SONIA SCHOTT,
Estados Unidos sigue comprometido con el suministro de armas a Ucrania, para ayudar a defender el país contra los invasores rusos. Tanto es así, que la semana pasada se prometieron otros 300 millones de dólares en armas y municiones.
Esto llevó el apoyo total estadounidense a unos 36.000 millones de dólares, desde que las tropas rusas cruzaron la frontera ucraniana en febrero del año pasado. Esta suma es el equivalente a 2.500 millones de dólares al mes.
Esta enorme inversión ha pagado dividendos tanto para Ucrania como para Estados Unidos.
Por una parte, a Kiev le ha permitido que las fuerzas militares ucranianas luchen contra los rusos y eviten que se apoderen de su país mientras que, para Washington, ha sido un acto simbólico para mostrarle al mundo que la Casa Blanca sigue liderando el camino en la lucha por la democracia contra un gobernante autócrata.
Sin embargo, ahora la guerra está a punto de entrar en una nueva fase con la esperada contraofensiva de las fuerzas ucranianas, en el territorio ocupado por Rusia en el este de Ucrania.
Ante este inminente suceso, ya hay signos de advertencia de que Moscú podría recurrir a opciones más peligrosas para estropear la victoria que el gobierno de Kiev parece intentar lograr en los próximos meses.
La primera señal llegó la semana pasada cuando Rusia afirmó que Ucrania había lanzado dos drones armados contra el edificio del Kremlin ubicado en la Plaza Roja, en un intento de complot para asesinar al presidente Vladimir Putin.
Moscú luego afirmó que Washington había planeado el ataque.
Tanto Ucrania como Estados Unidos negaron estar involucrados en la extraña agresión que no logró más que un destello explosivo sobre el techo del Kremlin.
Suponiendo que Kiev y Washington digan la verdad, Moscú debe haber ideado el complot de los drones como una forma de aumentar la tensión y tal vez como una advertencia de lo que vendrá si la contraofensiva de Ucrania sigue adelante.
Ya sea que el contraataque logre sus objetivos o no, el presidente Joe Biden tendrá que luchar duro para mantener la unidad de la alianza occidental contra Rusia.
Ahora que ha declarado que se presentará a un segundo mandato en la Casa Blanca, todo lo que diga sobre Ucrania y las perspectivas de fin de la guerra será comparado con la promesa realizada en varias ocasiones por el expresidente Donald Trump, su potencial rival republicano para estas elecciones presidenciales.
Trump ha declarado que podría poner fin a la guerra en 24 horas.
En opinión del general Christopher Cavoli, el principal comandante estadounidense en Europa, Rusia es capaz de continuar la guerra durante al menos un año más. Hablando ante los comités de servicios armados de la Cámara y el Senado, el alto militar dijo que Rusia tenía la mano de obra y las armas para mantener la guerra.
Nunca se ha explicado cómo Trump imagina que podría poner fin a todo en 24 horas, pero es de suponer que organizaría una reunión con Putin y presionaría al gobierno de Kiev para que haga concesiones.
Los comicios presidenciales aún están lejos, pero las tres partes involucradas en la guerra, desde el líder ruso Vladimir Putin hasta el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y la coalición de 50 naciones que arman y financian Kiev, se convertirá en un foco de atención cada vez mayor.
La guerra podría terminar mucho antes de noviembre de 2024 pero lo más probable es que siga causando víctimas y destrucción masiva durante el próximo año y ninguno de los candidatos presidenciales podrá ignorar la guerra, si quiere ser considerado como una opción seria para la Casa Blanca.
En este momento, los votantes solo tienen dos alternativas para reflexionar: la promesa de Trump de detener la guerra en sus primeras 24 horas y la promesa de Biden de continuar armando a Ucrania durante el tiempo que sea necesario para obtener un resultado satisfactorio, cualquiera que sea.
El resto de los candidatos no han explicado todavía cómo piensan enfrentar la guerra, pero cada uno tendrá que dejar en claro su posición.
Por ahora resulta dudoso considerar que alguien, con excepción de Trump, se atreva a afirmar que podría poner fin a la guerra con una llamada telefónica, como parece insinuar el expresidente republicano.
Sea lo que pase entre los próximos seis a nueve meses, la guerra en Ucrania va a dominar el futuro político de Washington.