domingo, noviembre 17, 2024
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Gustavo Petro: el presidente colombiano apoyado por China comunista

El primer presidente izquierdista en la historia de Colombia, Gustavo Petro, llegó al poder el pasado 19 de junio en medio de una atmósfera polémica, atizada, de una parte, por su comunismo solapado y, de la otra, por sus sospechosos nexos con la República Popular China (RPC), nación autocrática con marcados objetivos hegemónicos y contra la integridad nacional de Estados Unidos.
Aunque era de suponer que Pekín vitorearía su triunfo, dado su interés en ganar más terreno en América Latina (LATAM), el mensaje de felicitación del mandatario chino, Xi Jinping, a su homólogo colombiano no hizo más que corroborar los vínculos existentes entre las dos naciones, en general, y sus propósitos como líderes afines, en particular.
Con información de la Agencia de Noticias Xinhua, el diario China Daily publicó el comunicado de enhorabuena de Xi, quien no dudó en reconocer que «las relaciones entre China y Colombia se encuentran en un nuevo punto de partida» tras el triunfo de quien fuera alcalde de Bogotá.
Como no podía ser de otra manera, el líder chino señaló, asimismo, que está «listo para trabajar con el presidente electo a fin de profundizar la confianza política mutua, promover la cooperación práctica e impulsar un mayor desarrollo de los vínculos China-Colombia en beneficio de los dos países».
Petro, por su parte, expresó su agradecimiento al presidente del gigante asiático vía Twitter, plataforma en la que igualmente dijo sentirse seguro «de que habrá una relación productiva entre las dos naciones, basada en la superación de la crisis climática y la construcción de economías justas».
Con el 50,44% de los votos, el otrora guerrillero del movimiento nacionalista M-19 se hizo con la presidencia de su país, y ahora, no sólo tiene ante sí la misión de cumplir con sus promesas de campaña, sino también de hilar fino en lo que a relaciones internacionales se refiere, en especial con la RPC, archienemiga de Estados Unidos (EEUU).
Como hemos advertido antes, China es el principal contrincante comercial de EEUU y a la vez un riesgo en potencia para nuestra seguridad nacional. Cada vez, aparecen más pruebas de que intenta socavar el poderío de Washington, y una de ellas es, precisamente, su obstinado acercamiento a los partidos izquierdistas de América Latina y el Caribe.
Sin dudas, los chinos comunistas saben perfectamente que el apoyo a sus pares latinoamericanos y caribeños constituye una fuerte moneda de cambio para sus intereses, tanto en la región en sí misma, como en la cercanía geográfica y geoestratégica que esta zona le ofrece de cara a sus objetivos contra EEUU.
Para ellos, mientras más regímenes comunistas haya en Latinoamérica y la región caribeña, mejor. Por tanto, que el candidato izquierdista de Colombia haya ganado en los comicios presidenciales, frente a su contendiente, el derechista Rodolfo Hernández, es, cuando menos sospechoso. Y si no, remitámonos a los hechos.
Respaldo de China a Latinoamérica
Con su reciente llegada a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro se convirtió en el sexto político de izquierdas que asumió el poder en América Latina en los últimos cuatro años. Le acompañan en ideología Andrés Manuel López Obrador, de México; Alberto Fernández, de Argentina; Luis Arce, de Bolivia; Pedro Castillo, de Perú; Xiomara Castro, de Honduras, y Gabriel Boric, de Chile.
Ante esta creciente oleada de presidentes izquierdistas en la región, uno no puede dejar de preguntarse por qué tantos partidos socialistas se imponen frente a la derecha, justamente cuando eso es lo que menos necesitan las naciones latinoamericanas en vías de desarrollo.
La respuesta más atinada nos hace pensar en China, país que —detrás de organismos internacionales de izquierdas, como el Foro de São Paulo, por ejemplo— respalda este tipo de sistemas, tal como quedó evidenciado en el más reciente seminario virtual de esta organización, llamado “Las relaciones entre China y América Latina en la Nueva Era”.
Efectuado el 10 de mayo pasado, el encuentro contó con la presencia online de la viceministra del Departamento Internacional del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), Shen Beili, quien, además de alabar al foro «como importante organización de partidos políticos de izquierdas en América Latina y el Caribe», no hizo más que corroborar el interés del gigante asiático en la región.
Según se lee en la página web oficial del organismo regional, «desde el XVIII Congreso Nacional, las relaciones entre China y América Latina han entrado en una nueva era de igualdad, beneficio mutuo, innovación, apertura y beneficio para el pueblo. [Por ende], China está dispuesta a trabajar con latinoamérica para superar las dificultades, crear oportunidades y promover la construcción de una comunidad de destino común China-América Latina».
Ideología comunista en Latinoamérica
¿De qué beneficio mutuo están hablando los chinos comunistas? ¿Qué ganan exactamente Latinoamérica y China por estos vínculos? El PCCh se convirtió en el padrino global del Foro de São Paulo en 1993, apenas dos años del surgimiento de esta entidad, según un análisis realizado por el PanAm Post.
Quiere decir que, en 2023, ambas partes celebrarán 30 años del establecimiento de sus relaciones bilaterales. O lo que es lo mismo: 30 años de haber estado colaborando en función de su máximo interés común, que no es más que perpetuar su ideología en el mayor número posible de países latinoamericanos y caribeños.
Shen Beili dijo que, «el PCCh está dispuesto a trabajar con el Foro de São Paulo y sus partidos miembros, guiado por el consenso alcanzado por los dirigentes de ambas partes, para fortalecer los intercambios y las cooperaciones en amplios terrenos, [así como para] impulsar lazos amistosos a un nuevo nivel».
