SONIA SCHOTT,
Ni siquiera durante la llamada “Pax Romana”, el período de estabilidad política desde el reinado de Augusto (27 a. C. – 14 d. C.) hasta el de Marco Aurelio (160 -180 d.C.), el mundo logro evitar confrontaciones bélicas, aunque los estados parte del Imperio Romano no entraron en disputas importantes.
El Reino Unido a su vez logró establecer una “Pax Británica” bajo su dominio desde 1815 hasta 1914.
Y si bien la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) se considera como uno de los eventos más cruentos de la historia, fue seguido por la “Pax Americana” o Larga Paz, en referencia al período de estabilidad internacional, bajo el liderazgo de Estados Unidos.
Sin embargo, desde 1948, el conflicto árabe-israelí ha desafiado los intentos de Washington por mantener la tranquilidad global.
El reciente ataque de Irán con drones explosivos y misiles contra Israel, en respuesta al ataque israelí a su consulado en Siria el 1 de abril, revivió nuevamente los temores de que el conflicto se extienda por el Medio Oriente.
Las reacciones no se hicieron esperar.
Los líderes del G-7, las principales economías del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, censuraron el lanzamiento de misiles y aviones no tripulados desde Irán, reiterando el pleno apoyo a la seguridad de Israel.
Asimismo, la Organización de Estados Americanos (OEA) califica a Irán como una amenaza global, condenó el ataque y se solidarizó con el pueblo de Israel.
La buena noticia es que “La calma a los mercados financieros, está regresando a medida que los inversores hacen caso omiso de las preocupaciones iniciales de una guerra en el Medio Oriente. Los esfuerzos de Estados Unidos para alentar a Israel a no tomar represalias han ayudado a calmar los nervios” según publico Karen Frier en Yahoo! Finanzas.
La pregunta es ¿por cuánto tiempo?
Aunque el presidente Joe Biden ha hecho lo posible para impedir una escalada del conflicto, el riesgo de una guerra ampliada en Oriente Medio parece casi inevitable.
Tanto Israel como Irán son responsables.
La decisión de Israel de bombardear y destruir el edificio del consulado iraní en Damasco, matando a siete personas, entre ellas dos de los principales generales iraníes responsables de armar a Hamás, fue una operación mortal y de alto riesgo.
No está claro si Israel avisó a Estados Unidos del ataque planeado, pero evidencia el deterioro de la confianza entre Biden y Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí.
Desde hace semanas, Biden junto con su equipo y líderes europeos, han pedido a Netanyahu que desista de invadir Rafah, el bastión restante de Hamás en el sur de Gaza.
Sin embargo, el líder israelí se ha hecho de oídos sordos por dos razones: primero porque ha prometido destruir la organización Hamás para que nunca más gobierne Gaza ni amenace a Israel como lo hizo el 7 de octubre. Eso significa buscar y aniquilar a las brigadas de combate restantes de Hamás y a su máxima jerarquía que presumiblemente se esconden en Rafah y sus alrededores.
En segundo lugar, si no invade Rafah, perderá el apoyo político de su gabinete de coalición.
Netanyahu tiene tres objetivos claves en la guerra en Gaza: eliminar a todos los miembros de Hamás, liberar a todos los rehenes (quedan unos 130) y sobrevivir como primer ministro.
Estos objetivos están vinculados entre sí y si uno fracasa pone en peligro a los otros dos.
Biden calificó recientemente la estrategia de Netanyahu en Gaza como un error. Pero ¿cuál era la alternativa? ¿no invadir Gaza con la posibilidad de que Hamás lleve a cabo más ataques contra Israel?, ¿Aplazar la venganza e intentar la vía diplomática para liberar a los rehenes?
Ninguna de estas opciones habría satisfecho a los ardientes derechistas de su gabinete, pero es claro lo que Biden quiso expresar consternación ante la destrucción y muerte de civiles en Gaza.
Queda otra duda ¿cuán exitosas habrían sido las fuerzas especiales israelíes sin el respaldo de unidades blindadas y de infantería, y ataques aéreos?
Netanyahu optó por la opción de “conmoción y pavor” que buscaba pulverizar todo lo que pareciera esconder a Hamás y dado que este grupo ha utilizado a civiles como escudos humanos, eso significaba todo.
Parece que el líder israelí seguirá sin escuchar los llamados de La Casa Blanca porque ya anunció fecha para la invasión a Rafah.
Así pues, el dilema para Biden y la Pax Americana, continuará.