WASHINGTON — Según las cifras del gobierno de Joe Biden, la economía estadounidense se aletargó pronunciadamente de enero a marzo a una tasa de crecimiento anual de solo 1,1%, a medida que los aumentos de las tasas de interés afectaban las hipotecas y los negocios reducían sus inventarios.
La cifra difundida el jueves por el Departamento de Comercio muestra que el Producto Interno Bruto se debilitó tras crecer 3,2% entre julio a septiembre y 2,6% de octubre a diciembre; sin embargo, cada vez más economistas discrepan de esos datos con una fuerte contracción de más de seis meses de la industria manufacturera en EEUU, la caída durante 13 meses consecutivos de las ventas de viviendas, con excepción de febrero; el déficit comercial no baja de las cifras récord (en estos momentos en más de 70.000 millones de dólares) y por supuesto, la alta inflación durante más de dos años.
Las grandes compañías ha tenido resultados favorables debido a las sustanciales subidas de los precios de todos sus productos y servicios durante más de 24 meses, aprovechando la coyuntura actual, como es el caso de Coca-Cola y muchas otras, entre las que se incluyen las empresas de tecnología como Meta, Google (Alfhabet), Microsoft, y los grandes bancos estadounidenses.
El escepticismo sobre la economía
No pocos economistas son escépticos con la información que brindan ahora las agencias del gobierno federal de la actual administración, luego de que tras dos semestres del Producto Interno Bruto en negativo en 2022, tampoco se reconoció la recesión técnica, sino que hubo silencio y complicidad de la mayoría de las grandes cadenas de prensa, alineadas directamente al actual gobierno en Washington.
Según el informe del Departamento de Comercio, la desaceleración refleja el impacto de las medidas agresivas de la Reserva Federa para domar la inflación, con nueve aumentos de las tasas de interés a lo largo del año. Pero ese impacto ocurre desde septiembre del año anterior, cuando los índices – la mayoría en rojo- comenzaron a caer de forma sostenida.
La industria inmobiliaria, la producción de bienes de consumo y duraderos, la industria aeronáutica y la automotriz agudizaron el descenso económico, que ya venía desde el 2021. Solo el sector laboral se ha mantenido con fuerza, gracias a los más de 10 millones de puestos de trabajo disponibles en todo el país, luego de que el gobierno del expresidente Donald Trump en sus cuatro años de mandato creara más de 6 millones de empleos.
A pesar de todo el panorama anterior, aún el gobierno ni los medios de prensa reconocen que el país se encuentra en una recesión desde el 2022 y siguen con los supuestos pronósticos de que llegará una recesión en cualquier momento.
Crisis bancaria
La presente crisis bancaria, que los medios de izquierda dieron por terminada, recién comienza, como dijo el presidente de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, quien agregó que los efectos se sentirán durante años.
En estos momentos, el First Republic Bank batalla contra la quiebra, después de que 11 entidades financieras depositaran en su cuenta 30.000 millones de dólares para su rescate. El First Republic ha perdido más del 50% del valor de sus acciones en Wall Street en menos de una semana y más del 90% de su capitalización desde finales de marzo.
Con los precios actuales de los bienes de consumo, los materiales y del combustible, a pesar del cierto decrecimiento, no pocos analistas se cuestionan si la inflación realmente se encuentra en un 5%, que de por sí es bastante alta también.
El 2020, después de los graves efectos negativos de la pandemia de COVID-19 en la economía estadounidense y a nivel mundial, la inflación cerró en sólo 1,4%.
El mercado de la vivienda, que es sumamente vulnerable a los aumentos de las tasas de interés, ha sufrido golpes duros. El gasto de consumo, que impulsa el 70% de la economía, se ha reducido. Y muchos bancos han endurecido las condiciones de los préstamos desde la caída de dos grandes bancos el mes pasado, lo que dificulta aún más obtener un préstamo para comprar vivienda o auto o para ampliar un negocio.
Muchos economistas dicen que aún no se ha sentido el impacto acumulado de los aumentos de las tasas por la Fed. Sin embargo, los responsables de las medidas del Banco Central apuntan a un llamado aterrizaje suave: enfriar el crecimiento lo suficiente para frenar la inflación, pero sin que la economía más grande del mundo caiga en una recesión.
Hay escepticismo generalizado de que la Fed pueda conseguir su propósito. Un modelo económico del Conference Board, un grupo de investigaciones empresariales, dice que hay 99% de probabilidades de una recesión.