La diplomacia tiene un límite y el presidente de Chile, Gabriel Boric, terminó por aceptarlo al calificar a Nicolás Maduro como el dictador del régimen chavista. El mandatario y los funcionarios de su gobierno ya lo asumen y reconocen públicamente después de los falsos resultados elecciones presidenciales de este 28 de julio.
Más de dos años le llevó a Boric admitir que la arbitrariedad de Maduro está lejos de ser democrática. Sus abusos de poder resultan injustificables política y legalmente. Manifestarlo le costó la presencia de su embajador en Caracas, Jaime Gazmuri a un año de su designación.
Si bien se pretendió con el nombramiento del dirigente socialista intentar normalizar las relaciones con Miraflores e incluso, conseguir la cooperación del régimen para concretar vuelos de repatriación de migrantes pactando un controversial acuerdo de intercambio de información policial para frenar la criminalidad de la el Tren de Aragua en territorio chileno, todo ello ahora entró ahora a un refrigerador.
Maduro ordenó el retiro de Gazmuri por considerar “injerencistas” a Chile. Con ello, frustró los deseos de Boric de fortalecer los debilitados vínculos con Venezuela con la presencia del exsenador que había servido como embajador en Brasil, entre 2014 y 2018 tras Chile no contar embajador en Caracas durante cinco años.
El chavismo enardece por la región desconocer la reelección que Maduro proclama. Sin embargo, la decisión es un rasgo “propio de regímenes dictatoriales” declaró el canciller austral, el canciller austral, Alberto van Klaveren.
Así también lo asumen en Argentina, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Uruguay tras la medida incluir la salida de sus representantes.
La Moneda consciente pero preocupada
Las relaciones bilaterales entre La Moneda y Caracas caen en la incertidumbre desde ahora. Para la vicepresidente de Chile, Carolina Tohá, la situación es “preocupante” por varias razones, entre ellas, “el abandono a los más de 700 mil venezolanos que viven actualmente en Chile”.
El panorama no cambiará la nueva posición de Boric sobre que Maduro es un dictador. De acuerdo con la también ministra de Interior, “hoy el principal objetivo de la comunidad internacional es lograr que las elecciones que hubo hacen pocas horas en Venezuela tengan un resultado transparente, validado y se respete la voluntad del pueblo venezolano”.
La presión tendrá costos a corto y largo plazo que están dispuestos a asumir. En el Ejecutivo chileno comprenden que cualquier gestión con Venezuela queda ahora en un limbo. Saben que la orden de Maduro implica, de facto, el rompimiento de las relaciones Maduro rompió de facto las relaciones con Chile porque su instrucción implica el retiro del cuerpo diplomático completo: embajador, cónsules y agregados de las legaciones de ambos países.
Un paso que evolucionó
El paso de Boric con Maduro al calificarlo de dictador creció con el tiempo. El presidente, según su entorno, terminó por convencerse de la inviabilidad de negociaciones migratorias con Caracas y de la revitalización de las relaciones con la dictadura chavista luego del secuestro y asesinato del exmilitar, Ronald Ojeda en Santiago por efectivos de la inteligencia venezolana, así lo revela ExAnte.
No tenía más opción. La convulsión diplomática siempre dirigió las noveles relaciones. De hecho, Gazmuri en abril de este año ya había sido llamado a consultas desde Santiago después del canciller chavista, Yván Gil negar la existencia del Tren de Aragua al calificarlo de una “ficción mediática” internacional.
Según el alto funcionario de la dictadura chavista “como siempre quieren hablar mal de Venezuela, han inventado que ahora hay una organización de Venezuela llamada Tren de Aragua que afecta al mundo (…) Ridículamente aparecen videos de gente que dice ‘somos del Tren de Aragua’, con acento peruano y chileno”.
Tratar de entenderse con Maduro en estos términos resultó ingenuo. Boric lo entiende. Con su decisión adherirse a la convocatoria de la reunión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) este miércoles 31 de julio en la sede de Washington lo evidencia. Van Klaveren o el embajador de Chile ante la OEA, Sebastián Kraljevic lo representarán.