BOGOTÁ.- Delegados del gobierno de Colombia y miembros disidentes de la antigua guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) iniciaron una serie de diálogos en las montañas del suroeste del país. El objetivo de estos encuentros, que se prolongarán hasta el domingo, es avanzar hacia la instalación de la Mesa de Conversaciones de Paz, según fuentes gubernamentales.
El departamento del Cauca es el escenario de este encuentro de carácter «cerrado y confidencial», donde se espera acordar una agenda de temas fundamentales que allane el camino para futuras negociaciones. Entre estos temas se incluyen los protocolos de respeto a la población civil y de cese de fuego, según informó la Oficina del Alto Comisionado para la Paz en un comunicado oficial.
En el centro de estas conversaciones se encuentra el objetivo de desmovilizar al Estado Mayor Central (EMC), el grupo escindido más prominente de las antiguas FARC, que optó por no adherirse al acuerdo de paz firmado en 2016. Andrey Avendaño, conocido como el jefe negociador del EMC, confirmó el inicio de estos diálogos desde una zona rural del Cauca, vestido de civil pero rodeado de hombres armados, expresó la necesidad de un cese al fuego como condición para las negociaciones.
Cese al fuego en Colombia
El gobierno de Colombia, encabezado por el presidente Gustavo Petro, busca resolver décadas de conflicto armado a través del diálogo con todas las organizaciones ilegales involucradas. Aunque se había anunciado previamente un cese al fuego bilateral de seis meses con los principales grupos, incluido el EMC, esta tregua se interrumpió en mayo en varias regiones del país después del asesinato de cuatro menores indígenas a manos de los disidentes.
El EMC, que cuenta con alrededor de 3.500 combatientes, está involucrado en enfrentamientos con otros grupos armados por el control de la minería ilegal y el narcotráfico. Colombia es el principal productor de cocaína en el mundo y esta lucha por el control de los recursos ha exacerbado el conflicto durante décadas.
Esta nueva serie de diálogos es vista como un paso prometedor hacia la paz en Colombia, aunque el camino hacia la reconciliación y la estabilidad sigue siendo desafiante en un país marcado por más de medio siglo de conflicto armado, que ha dejado a su paso más de nueve millones de víctimas.