El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, renunció a su candidatura a la reelección. Ya es oficial. La decisión se veía venir desde hace semanas, cuando luego de su decepcionante desempeño en el debate contra el exmandatario republicano Donald Trump, el 27 de junio, surgieron presiones por parte de votantes, megadonantes y compañeros de partido para que se hiciera a un lado.
Las expectativas en el Partido Demócrata sobre una hipotética victoria frente Trump en las urnas en noviembre se vinieron abajo al ver que su abanderado titubeaba y parecía visiblemente afectado por las secuelas de la edad, mientras las cámaras de CNN –cadena organizadora del debate– lo enfocaban. Luego de eso, ni siquiera el expresidente Barack Obama, una de las figuras más influyentes del partido, respaldó a Biden. Por el contrario, según The Washington Post, tanto él como la expresidente de la Cámara baja, Nancy Pelosi, elevaron la presión para que renunciara a la candidatura.
Finalmente, los deseos de ambos políticos, así como de grandes donantes, se cumplieron. Joe Biden, de 81 años, no seguirá en la carrera electoral. El reciente diagnóstico de Covid-19 pareció ser el preámbulo de su renuncia.
El siguiente paso de los demócratas
Los demócratas, teniendo a Biden o no, se enfrentan a la creciente popularidad de Trump, más aún luego del atentado durante un mitin en Pensilvania. Hasta el 16 de julio el expresidente y candidato republicano promediaba una ventaja de 2,7 puntos sobre Biden, según FiveThirtyEight.
El consenso, entre especialistas de la política estadounidense, es que los demócratas “esperaron demasiado”. Biden, visiblemente envejecido, solo aportó dudas a los votantes con cada tropiezo, cada laguna mental y cada gesto de confusión que mostró en sus actos de campaña. Sus caídas subiendo el avión presidencial o luciendo desorientado sobre escenarios, hicieron evidente que no aguantaría otro período presidencial, el cual habría concluido a la edad de 86 años.