Cabo Verde ha dictado prisión preventiva para el empresario Alex Saab, quien fue detenido el viernes al aterrizar en un avión privado después de ser requerido por una alerta roja de Interpol. Aquel es el primer paso con el que inicia el proceso de extradición a Estados Unidos del presunto testaferro de Nicolás Maduro, según ha informado el procurador José Landim. El proceso podría demorar unas semanas y requiere de una solicitud formal de parte de Washington, que debe hacerla en un lapso de 18 días y cuya aprobación decidirá un tribunal. El empresario colombiano se encuentra bajo custodia de la Policía Judicial en Sal, una de las islas del archipiélago caboverdiano. “Cabo Verde no tiene un acuerdo bilateral de extradición con Estados Unidos, pero está vinculado a las convenciones de las Naciones Unidas que le obligan a cumplir con la solicitud, si se hace”, explicó Landim a la prensa. Saab puede apelar a la decisión, lo que postergaría las fechas del proceso.
El tiempo juega a favor del que ha sido el contratista favorito del régimen de Nicolás Maduro, quien enfrenta cargos criminales en dos cortes de Estados Unidos. Washington ha incluido a Saab en la llamada lista Clinton, de personas y empresas sancionadas, junto a su socio Álvaro Pulido. Colombia también lo ha acusado de ser un operador financiero del líder chavista y su esposa, Cilia Flores, un rol que se hizo más imprescindible tras el castigo impuesto a los funcionarios venezolanos. La extradición es incierta, no solo por las circunstancias de la detención, sino por lo extenso de su entramado de poder y el lobby que Caracas está ejerciendo para evitarla.
El chavismo ha logrado en otras oportunidades evitar detenciones de figuras claves. En 2014, el exjefe de inteligencia Hugo Carvajal, señalado por narcotráfico y terrorismo, logró zafarse de un arresto de la DEA en la isla de Aruba, adonde viajó porque ejercería como cónsul aunque todavía no tenía las credenciales. Después de cuatro días de presiones, Holanda lo dejó en libertad, regresó a Venezuela, donde fue recibido como héroe por Nicolás Maduro. El año pasado, ya separado políticamente del presidente venezolano, Carvajal fue detenido nuevamente, ahora en España, donde aguardaba la extradición en prisión domiciliaria hasta que se escapó a sus custodios. Actualmente está prófugo.
Los temores de que con Saab ocurra lo mismo tienen asidero. La enérgica protesta del régimen a su detención ha mostrado lo clave que es el empresario para Maduro. Después de mantenerlo por años en las sombras, pero a cargo de negocios como la importación de alimentos y medicinas, el manejo del oro, carbón y petróleo, Caracas reaccionó al arresto declarando al empresario ciudadano venezolano y agente de su Gobierno, con prerrogativas diplomáticas en una misión humanitaria. Además, Venezuela movilizó a sus aliados, en especial a Rusia, para mediar en el arresto, han asegurado versiones periodísticas. El caso ha entrado ahora en el forcejeo geopolítico entre Washington y Caracas.
Pese a su bajo perfil, la prensa de Venezuela, Colombia y Estados Unidos le ha investigado minuciosamente al menos desde 2015. El empresario originario de Barranquilla, de 48 años, inició su vida empresarial vendiendo llaveros promocionales y uniformes de trabajo. En aquellos años, conoció a su socio, Álvaro Pulido, quien se llamó Germán Rubio hasta 2001 y enfrentó una condena por narcotráfico en Estados Unidos. Junto a Pulido, Saab inició la exportación de mercancía a Venezuela, aprovechándose del control cambiario implementado en 2003, la gran centrifugadora de corrupción. Así hizo una fortuna que le permitió tener la única camioneta Hummer en la pequeña ciudad del caribe colombiano. Saab multiplicó sus negocios en el mandato de Maduro y entró de lleno en la cúpula del chavismo a través de su amistad con la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, muy cercana al expresidente Hugo Chávez.
La detención del empresario ha desatado un intercambio de declaraciones entre varios expresidentes colombianos. Andrés Pastrana y Álvaro Uribe Vélez han pedido explicaciones a Juan Manuel Santos sobre una escena de 2011, cuando se firmó un acuerdo binacional con Chávez para construir viviendas sociales a través de una empresa de capital mixto. En la mesa aparecen los dos mandatarios. Maduro está allí en su papel de canciller venezolano junto a su homóloga colombiana, María Ángela Holguín. Alex Saab también figura como beneficiario de más de 530 millones de dólares en favor de su empresa, Fondo Global de Construcción. Ese contrato marca el inicio de una relación que hoy suma miles de millones. Este lunes, Santos ha respondido en entrevista a El Tiempo asegurando que no sabía quién era el empresario colombiano con el que se sellaba ese importante acuerdo.
El cerco sobre Saab se estrechó desde finales de 2018, cuando abandonó Colombia por las investigaciones que le seguía la justicia. Ese mismo año, Fiscalía de México le incautó mercancías para los CLAP por el pago de sobreprecios en alimentos de baja calidad. El portal Armando Info había revelado que el producto que vendían como leche era alto en sodio y perjudicial para los niños. En julio de 2019, llegaron las imputaciones formales de EE UU por blanquear, entre 2011 y 2015, 350 millones de dólares provenientes de Venezuela. A estas siguieron las sanciones de la Oficina de Control de Activos en el Extranjero e incautaciones de bienes en Italia, en propiedad con su esposa, la modelo Camilla Fabri, y la semana pasada en Barranquilla. Once meses pasaron hasta su arresto.