Pedro Sánchez no suelta el poder. Pese a haber perdido las elecciones generales, ha llevado la negociación con los independentistas al límite para conseguir los votos necesarios que garanticen su reelección sin medir el alto costo de la impunidad y la fragmentación territorial que significan la amnistía y el referendo de autodeterminación en Cataluña que ha acordado evaluar con los separatistas procesados por la Justicia.
Con la firma este jueves en Bruselas del acuerdo entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la formación independentista catalana Junts, que dirige desde el exilio el prófugo Carles Puigdemont, Pedro Sánchez le puso fecha a la sesión de investidura. Será el próximo miércoles 15 de noviembre cuando el líder de los socialistas se juramente por cuatro año más como presidente de un gobierno hipotecado a los designios de quienes buscan la fragmentación de España. Salvo una sorpresa, Sánchez ya cuenta con los votos para aferrarse a la Moncloa.
El complejo resultado de los comicios generales del 23 de julio no permitieron que Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular (PP), lograra formar gobierno, pese a haber sido la formación más votada. Bajo el sistema de monarquía parlamentaria que gobierna España, el ganador de la elección, tras ser propuesto por el rey, debe alcanzar mayoría absoluta en primera votación o mayoría simple en segunda en el Congreso de los Diputados para ser investido como presidente. Al no haber superado el umbral en sus dos intentos el líder de los populares, Sánchez tensó la cuerda a su favor para no soltar el poder. Este 27 de noviembre se debería convocar a nuevas elecciones si Pedro Sánchez no contara con los votos para su proclamación, pero, literalmente, ha vendido el alma al diablo para conseguirlos.
Ayuso: “Nos han colado una dictadura” en España
Así como Hugo Chávez en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua, e incluso, el propio Adolf Hitler en Alemania, llegaron al poder por la vía electoral y pronto se convirtieron en dictadores, Pedro Sánchez está apelando al último recurso constitucional para hacer esa transición con una frágil apariencia democrática. Las alarmas ante la instauración de una dictadura en España ya se han encendido. La presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido la primera en advertir lo que viene tras la firma del acuerdo entre el PSOE y los independentistas de Junts.
“Nos han colado una dictadura, nos la han colado por la puerta de atrás y estamos al comienzo de ella”, dijo este jueves la dirigente del PP en una entrevista con la cadena Antena 3. Para salir al paso a los que puedan considerar que exagera con su afirmación, Díaz Ayuso explicó que “lo que está pasando en España es porque Sánchez ha perdido las elecciones, Sánchez no podía seguir gobernando, y como se le iba a quitar el poder –como ya pasó en las autonómicas y municipales que se ha derrumbado en España– ha dado una patada al tablero y ha decidido que él se queda en Moncloa y va a hacer lo que haga falta. En el momento en que un gobierno es Ejecutivo, Legislativo y Poder Judicial, eso es una dictadura”.
Vox llama a una “larga” resistencia civil
¿Qué hacer frente a la dictadura que se avecina en España que denuncia Ayuso? El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha respondido en sintonía con lo que se ha visto en los últimos días en las calles: manifestaciones masivas en distintas ciudades frente a las sedes del PSOE e incluso tomándose la Gran Vía, la principal avenida de Madrid. La respuesta de Pedro Sánchez a los reclamos ciudadanos ha sido la misma del régimen venezolano contra los opositores: represión.
“Iniciamos el día de hoy una resistencia civil que será larga, porque hoy se ha dado a conocer un acuerdo entre traidores, y es muy posible que los traidores acaben traicionándose entre ellos”, anunció Abascal, al tiempo que reiteró el peligro a una dictadura que hoy enfrenta España, considerando que “quien saca de la cárcel a los criminales para acceder al poder, está a un paso de meter en la cárcel a los inocentes para mantenerse en ese mismo poder”.
Frente a esto, el líder del partido de derecha conservadora planta cara a los socialistas con una posición sin matices: “O el dictador en el banquillo, o los que nos oponemos a este golpe en la cárcel”. Por esta razón ha hecho un llamado a una “resistencia civil, permanente, pacífica y firme”, pues advierte que Pedro Sánchez “en esta legislatura quiere ser directamente un dictador”.
El horizonte para España luce sombrío. La amnistía y el referendo de autodeterminación de Cataluña que ha ofrecido Pedro Sánchez a los independentistas a cambio de que lo mantengan en la Presidencia del Gobierno, y la resistencia civil que, sin duda, encontrará en las calles, asoman el caos vivido en 2014 en Venezuela y en 2018 en Nicaragua con el peligro de que la respuesta de quien ostenta el poder sea la misma: más represión, más persecución política y más autoritarismo.