos petroleros que se espera que el país pierda este año debido a la caída de los precios del petróleo y la recaudación fiscal, sin mencionar los millones en pérdidas que los economistas esperan a causa de las medidas de aislamiento implementadas para derrotar a la pandemia.

Fuente: New York Times

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