Las cosas siguen pintando mal para el opositor Juan Guaidó. No solo se trata de los casos de corrupción que rodean a su Gobierno interino o la tibieza frente a la dictadura venezolana, también está el alto rechazo de quienes antes creían en él. Una reciente encuesta reflejó una estrepitosa caída de su popularidad. De tener 84,6 % en febrero del año 2019, pasó a tener tan solo 4 % de apoyo en julio de 2021.
El número es sin duda un golpe de realidad para el opositor que se perfilaba como una esperanza para la sociedad venezolana sumida en la pobreza. La más reciente decisión fue sentarse a dialogar con el régimen de Nicolás Maduro, olvidando su promesa de «cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres» planteada en el estatuto de transición que marcaba la ruta hacia un gobierno democrático.
La encuesta realizada por Meganálisis también arroja otras cifras que esbozan lo que piensan los venezolanos sobre el contexto que rodea al país. Por ejemplo, 71,3 % de los encuestados no cree en el diálogo; 72,1 % no confía en el Consejo Nacional Electoral y 68,3 % ni siquiera confía en el voto.
Es un escenario complicado, también para el chavismo, ya que 76,3 % apoya que Maduro y su régimen dejen el poder antes de terminar el año. Una probabilidad distante, tomando en cuenta que un sector de la oposición está dispuesta a participar en las elecciones regionales y municipales del 21 de noviembre, cuando se elegirán unos 3100 cargos públicos, lo cual dará una apariencia de democracia al chavismo y solo servirá para extender su permanencia en el poder, pero ahora con el aval de la oposición.
Un diálogo innecesario con EEUU observando
Para la encuestadora, «Guaidó se convirtió en la expectativa de más rápido ascenso, y más estrepitosa caída. En un lapso de 29 meses cayó de 84,6 % de respaldo a solo 4,0 % de apoyo. Un tobogán de descenso plagado de un discurso contradictorio y errores imperdonables».
Es un planteamiento que va en consonancia con las expectativas del venezolano común, que optó por sobrevivir ante la galopante inflación y la escasa calidad de vida, antes que seguir gastando tiempo y energías en política. El reporte de Meganálisis lo demuestra. Ahora se suma el diálogo, el tercer intento en cuatro años. Ninguno de los dos primeros funcionó.
Con aire desafiante, como en todas sus alocuciones, Maduro anunció que su hijo Nicolás Maduro Guerra será parte de las negociaciones en una comisión encabezada por Jorge Rodríguez, mano derecha del régimen chavista. «Van para México al diálogo con la oposición extremista de derecha gobernada desde Estados Unidos», vociferó el dictador cuando votaba en unas primarias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), con candidatos que finalmente serán elegidos a dedo. No importaron los votos de sus simpatizantes. El candidato a la gobernación del estado Táchira por el PSUV, Freddy Bernal, dijo al día siguiente de las elecciones internas que «haber ganado las primarias no significado que automáticamente sea el candidato o la candidata a la alcaldía».
Del diálogo también dependerán temas pendientes con Estados Unidos. Las sanciones serán revisadas si se dan «avances significativos» en las conversaciones. Según un reporte de EFE, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, se remitió a una declaración difundida el pasado 25 de junio por Washington, la Unión Europa y Canadá, en la que se declaraban dispuestos a suavizar las sanciones «sobre la base de un progreso significativo en una negociación integral».
La caída libre de Guaidó
Continuando con las cifras del estudio, queda reflejado cómo la población desea que Maduro y el resto del chavismo dejen el poder. La data histórica determinó que si bien esta intención disminuyó en noviembre de 2016 cuando oposición y el régimen se sentaron a dialogar, luego experimentó una subida sostenida que en julio de 2021 se ubicó en 76,3 %. En contraste están aquellos que desean que Maduro y su combo permanezcan en Miraflores. Este porcentaje solo es de 13,9 %.
Lo más interesante quizás es un gráfico que refleja que la popularidad de Guaidó está por debajo del respaldo a Maduro. La imagen del opositor comenzó a caer en febrero de 2019 cuando ocurrió el fallido ingreso de ayuda humanitaria por la ciudad colombiana de Cúcuta. Sin embargo, el descenso no era grave. Pero luego vino la caída en picada.
En abril de 2019 su popularidad ya se acercaba al 49,8 % tras el alzamiento militar en la Carlota que terminó en la nada, respecto a la salida de Maduro, pero sí provocó que militares que apoyaron a Guaidó tuvieran que huir a Cúcuta para no ser perseguidos.
En febrero de 2020 el opositor hizo una gira internacional para trata de levantar su imagen que tampoco funcionó. Para ese momento el apoyo era de 10,7 %. Lo que vino después fue una aprobación que no superaba las dos cifras. Y así se ha mantenido.
La mala gestión de Citgo, la falta de rendición de cuentas, los sospechosos negocios desde la compañía Monómeros, los discursos contradictorios y el cambio de estrategia política que se desvía de los preceptos originales están significando para Guaidó una popularidad en decadencia, empañada por la falta de avances y el enorme retroceso tras haber conseguido un inédito respaldo internacional de más de 60 países que poco a poco se han ido alejando de la gestión interina que no dio frutos.
Fuente: PanamPost