Una primera encuesta entre 1.800 ecuatorianos muestra que no todos son conscientes de la necesidad de medidas de protección. Expertos que participaron en el estudio nacional más completo sobre el coronavirus revelan que se deben tomar acciones urgentes antes de salir del aislamiento. Entre ellas, definir cuestiones de movilidad e incrementar pruebas.
Diez indicadores bastarían para saber si usted está listo para dejar el aislamiento. Forman parte de un estudio académico que cuatro investiga-dores realizan desde Cuenca, a partir de encuestas en línea. El objetivo es saber si somos conscientes de las medidas de pro- tección a adoptar frente al Covid-19.
La respuesta, en la primera ronda del estudio hecho en abril, es un NO rotundo. David Acurio Páez es médico por la U. de Cuenca, con varias especializaciones, entre ellas, un doctorado en Salud Colectiva de la U. Andina Simón Bolívar. Integra el equipo del proyecto “International Citizen Project Covid-19”, junto con los doctores Bernardo Vega Crespo, Julio Jaramillo y José Ortiz, en representación de la U. de Cuenca.
Esta investigación busca identificar el grado de adhesión de la población a las medidas de restricción. Para ello, se realiza una encuesta en línea, cada dos semanas, con participación voluntaria y anónima, a través de este enlace: https://www.icpcovid.com/en/country/ecuador
El primer muestreo tuvo 1.800 encuestas virtuales. “Se trata de un segmento de población con acceso a computador, Inernet, que voluntariaente responde, que en teoría accede a información”.
¿Qué hallaron? Cerca del nueve por ciento no cumple la distancia de 1,5 a 2 metros hacia otras personas. Un porcentaje similar no es consciente de la necesidad de usar una mascarilla para salir de su casa. Casi 11 de cada 100 olvidan cubrirse la boca y la nariz cuando estornudan. Treinta de cada 100 no saben que deben lavarse las manos luego de estornudar o toser. El cuatro por ciento no está al tanto de la necesidad de lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón en el día. Cerca del 40 por ciento no conoce que debe evitar tocarse la cara (ojos, nariz y boca). Y más de un tercio no sabe que debe desinfectar su teléfono móvil al regresar de la calle. “En definitiva, los ciudadanos no estamos listos para pasar del aislamiento al distanciamiento social”, advierte Acurio.
La investigación se hará durante al menos seis meses para entender el cambio de comportamiento. “Queremos saber cómo se van adaptando las personas”. Acurio presentó estos resultados ante la Comisión Legislativa del Derecho a la Salud, a fines de abril.
La pandemia creó una crisis sanitaria, social y económica, que terminó en un problema humanitario. Rebasó la capacidad de respuesta de las autoridades en Guayaquil. Pero la responsabilidad también cae en manos de cada uno de nosotros, porque, aún sin síntomas, todos somos potenciales agentes propagadores del coronavirus.
Dejar el aislamiento
La ministra de Gobierno, María Paula Romo anunció que el primer lunes de mayo el país podría pasar progresivamente del aislamiento al distanciamiento social. Sin embargo, las autoridades nacionales ajustaron la decisión: delegaron a cada uno de los 221 municipios la facultad para decidir en qué color del semáforo empiezan el mes, ya sea rojo, amarillo o verde. Prácticamente todos empezaron el mes en alerta roja; al menos, hasta mediados de mayo. Pero la situación difiere en cada cantón. “Toda previsión a futuro requiere recordar que tenemos al menos tres ritmos de crecimiento de la epidemia”, explicó el médico David Acurio Páez, ante la comisión del Derecho a la Salud de la Asamblea Nacional. Según esta división, hay cantones que tienen un rango muy alto (primer ritmo). Otros tienen un rango alto y medio (segundo ritmo). Y siguen los que tienen rango bajo y muy bajo (tercer ritmo). Esta clasificación se basa en los estudios del epidemiólogo Marcelo Aguilar Velasco.
El mismo estudioso, Aguilar Velasco, apoyó para la elaboración de un informe completo geoanalítico sobre el avance de la pandemia en el país, con el aval del Instituto Geográfico Militar, el Ministerio de Defensa y otros organismos estatales.
Con corte de abril, tres cantones tienen prevalencia muy alta; en cuatro es alta. Otros 16 tienen prevalencia media; y en 45 es baja. Además, 74 municipios tienen prevalencia muy baja. En tanto que 79 no tenían casos reportados, “Es importante recalcar que estos cantones son los que pueden a futuro presentar nuevos brotes”, según el documento final. La prevalencia significa el número de casos positivos por cada cien mil habitantes. En Ecuador es de las más altas de la región.
