Los móviles televisivos ante la grieta actual de “mileiísmo-antimileiísmo” suelen arrojar momentos desopilantes. Es común ver como los noteros de los canales cercanos al kirchnerismo son “domados” por “los intelectuales de Miller”, algo festejado en las redes sociales por toda la platea libertaria. Cabe destacar que el nombre de la “corriente de opinión” tiene su origen en la nota que le hicieron a un transeúnte que dijo el año pasado que votaría, justamente, por “Miller”.
En esa honrosa categoría se me colocó a mí durante el fin de semana, cuando en la Feria del Libro un cronista de C5N me entrevistó, llevándose una sorpresa por mis declaraciones “oficialistas”, ya que no coincidían demasiado con mi look “progresista” que llevaba el domingo.
Hoy, la periodista Paula Bernini, que demostró un profesionalismo destacado ante la hostilidad de una energúmena total, tuvo un momento que también terminó viralizando en las redes sociales. Una mujer que caminaba por la calle comenzó a gritarle, a tratarla de “mercenaria”, mientras le decía que su canal “iba a correr” junto al gobierno. Cuando una señora le dijo que deje tranquila a la cronista que estaba trabajando, la desenfrenada entrevistada le dijo que era una “facha”.
Como era de esperar, en lugar de aportar una reflexión crítica del gobierno ante las cámaras de un canal masivo, la militante opositora hizo un papelón, que la dejó en evidencia como lo que seguramente sea: una persona que no está en sus cabales y que tiene serios problemas para mantener una mínima calma a la hora de establecer un diálogo.
El mismo vocero presidencial se hizo eco de lo acontecido y comentó con su estilo: “El nivel de delirio es astronómico. Fin”. Claro que a Manuel Adorni y al oficialismo se les hace muy sencillo mostrar al gobierno como el espacio político sensato, cuando de la vereda de enfrente pasan estas cosas.
La cronista de TN ya tiene una larga experiencia en mantener la calma y evidenciar el desequilibrio mental de muchas personas del ala dura más crítica que tiene Milei. En otra oportunidad, otra trastornada le gritaba que el pueblo debía “unirse” y que los periodistas hablaban “demasiado”. Cuando quiso establecer una pregunta, la interlocutora, fuera de sí, se limitó a gritar “¡Majuuuuuuuuuuuuul!”, en relación al periodista Luis Majul de La Nación+.
La repetición de estos episodios en el sector kirchnerista hace que más de uno se pregunte si tienen un problema de estabilidad mental muchos de sus partidarios o si están completamente locos.