La XXVIII Cumbre Iberoamericana en Santo Domingo, República Dominicana, no solo logró agrupar a 14 jefes de Estado y de Gobierno, más ocho representantes entre cancilleres y otros altos cargos. También es el escenario para que entre los distintos funcionarios se configuren acuerdos energéticos, diplomáticos y económicos, sin importar que negocien con autoritarismos.
Puede que España, representada por el Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, sea uno de los países protagonistas de esta edición. Ambos están insistiendo en «continuar fortaleciendo» los vínculos entre los países iberoamericanos y recordaron que en la siguiente cumbre entre la Unión Europea (UE) y la CELAC, el próximo mes de julio, se presentará «una cartera de proyectos de inversión estratégicos para la región».
Tanta insistencia tiene un objetivo, como lo suelen tener las naciones cuando acuden a este tipo de eventos. El de España, sería asegurar el suministro de petróleo. Previamente se ha dado a conocer cómo aumentaron las importaciones de crudo venezolano para completar 727.000 toneladas recibidas durante 2022. Omitiendo que a PDVSA la supervisa una dictadura que transgrede derechos humanos, el país europeo permite la llegada de barriles porque todo el crudo que consume para producir energía, proviene de importaciones.
Amistades con izquierdistas
El canciller de la dictadura de Nicolás Maduro se reunió en dicha cumbre con su par español para «seguir avanzando hacia una nueva etapa de relacionamiento». No mencionaron explícitamente el petróleo. Pero la urgencia española y su acercamiento con el país dueño de las reservas más grandes del mundo, podría sugerir sus intenciones.
Aunque los actuales despachos venezolanos corresponden al pago de deuda contraída durante años con el país europeo, es una realidad que los cargamentos aumentaron según cifras de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). Por lo pronto, se sabe que Brasil y México pasaron a liderar la tabla de suministradores de crudo tras las sanciones contra Rusia, de acuerdo a una reseña difundida por El País. Ambos países «son ricos en petróleo pesado, el que necesita España para suplir lo que llegaba desde el gigante euroasiático».
Irónicamente, ni el presidente socialista de Brasil, Luiz Inazio Lula da Silva ni su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, asistieron al evento. El primero, tenía un viaje a China que terminó cancelando supuestamente por una «bronconeumonía bacteriana y viral». Pero el representante del dictador Nicolás Maduro salió al paso. De esta manera, España muestra su intención de tender más puentes con el socialismo latinoamericano. Y es que en 2020 retiró a su embajador en Caracas por la crisis política. Sin embargo, las cosas cambian cuando se habla de necesidades energéticas.
Maduro no asistió
Posiblemente el broche de oro para establecer oficialmente relaciones entre España y la dictadura venezolana por petróleo hubiera sido la presencia de Nicolás Maduro en la Cumbre Iberoamericana. Pero este reculó y mandó a su canciller.
Sin embargo, asistieron otros presidentes como Alberto Fernández, de Argentina; Gabriel Boric de Chile; Luis Arce de Bolivia; Xiomara Castro de Honduras o el dictador cubano Miguel Díaz-Canel. El jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, también exhortó al jefe de Estado argentino, acelerar el acuerdo entre Europa y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), reportó la agencia EFE. Este incluye el tema de importaciones del bloque latinoamericano hacia la UE. Sánchez busca blindarse sin importar a qué costo.