Noche del viernes 8 de julio. Tras cenar, entre otras personas, con Amaia Martínez, diputada de Vox por Álava en el Parlamento Vasco, me acercó, junto a una compañera, al borde del casco viejo de la antigua ciudad castellana, hoy completada en la toponimia oficial por un guion que la une al Gasteiz que pone los ojos en blanco a los abertzales, a sus socios prioritarios y a los medios de propaganda habituales. En ese punto, Amaia, por motivos de seguridad, se retira, pues en la España democrática, tolerante y dialogante, no se garantiza la integridad física de quien defiende la igualdad entre españoles.
En la España democrática, tolerante y dialogante, no se garantiza la integridad física de quien defiende la igualdad entre españoles
Una vez dentro del casco antiguo, numerosos garitos ofrecen una música que, por su invitación al baile agarrao, el uso de un muy particular español y la fisionomía de sus intérpretes, haría poner el euskérico grito en el cielo al fundador del PNV. Definitivamente, incluso en Euskal Herria, el reggaetón ha ganado la batalla al chistu y al tamboril, relegados a puntuales y folclóricos momentos. Huyendo de esas sonoridades, nos llegamos a un antro en el cual suenan viejas canciones herederas de aquella maniobra musical subvencionada que recibió el nombre de Rock Radical Vasco. En un momento dado, después del habitual Sarri, Sarri de Kortatu, una letra, en español, de Barricada, atronó el local: Estás asustado/Tu vida va en ello/Pero, alguien debe tirar del gatillo. En ese momento, un grupo de jóvenes, con evidentes síntomas de embriaguez, comenzaron a corear, ¡ETA! ¡ETA! ¡ETA, ETA, ETA!, mientras la prudencia aconseja abandonar el local.
La culminación de este ambiente en el cual los etarras son poco menos que héroes populares es la celebración de los homenajes de bienvenida a los criminales
La escena descrita es, simplemente, una más de las muchas que se acumulan, día sí, día también, en las tierras que el bipartidismo ha entregado, desde hace más de cuatro décadas, a los partidos más reaccionarios de Europa. Singularmente a un PNV al que Aznar dio, de manera absolutamente irresponsable, la educación. Las consecuencias, hoy plenamente visibles, han sido la borrokización de gran parte de una juventud a la que se le administró la doctrina araniana, adornada con ciertos toques pretendidamente marxianos, hasta el momento confinada en las ikastolas, muchas de ellas abiertas en pleno franquismo.
La culminación de este ambiente en el cual los etarras son poco menos que héroes populares es la celebración de los habituales ongi etorris, es decir, los homenajes de bienvenida a los criminales que, en virtud de una estrategia cuidadosamente planificada y silenciada por sus socios de Gobierno, se van acercando a las Vascongadas, cuando no a sus propios domicilios. Según se ha sabido recientemente, para abrir hueco en las prisiones vascas a los etarras condenados por gravísimos delitos, las autoridades locales han puesto en marcha un plan de evacuación de reclusos maketos.
Nada cabe esperar de Sánchez. Tampoco de Feijóo, dispuesto a agradar en todo a los padres de aquellas juventudes que unieron el hacha a la serpiente
Señalado en rojo sangriento en el calendario proetarra, el próximo sábado 3 de septiembre, con la total pasividad de Marlaska como garantía de su celebración, se reeditará, en la localidad navarra de Alsasua, el ya tradicional acto conocido como Ospa Eguna, en el cual se ofende gravemente a la Policía y a la Guardia Civil. Ante tan humillante ceremonia para con los servidores públicos, VOX ha presentado un escrito en el que denuncia que la finalidad de este acto es constitutiva de un delito de enaltecimiento del terrorismo.
Soldado a su alianza con EHBildu y ERC, nada cabe esperar de Sánchez. Tampoco de Feijóo, dispuesto a agradar en todo a los padres de aquellas juventudes que unieron el hacha a la serpiente.