Como pocas veces antes, la política argentina estuvo tan distante del sentir de la calle. El fenómeno indiscutido es Javier Milei, pero sus rivales (los políticos tradicionales) no encuentran las armas adecuadas para atacarlo. Aunque fomentan operaciones de todo tipo, el candidato libertario sale ileso y fortalecido en cada oportunidad. Pero, lo que tampoco entienden los “profesionales” de la política de ambos lados de la grieta, es que lo que ellos hacen para recuperar los votos perdidos parece ser estéril. Sergio Massa busca otorgar escuetos beneficios económicos irrelevantes para los próximos dos meses y Patricia Bullrich apela al milagro de Carlos Melconian.
Nada de todo esto logrará revertir seguramente la distancia que La libertad avanza obtuvo en las primarias de agosto. Por ahora, las encuestas señalan que incluso Milei estría ampliando la distancia sobre sus principales competidores. Por estas horas, los únicos misterios electorales en Argentina son si el libertario se impone en primera vuelta o si hay balotaje con Bullrich o Massa, donde tiene todas las de ganar en ambos escenarios. No hace falta más que salir a la calle y hablar con la gente para tener una idea sobre las preferencias de los ciudadanos de a pie, que son notorias y explícitas como pocas veces antes en el país. Cada vez que una cámara de televisión en vivo sale a preguntarle a las personas que pasan, las respuestas no dejan mucho margen de duda a lo que podría pasar en octubre.
Mientras que esta realidad inocultable se consolida día tras día, en el peronismo y en Juntos por el Cambio se niega, cayendo en el ridículo ante la mayoría del electorado nacional. Sin embargo, por primera vez un exfuncionario de primera línea del macrismo fue honesto y reconoció lo que, como dijimos, es absolutamente evidente.
Se trata de Pablo Avelluto, que estuvo a cargo del ministerio y la secretaría de Cultura, durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, del que es uno de los principales allegados. Desde su cuenta de Twitter, él relató una situación que le tocó vivir hoy. Una calcada a la que muchos vemos todos los días a lo largo y ancho del país.
El exministro fue a tomar un café a un bar y se propuso hacer un “módico focus group” para tantear las preferencias electorales de “los parroquianos” presentes. Avelluto decidió hacer público que todos ellos hablaban “bien” del candidato libertario, que le perdonaban todo y que se encuentran “esperanzados”. Algo que no sucede demasiado con la candidata de su espacio, a quien tuvo de colega en el gabinete macrista entre 2015 y 2019.
“Estoy aún más solo que cuando entré. Terminé mi café, mi tiempo y mi ánimo. Me voy”, escribió Avelluto antes de publicar su comentario, que seguramente le traerá críticas y cuestionamientos de su espacio político.
Consultado por PanAm Post luego de su posteo, el exministro aclaró ante este medio que no tiene nada en contra de Milei ni de sus votantes y hasta que incluso envidia su entusiasmo e ilusiones. Pero también advirtió sobre el riesgo de las mismas. “Ya lo vivimos con Cámpora y Perón, con los militares, con Malvinas, con Alfonsín, Menem, la Alianza y con Mauricio. Esta es de las ilusiones colectivas fuertes. Ojalá les funcione y les dure. Dada la experiencia histórica, soy escéptico. Pero ojalá que por el bien del país me equivoque”, señaló.