Si el presidente colombiano, Gustavo Petro, no oculta su simpatía hacia regímenes dictatoriales de América Latina, los miembros de su gabinete menos lo disimulan. Y es que su embajador en Nicaragua, León Fredy Muñoz, se dejó ver en un acto proselitista del sandinismo para asegurar que “es admirable” lo que ha podido percibir desde que comenzó a desempeñar el cargo en el país sometido por la dictadura de Daniel Ortega.
No conforme con decir que los ciudadanos del país centroamericano están “convencidos de su revolución”, el embajador de Petro en Nicaragua también aseguró estar “gratamente sorprendido”. “Aquí en León, esta conmemoración es una cosa maravillosa”, añadió durante los actos de la dictadura por el 44 aniversario de la toma del Fortín de Acosasco, evento que formó parte de la revolución izquierdista en 1979. Muñoz no perdió la oportunidad de lucir una bandana y una gorra alusivas al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El embajador de Petro se deshizo en elogios obviando el aparato represivo instalado por Ortega y su esposa Rosario Murillo contra disidentes, medios de comunicación e instituciones religiosas en aras de acabar no solo con opositores políticos sino con la fe. Precisamente el sacerdote Fernando Zamora se convirtió en la nueva víctima de la dictadura al ser arrestado en Managua el pasado domingo luego de participar en una misa. Nuevamente la tiranía busca someter a la Iglesia católica de Nicaragua.
“Inconcebible aplaudir a una revolución marxista”
En el escenario internacional no pasó inadvertido el guiño de León Fredy Muñoz al matrimonio Ortega-Murillo. “Es inconcebible que el embajador del gobierno Petro aplauda una revolución marxista y sangrienta. Es un grave insulto a todos los nicaragüenses y exiliados que aún sufren las repercusiones de los sandinistas”, aseveró el senador estadounidense Marco Rubio respecto a las declaraciones del embajador colombiano.
Que el diplomático haya alabado el modelo represivo de Ortega, es ignorar las denuncias existentes sobre reiterados abusos. En febrero de este año el sacerdote Óscar Benavidez era condenado a 10 años de prisión por “conspiración” y “propagación de noticias falsas”. Cargos que se replican entre otros críticos al régimen, lo cual fijó en 245 el número de presos políticos para esa fecha, de acuerdo con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En el caso del nuevo sacerdote encarcelado, se desconoce hasta ahora qué acusaciones hace la dictadura en su contra, mientras que casi en paralelo se le prohibía la entrada al país al vicario de la parroquia San Francisco de Asís, en Managua, Juan Carlos Sánchez, quien regresaba de un viaje que lo llevó por Bolivia y Estados Unidos. El sábado pasado iba a abordar un vuelo de Miami a Nicaragua cuando la aerolínea le notificó que autoridades de su país le negaban ingresar.
Si lo anterior no fuera suficiente, hace cinco meses el obispo Rolando Álvarez fue sentenciado sin juicio a 26 años y 4 meses de cárcel, por supuesta difusión de noticias falsas y menoscabo a la integridad nacional. Todos estos abusos amplían aún más el expediente de la tiranía sandinista contra la libertad de expresión, libertad de culto y la violación de derechos humanos. Pero para León Fredy Muñoz, embajador de Petro en Nicaragua, parece seguir siendo “admirable” lo que observa en ese país.