miércoles, diciembre 25, 2024
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Frei y Piñera, los Kérenski chilenos

La revolución bolchevique encabezado por Lenin y luego por Stalin, con una cantidad de seres humanos sumidos en la miseria, hambre y represión (el comunismo puro y duro), no hubiera sido posible sin Kérenski, un socialdemócrata o revolucionario light que quería un cambio de régimen autocrático zarista. También contribuye la debilidad y nula preparación del Zar Nicolás II.

Es curioso cómo la historia se repite. Un débil Kérenski le bajó el perfil a un Lenin, Trosky (menchevique) y Stalin. Y al bajarle el perfil, no solo permitió, además impulsó una de las peores aberraciones de la historia moderna y fue cómplice de que el comunismo se implementara en la ex Unión Soviética. Los bolcheviques se llevaron puesto al débil Kérenski.

El caso de Frei Montalva sin duda puede ser catalogado como el primer Kérenski chileno. El gobierno de Frei facilitó la llegada al poder de un marxista-leninista como Allende. La reforma agraria comenzó con Frei Montalva y su debilidad, acompañado de un mal gobierno que favoreció el clima para un Allende.

Y el último Kérenski sin duda es Piñera, un tipo cobarde, que ganó con los votos de la derecha y el centro, pero desde el día uno gobernó para la izquierda. Ante una insurrección y golpe blando le regaló la Constitución a los políticos y de paso permitió que llegará a La Moneda Gabriel Boric.

También es fundamental recordar que José Antonio Kast, candidato de derecha, quién disputó la segunda vuelta con Boric, no contó con el apoyo irrestricto de Chile Vamos (conglomerado de centroderecha), que incluso quería que firmara un estatuto de garantías constitucionales. Y curiosamente era Boric quién tenía en su conglomerado al Partido Comunista, no Kast.

Esta bajeza política de Chile Vamos y la cobardía de Piñera hicieron posible que llegara un Boric al poder, con el agravante que estamos bajo el escenario económico, político y social más complejo de los últimos 40 años, con un presidente que no ha trabajado un día en el sector productivo y con una aprobación en picada en solo ocho meses.

Y todas las concesiones de Chile Vamos a la izquierda dura chilena, muestran un nivel de ingenuidad, falta de principios, valores, deslealtad con sus electores. ¡Inédito!

Ha sido tanto el nivel de entreguismo de los políticos que luego del plebiscito de salida quieren violar el acuerdo y entre cuatro paredes cambiar la Constitución. ¿Creerán que de haber ganado el «Apruebo» se sentarían el Partido Comunista y la izquierda dura a conversar con ellos? O son muy corruptos o muy imbéciles, pero queda claro que los tibios jamás le ganarán al comunismo o socialismo en todas sus versiones.

Fuente: Panampost

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