Pero el estudio tiene otra particularidad. Cruza las tasas de prevalencia con un análisis de movilidad entre cantones, con base en estudios previos de la U. de Cuenca. La información se basa en datos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), dice Daniel Orellana Vintimilla, experto en movilidad urbana y profesor principal de esa universidad, quien investiga esta dinámica desde antes de la aparición de la pandemia.
Al analizar el comportamiento del virus, se confirmó que el patrón de propagación obedece a la movilidad entre los cantones. “Las categorías bajas, muy bajas y nulas se convierten en zonas de mayor potencial epidémico porque no existe mayor circulación del virus (resultado de la cuarentena), pero si se activa la movilidad de las personas, potencialmente se incrementa la transmisibilidad del virus”, según el informe geoanalítico.
Junto con el investigador Hernán Aguirre, de la U. de Shinshu (en Japón), Daniel Orellana modeló el comportamiento de la pandemia si los movimientos de la población ecuatoriana disminuyen al 40 por ciento: para fines de mayo habría casi 95 mil contagiados; si bien la mayoría serían asintomáticos, 4.700 podrían llegar a una condición crítica.
Qué viene después de mayo
El estudio nacional con el aval del IGM lo define así: “En momentos en los que Ecuador acumula las tasas más altas de mortalidad y contagio de Sudamérica, surge la preocupación de los impactos socioeconómicos en la población general y en especial de la más pobre (la tasa de pobreza multidimensional está en 38,1 por ciento) y la posibilidad de retomar actividades críticas en Ecuador”.
Al cierre de esta edición, los investigadores coautores del estudio modelaban dos escenarios. Uno: qué pasa si en el país sigue la restricción de movilidad. Dos: qué pasa si algunos municipios pasan a amarillo o a verde. “Si se mantienen las medidas actuales la curva de contagios disminuiría, se estabilizaría, si bien no podemos tener una estimación numérica, porque hay serios problemas con los datos”, explica Orellana.
Los datos de pacientes positivos para el virus se basan en las pruebas de diagnóstico, información del Ministerio de Salud Pública. Pero esta información tiene falencias. En última instancia, es insuficiente. La cantidad de fallecidos en el tope de la crisis sanitaria de Guayaquil, que bordea los 10 mil casos, no consta en los reportes oficiales del MSP. Según explicó el ministro, Juan Carlos Zevallos, la información oficial sigue los estándares internacionales, según los cuales el número de muertos a causa del virus debe tener test positivo. En la práctica faltan pruebas de diagnóstico.
“La única manera de contrarrestar el efecto de levantar las medidas de restricción es aumentar drásticamente la capacidad de testeo (pruebas de diagnóstico confiables, moleculares). Para enfrentar el virus, al menos el 40 por ciento de casos debe ser detectado y aislado”, explica Orellana. Y otro factor debe sumarse: la disciplina y la conciencia de los ciudadanos. Si saben que estuvieron en contacto con casos positivos, deben autoaislarse 15 días para evi- tar la dispersión del virus.
Definitivamente, dice Orellana, “no es tan sencillo como pedir a las personas que no se junten, que mantengan la distancia; muchos factores deben entrar en juego para salir de la cuarentena”.
Por eso es que investigadores como Acurio recomiendan “no discutir una fecha de fin de aislamiento, sino el cumplimiento de una serie de consideraciones”. Entre ellas, realizar estudios estratificados en epidemiología, una suerte de mapeos con pruebas PCR (moleculares) para determinar el número de positivos en territorios específicos.
Además, analizarse las dinámicas de movilización en cada ciudad, dice Acurio: si las zonas de producción están en un sitio, pero el grueso de trabajadores, en otro, cuáles son las rutas de movilidad. “Necesitamos equipos de salud para un seguimiento riguroso de los casos, y un sistema de vigilancia para ubicar a los contactos, para todo esto necesitamos aumentar los pre- supuestos en salud”.
Acurio ejemplifica el caso de Cuenca, donde el Municipio aplicó pruebas rápidas en 244 personas del mercado El Arenal. El 15 por ciento dio po- sitivo, sin tener síntomas. “Cuando se identifican los casos, se cierra un territorio. En Ecuador la prevalencia es alta, y pese a eso hoy tene- mos apenas 65 mil pruebas. Una cuarentena sin pruebas deja ciega a la vigilancia, por eso no estamos preparados para salir del aislamiento”.
La crisis económica y social obliga a la decisión de dejar el aislamiento. Sin embargo, el peligro es apresurar las decisiones, provocando que el remedio sea peor que la enfermedad.
Fuente: Vistazo