martes, noviembre 26, 2024
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¿Es Maduro el enterrador del régimen castrista?

Diario Las Américas,

Un artículo de rafeal Cruz para DIARIO DE CUBA analiza los escenarios de una isla sin el petróleo de Maduro. Reproducimos el texto:

Desde que a finales de 1959 llegaran los dos primeros petroleros soviéticos a la Isla, atracando en Holguín para evitar el colapso de la industria niquelífera, Cuba estuvo tres décadas recibiendo envíos de petróleo por encima de sus necesidades, que revendía refinado o directamente crudo, en un comercio que se disparó después de la crisis mundial del petróleo de 1973. En 1989 a Cuba arribaron más de 150.000 barriles diarios de crudo, de los cuales más del 40% fueron reexportados.

Nuevamente, a partir del 2000, tras los convenios con Hugo Chávez, las importaciones de petróleo comenzaron a recuperarse, llegando en 2010 a sobrepasar los 100.000 barriles diarios, que entonces se agregaban a una producción nacional que cubría las necesidades de las termoeléctricas.

De esas cantidades llegadas, el régimen cubano comercializó internacionalmente gran parte, tanto dentro del esquema Petrocaribe como fuera de este.

En resumen, demasiadas décadas de experiencia acumulada tiene Cupet como para «equivocarse» y dejar al país desabastecido, y si eso hubiese pasado, raudo y veloz el castrismo estaría culpando a algún director o ministro para justificar el desastre, probablemente acusándolo de connivencia con la CIA.

Menos creíble es que el Gobierno, ahogado en deudas, se haya dado un tiro en el pie recurriendo a paralizar el país vendiendo intencionalmente el petróleo de uso interno. El costo del desabastecimiento actual —económico y político— supera cualquier deuda que haya podido pagarse con el dinero de esas hipotéticas ventas.

Las repercusiones de estas semanas sin combustible son expansivas y exponenciales. Las afectaciones a la agricultura, el comercio, la distribución de bienes y servicios, más una infinita lista de actividades que dejarán de hacerse, terminarán reflejándose en el crecimiento económico y en la inflación más temprano que tarde. Ni siquiera el castrismo se saca los dos ojos para pagar unos espejuelos.

Por otro lado, en reuniones del Partido Comunista a nivel provincial se está soltando «la bola» de que a quien se refería Díaz-Canel cuando dijo que el déficit de combustible en la Isla se debía a «países que tienen contrato con el país, que están atravesando situaciones energéticas complejas y no han podido cumplir» era a Argelia, cuyas compañías, presuntamente, habrían cedido a presiones norteamericanas cancelando envíos ya pactados y cuya llegada era inminente.

Pero si esta versión fuera cierta, Díaz-Canel, en su insólito arrebato de honestidad por impotencia, no se habría referido a unas «situaciones energéticas complejas» que en Argelia no existen y, con toda prestancia, habría centrado su demagogia, una vez más, en el «bloqueo». ¿Iba a dejar pasar el presidente de la resistencia creativa una oportunidad para culpar a los yankees?

Además, desde que en 2016 se hizo crítica la situación de las importaciones de petróleo venezolano, que ya venían disminuyendo desde 2013, Argelia ha estado enviando como promedio sobre los dos millones de barriles anuales, una cifra que de desaparecer completamente tensionaría la distribución de combustibles en la Isla, pero ni de cerca causaría la casi absoluta sequía actual.

Así que, quitando la historia de Argelia, no conociéndose que hayan fusilado a nadie por, de mala fe o error, haber revendido más petróleo del habitual, y descartando la teoría conspiranoica de que el castrismo se está suicidando revendiendo un petróleo que tanta falta le hace, solo queda una respuesta probable para esta situación inédita incluso para los estándares desastrosos de Cuba: Venezuela.

Para Venezuela el valor de Cuba se reduce. ¿Qué más podría enseñar el castrismo a sus pupilos bolivarianos sobre totalitarismo, represión, control social, desarticulación de la propiedad privada y coartación de los derechos civiles y políticos? Aquel monstruo ya camina solo; además, los médicos cubanos, los instructores deportivos y los agregados «culturales» con cara de DTI, definitivamente no valen los más de 1.000 millones (con picos de hasta 4.000 millones) de dólares anuales que aún envía Caracas a La Habana.

Por otro lado, India, China y el sudeste asiático se están complicando como mercado para los combustibles venezolanos, poco competitivos por los altos costos de extracción —tanto por razones naturales como por corrupción e ineficiencia de la estatal PDVSA— más la carestía de los fletes. Vender allá es escasamente rentable, si acaso lo es. Para colmo, Rusia está enfocando hacia Oriente su producción petrolera, mucho más cercana y eficiente, que además cotiza con enormes descuentos por las sanciones occidentales.

El chavismo sabe que sus días como suministrador en Asia están contados. ¿Quién le queda?

Le queda principalmente Estados Unidos, pero este se ha vuelto casi autosuficiente y adquiere relativamente poco petróleo fuera; además, sus grandes corporaciones están invirtiendo fuertemente en un país mucho más confiable, Guyana, con reservas demostradas suficientes para suplir todo el petróleo que necesitarán los americanos mientras hacen su transición verde.

Para el chavismo es ahora o nunca, y como requisito para insertar con potencia a PDVSA en las carteras de las grandes transnacionales del sector, necesita reflotarla dejando de hacer monkey business y profesionalizándola nuevamente, pues hace años que más que una petrolera parece una filial del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Ni barcos cambiando «sospechosamente» de rumbo, ni observatorios norteamericanos incapaces de detectar el trasiego filibustero de crudo entre Venezuela y Cuba prueban la teoría de una reventa excesiva de petróleo que, por otro lado, no tiene el más mínimo sentido económico. Tampoco que estén atragantando a los corifeos del PCC con lo de Argelia se sostiene. Pero esos rumores, eso sí, mantienen alejada la atención de la verdadera crisis que podría estar enfrentando el castrismo: la pérdida de su último patrocinador.

Lo que está pasando en Cuba con el desabastecimiento de combustibles es serio, tan serio como que el Gobierno hizo lo impensable, ¡suspender el 1ro de Mayo!, que no está claro si es por falta de combustible o por temor a concentrar a tanta gente disgustada. Y aunque mucho se ha repetido antes y puede que esta vez tampoco suceda, tanto va el cántaro a la fuente hasta que se rompe, más si es viejo y vacío como el castrismo. Así que ¿estará a punto de romperse este cántaro? Si Maduro les está dando la espalda, las posibilidades son muchas.

Fuente: Diario Las Américas

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