«En estos momentos organismos de seguridad con más de 800 funcionarios tomaron la Cota 905 y comenzarán el operativo a revisar casa por casa en búsqueda de los líderes de la banda», tuiteó.
Camacho indicó que la acción policial se mantuvo durante toda la noche de este jueves y entre los organismos policiales hay efectivos de las FAES, y de los otros cuerpos de seguridad.
Según el periodista los enfrentamientos no han cesado y hasta el momento no han capturado, ni dado de baja a los tres principales líderes.
Se conoció que durante el operativo se logró llegar hasta una de las zonas usadas por la banda para vigilar a la policía. Funcionarios de la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) tomaron e incendiaron «La Gallera», el lugar donde la banda delictiva comandada por «El Koki» realizaba fiestas en la Cota 905, según informó El Nacional.
Los delincuentes al parecer han tenido que esconderse en otros sectores.
Contra la población
Los criminales han disparado hacia zonas residenciales, una situación que ha dejado a varias personas heridas y otras muertas a causa de las balas perdidas. Edificios de zonas aledañas también han reportado daños por los disparos.
En videos que han publicado en las redes sociales grabados por los mismos antisociales, se les observa portando armas de largo alcance y disparando hacia las urbanizaciones cercanas.
El día jueves se conoció que al menos tres personas murieron durante los enfrentamientos, y otras tres resultaron heridas, entre ellas un menor de edad.
Las comisiones policiales tienen más de 24 horas tratando de controlar la zona donde operan los delincuentes.
El Ministerio de Interior, Justicia y Paz ofreció una recompensa por los tres principales miembros de la banda: «el Koki, el Vampi y Garbis».
Por cada uno de ellos se ofrece 500.000 dólares.
Las autoridades han pedido a la población que tenga información sobre el paradero de estos delincuentes o que pueda contribuir con su captura que lo comuniquen directamente o través del 911.
Inicio del conflicto
La Cota 905 es un sector popular construido de manera informal en una montaña que enlaza el sector de El Valle, colinda con el Cementerio General del Sur y la parroquia El Paraíso. La presencia de bandas en el sector no es nueva, ya que desde 2014 se conocen de los conflictos ocurridos entre los líderes de los dos grupos armados que traficaban con drogas y armas en el lugar.
Hechos sangrientos entre los dos grupos llevó a muchos habitantes a colocar doble pared de bloques para evitar que las balas perdidas atravesaran los hogares de aquellos que no tienen nada que ver con los delincuentes.
Cada recordar que en 2002, cuando los sucesos de abril aparecieron los primeras «ordas chavistas» que luego se conocieron como colectivos. Estos, en su mayoría conformados por antisociales, pactaron con el gobierno de Hugo Chávez; por lo que funcionaban como el brazo armado de la «revolución». Tenían el beneficio de algunos bonos especiales y en ciertos casos había licencia para continuar delinquiendo sin represión.
Algunos expertos han señalado que el propio Freddy Bernal, cuando era alcalde de Libertador, entregó armas a estos colectivos para que «defendieran la revolución», información que no ha sido verificada.
En enero de 2015, Cota 905 fue colocada bajo la política de “Zona de Paz” del régimen de Maduro, en la cual las autoridades cedieron el control territorial a organizaciones criminales a cambio de una reducción de la violencia. Esta tregua se rompió en julio del mismo año con la introducción de la “Operación Liberación del Pueblo” de Maduro (Operación Liberación del Pueblo – OLP). La primera redada de la OLP en Cota 905 resultó en la muerte de 15 personas, de los cuales solo seis tenían antecedentes penales. En ese momento anunciaron que el líder «El Koki», llamado Carlos Luis Revete había sido abatido, pero éste no estaba entre ellos, ya que se había refugiado pocas horas antes de la redada. Continuó evadiendo la captura durante toda la operación, avivando las sospechas de que los verdaderos objetivos de tal operación eran los rivales de Revete.
Fuente: Diario las Américas