Una vez más graznó el ave y como de costumbre anunció más miseria y muerte para los mexicanos, pero al mismo tiempo se despachó una carretada de dinero para sus caprichos, principalmente el trenecito Maya cuyo costo se elevó el 172 por ciento y la refinería de Dos Bocas con otros 22 mil 500 millones de pesos, convertida en resumidero de recursos públicos al igual que Pemex cuya deuda al primer trimestre de este año alcanzó 2.16 billones de pesos -108.11 mil millones de dólares- que representan más de la mitad de las reservas internacionales de Banxico.
Anunció el ánade que pasará el desgobierno de la 4T a la pobreza franciscana, lo cual, para muchos con enfermedades crónico-degenerativas, representará muerte segura por la falta de atención médica y fármacos cuya escasez en plena quinta ola de Covid-19, se agudizó y abarca el 30 por ciento de desabasto en el sistema de salud pública que incluye al ISSSTE, IMSS, Sedena, lo cual implica que millones de recetas no serán surtidas.
Tan es así que sólo durante el primer trimestre de 2022, únicamente el Seguro Social negó más recetas que en todo 2019, mientras que en los hospitales de Salud el abasto disminuyó del 80 al 71 por ciento en el primer cuatrimestre del presente año.
Cifras que surgen justo cuando el Inegi reportó que en 2021 se registró una sobretasa superior a los 600 mil fallecimientos ya que fueron en total un millón 117 mil 167, frente al millón 86 mil 743 del 2020. Esta vez la tasa de defunciones fue de 88 por cada diez mil habitantes y fue la Ciudad de México la que mayor índice reportó con 138 víctimas.
Pero, además, en contradicción a lo reportado por la Secretaría de Salud, en México el propio Inegi contabilizó hasta la fecha mencionada, 424 mil 509 fallecimientos por Covid-19 en 2021, frente a las 327 mil 109 reportados por la autoridad hasta el 26 de julio del presente año es decir que por estas fechas la cifra ya aumentó.
Es decir que, en cerca de siete meses del 2021, el diferencial entre lo “oficial” y lo real checado por el organismo autónomo, llegaría a más de 100 mil víctimas adicionales, pues a los 97 mil que da lo de arriba, se deben sumar los no registrados por la Secretaría de Salud en lo que va de este año. Miles de esas víctimas fallecieron en sus domicilios por falta de atención por insuficiente cupo en hospitales, ausencia de respiradores mecánicos o negativa de tratamientos.
Y todo, “gracias” a la “austeridad republicana” ordenada por el mesías tropical en 2019 que incluyó la cancelación de cadenas de suministro de medicamentos con el pretexto de una corrupción que sólo se mencionó en las mañaneras pero que nunca se probó. En cambio, lo que dejó fue carencia de fármacos, tratamientos, reactivos y hasta distribución de los mismos, causando incluso que millones de piezas caducaran en almacenes.
Ahora nos viene con una nueva etapa de esta pesadilla llamada 4T y anuncia que habrá más recortes con lo cual seguramente muchos servicios perderán más calidad, incluyendo salud y educación donde se retiraron las escuelas de tiempo completo y las guarderías para madres trabajadoras, incluso en dependencias que las otorgaban de manera institucional.
Además, en previsión de año electoral, el profeta de la 4T necesitará mucho dinero para la compra de votos y habrá de ampliar sus programas clientelares, amén que disminuirán los ingresos fiscales debido al incremento del desempleo y disminución de los salarios.
La pinza se cerrará con el gasto discrecional del presupuesto, del cual ya hay serias variaciones en este año por las transferencias ilegales realizadas a las obras del caudillo como ocurre con Dos Bocas cuyo presupuesto pasó de ocho mil millones de dólares para alcanzar “oficialmente” los 12 mil millones de billetes verdes y proyectarse hasta los 16 mil millones.
Por lo pronto ya le endilgaron otros 22 mil 500 millones dizque para el pago de impuestos, mientras que el tren Maya se convirtió en resumidero ya que aumentó en 172 por ciento al pasar de los 150 mil millones de pesos presupuestados en 2018 a los 409 mil millones en este 2022, y lo que se sume.
Frente a ello, debido a la deuda remanente de la cancelación del NAIM, por capricho del tlatoani, se siguen ordeñando los ingresos de TUA del AICM para pagar los 200 millones de dólares anuales que se deben de la Fibra E y de los cuales faltan 16 años más.
De ahí la falta de mantenimiento tanto en edificios terminales como en pistas del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que le viene “anillo al dedo” al peje para intentar forzar el paso de operaciones al AIFA. Más dinero tirado a la basura.
Y lo que falta ahora con el alza de tasas en la FED en 75 puntos base, el riesgo de convertir en basura documentos de deudas y el reclamo de acreedores e inversionistas derivados del pleito que compró el Peje con Estados Unidos… Agarrémonos para lo que viene con la recesión.
Autor: Miguel A. Rocha Valencia
Fuente: Índice Político