La coalición peronista que se impuso en los comicios de 2019 pudo haber sido muy eficiente a la hora de juntar votos, pero tiene serios problemas a la hora de gobernar. El Frente de Todos está conformado por diferentes espacios que presentan disidencias cuando se trata de marcar el rumbo. Probablemente es mejor que así sea, especialmente cuando sabemos que que uno de los polos de poder más importante está constituido por la vicepresidente Cristina Kirchner.
Si hay algo más peligroso que un Gobierno a la deriva, esto es la ambición y necesidad de la suma del poder público de la expresidente. Después de todo, dentro de tres años habrá elecciones presidenciales y, con el kirchnerismo en el poder, la situación económica es lo menos preocupante. Cierto es que un oficialismo unido con CFK al frente sería un riesgo considerable a las instituciones y la república.
En los últimos días, los chispazos internos dentro del oficialismo se hicieron explícitos. La que empezó, en el marco de un acto público junto al presidente, fue la misma CFK. Ante los ojos de Alberto Fernández, la vicepresidente aseguró que hay ministros que parecen tener “miedo” de ejercer su cargo, a quienes les recomendó que se “vayan a buscar otro laburo”.
El que levantó el guante fue el canciller Felipe Solá. Durante una entrevista televisiva, el ministro de Relaciones Exteriores aseguró que no le vendría mal “otro laburo”, pero que lamentablemente no tenía tiempo. El funcionario albertista, que hace unos años enfrentó al kirchnerismo en un frente peronista que incluía al macrismo en la provincia de Buenos Aires, aseguró que se siente respaldado por el presidente. “Si no, renunciaría”, señaló.
Probablemente, el ataque por el cual Solá acusó recibo tenga que ver con el dilema de Venezuela. Hace tiempo ya que el régimen de Nicolás Maduro viene pegándole duro y parejo al presidente argentino a quien ha acusado de “tibio”. Y la semana pasada, Diosdado Cabello criticó al canciller argentino por sostener la tesis de la “dictadura” chavista.
La pelea por el ministerio de Justicia
Otra funcionaria que está en la mira del kirchnerismo duro es Marcela Losardo, figura que responde a la línea albertista. Dentro del espacio de la vicepresidente consideran que la ministra de Justicia es “tibia” (acusación repetida, como vemos) a la hora de oponerse a la Corte Suprema, que a su vez está enfrentada con CFK.
En los últimos días, desde las usinas K se lanzó una campaña sucia acusando a la ministra de tener cuentas bancarias en el exterior. La misma Losardo se encargó de desmentir la versión en sus redes sociales.
En respuesta a lo publicado por el sitio @ElDisenso y a las declaraciones vertidas en @radio10 por @mendeztomascba, quiero aclarar que no tengo ninguna offshore y mi marido tampoco; no tengo relación con el exministro Garavano ni con mesa judicial alguna.
— Marcela Losardo (@mmlosardo) December 23, 2020
Aunque es probable que con la excusa de la pandemia del coronavirus se suspendan las elecciones primarias, el próximo año hay comicios legislativos. Allí se pondrá en juego el esquema de poder interno del oficialismo entre varios espacios como el del presidente, el de Sergio Massa y el de Cristina Kirchner.