Se acabó el circo mediático que animó las últimas 24 horas de los telediarios y noticieros franceses. Cayó la noticia. Roma no cedió. Ni un palmo. Tal cual se lo había prometido a sus electores, el gobierno comandado por Giorgia Meloni no aceptó que el barco Ocean Viking de la ONG SOS Mediterráneo atracara en alguno de sus puertos. Aplausos y de pie. Por fin vemos un gobernante cumplir con lo dicho.
De “manera excepcional”, según lo afirmado por el Ministro del Interior galo, Francia acogerá mañana en el puerto de Tolón a Ocean Viking y a sus 234 “migrantes”. “Italia no puede aprovecharse de la solidaridad europea siendo egoísta” ha agregado. Ya sabemos, y si no pregúntenselo a Hungría a quien los burócratas de Bruselas le han suspendido pagos por 7.500 millones de euros, lo que cuesta no ser solidario a la manera de Bruselas. Italia fue avisada por von der Leyen, en vísperas de las últimas elecciones, de los “instrumentos” que aplica la Unión a los países que se alejan de la “buena dirección”. Probablemente el escozor de los instrumentos, los sienta Italia en las próximas semanas. Porque es indudable que ha tomado lo que las élites globalistas de Bruselas consideran una mala dirección.
¿Cuántos migrantes más deberá acoger Francia para comenzar a considerar que es suficiente?
Mientras tanto, del otro lado de los Alpes, Macron sigue lamiendo la mano generosa de Europa para los solidarios como él. ¿Hasta cuando abusará de la paciencia nuestra? Lo “excepcional” hubiese sido cerrar filas con Italia. “Excepcional” hubiera sido enviar un mensaje fuerte para decir ya no más. No hay lugar. No hay trabajo. Se acabó la fiesta.
Pero no hay nada de “excepcional” en seguir acogiendo migrantes traídos en barcos-taxis financiados por ONG que son cómplices con todos los que se lucran de la miseria y hacen su negocio con vidas humanas.
No hay nada de excepcional en el actuar del gobierno francés. Solo más de lo mismo. ¿Cuántos migrantes más deberá acoger Francia para comenzar a considerar que es suficiente, que es demasiado? Hay barrios en la Seine-Saint-Denis en los que el 75% de los menores de 18 años son hijos de migrantes. Dicho de otra manera, ya no quedan allí franceses. Las cárceles está pobladas de extranjeros y los delitos se disparan al son de la llegada de nuevos arribos.
No hay humanidad alguna en el hecho de recibir en su casa a quien no se puede alimentar, instruir, ni dar un trabajo digno. Y cuando además no puede darse alimento a sus propios hijos, entonces es criminal cegarse en tal error.
Algún día deberán ser juzgados no solo por no haber tenido el coraje de rechazar a los que nos invaden, si no por haber fomentado la invasión
Lo que ha hecho Macron es criminal. Favorece el efecto llamada de nuevos migrantes que seguirán embarcado y pidiendo asilo, con la seguridad de que alguna ONG los traerá hasta puerto seguro. Se quedarán y seguirán prendidos de las tetas de la Loba Capitolina que ha cambiado Rómulo y Remo por Abdullah y Mohamed.
Hace menos de una semana que regreso de Ceuta adonde tuve la dicha de participar en el II Encuentro Frontera Sur. Las vallas que allí he visto, no podrán contener la invasión de Europa mientras los que nos gobiernan sigan fomentándola.
Algún día deberemos pedirles que rindan cuentas. Algún día deberán ser juzgados no solo por no haber tenido el coraje de rechazar a los que nos invaden, si no por haber fomentado la invasión.