Queda más que claro entonces su sempiterno apoyo a las asociaciones izquierdistas de la región. Y ya se sabe perfectamente de qué pata cojea el PCCh: «Es el que mueve todo, el que autoriza todo, el que reprime lo que quiere, el que se mete en las empresas, y el que, [además], no está estableciendo una interlocución con los gobiernos de América, sino con los partidos políticos, y solo con los de izquierdas», según reportó el PanAm Post.
Sobre el porvenir de Latinoamérica, la misma fuente resaltó que «nuestro futuro no lo decidimos nosotros, ni nuestras democracias (las pocas que queden en el continente), sino que lo deciden un conjunto de partidos políticos zurdos y con agenda a su conveniencia»; conveniencia, hágase notar, en cuanto a empoderamiento y búsqueda de perpetuidad, claro está.
Remarcando ese mismo planteamiento, la propia Beili especificó que, en los últimos años, se han fortalecido continuamente las visitas de alto nivel entre China y América Latina-el Caribe (ALC), pues Xi Jinping le concede alta importancia al desarrollo de las relaciones latinoamericanas y caribeñas.
En este mismo orden de ideas, la funcionaria comunista añadió que Xi ha estado en la región en cinco ocasiones, dirigiendo las relaciones a una nueva era caracterizada por la igualdad, el beneficio mutuo, la innovación y el bienestar del pueblo.
«¿Qué quiere China de América Latina? ¿En qué se beneficia con el apoyo desinhibido del Foro de São Paulo? Eso no lo dice, pero es obvio: viene por nuestras materias primas, por la energía, por el territorio. En suma, por el colonialismo», remarcó, no sin razón, el PanAm Post.
Cooperación entre China y América Latina
En su nada creíble puesta en escena, la República Popular China intenta disfrazar su interés en América Latina y el Caribe destacando el “beneficio económico” que, supuestamente, entraña hacer negocios con Pekín. En este sentido, el mismo portal del foro se ha encargado de ensalzar pródigamente las atribuidas “ventajas” para la región.
«La cooperación práctica entre China y América Latina ha sido fructífera», de hecho, «el comercio total superó los 450 000 millones de dólares en 2021. [Además], hasta el momento, 21 países de América Latina y el Caribe han firmado el Memorando de Entendimiento con China para la construcción conjunta de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, y ya se ha puesto en marcha un gran número de importantes proyectos de cooperación».
Por si eso no fuera suficiente, prosigue el texto, «las relaciones entre China y América Latina están a punto de lograr nuevos méritos en la nueva era con diferentes grupos étnicos y civilizaciones que se respetan mutuamente, coexistiendo armoniosamente y teniendo progresos conjuntos».
De regreso al discurso de Beili, todo parece indicar que, aparte de la implicación del Foro de São Paolo en los destinos de los países latinoamericanos y caribeños, hay otro organismo que le está haciendo la pelota a la China comunista: se trataría de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC).
Según Beili, hasta la fecha, «el Foro China-CELAC ha convocado tres veces a la reunión ministerial, elaborando varios programas de cooperación y promoviendo vigorosamente las cooperaciones pragmáticas entre ambas partes», hecho que viene a redondear la idea de que la RPC acude a cuanto mecanismo le es posible para intervenir en los asuntos de la zona.
Ahora solo falta que Colombia se sume a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, proyecto con el que la China comunista aparenta “ayudar” económicamente a las naciones integrantes para luego cobrarles lo que estas le deben del modo en que más le convenga: con recursos naturales, reservas minerales e infraestructuras de toda clase, por solo citar algunos ejemplos.
A propósito de esta iniciativa, el PanAm Post reseñó que el presidente de Argentina, Alberto Fernández, recibió 23.000 millones de dólares al entrar a este proyecto; dólares que usará «para construir una central nuclear, una termoeléctrica, y para [poner en marcha] muchos otros proyectos de infraestructura de energía y comunicaciones».
Según la fuente, «Petro hará lo mismo, y lo hará al unísono con Gabriel Boric, su vecino marxista posmoderno de Chile, quien entregará a su país y al litio que ya está por estatizar».
Nexos económicos Colombia-China
En la actualidad, Colombia está bastante comprometida con los chinos comunistas. En 2021, por ejemplo, la nación asiática se convirtió en su primera fuente de importaciones y en su segundo socio comercial en cuanto a exportaciones. En lo que respecta a inversiones, China se consolidó como el primer inversionista de Asia en el país sudamericano, según informó la embajada colombiana en el gigante asiático mediante su portal oficial.
En su reporte sobre los asuntos económicos entre las dos naciones, dicha fuente apuntó que «Colombia tiene como objetivo promover la inversión china en el país, la cual se ha dado en diferentes sectores, como telecomunicaciones, hidrocarburos, infraestructura y tecnología, entre otros».
Datos de ProColombia citados por PanAm Post en cuestión revelaron que los flujos de inversión también han crecido constantemente. O sea, en los últimos tres años, el país sudamericano ha puesto en marcha alrededor de 38 proyectos con un valor de 2,048 millones de dólares.
Entre esos proyectos destacan: el de Zijin Mining, que adquirió la mina de Buriticá; la licitación que ganó China Harbour Engineer Company-CHEC para la construcción del metro de Bogotá, el proyecto Regiotram a cargo de China Civil Engineering Construction Corporation-CCECC y el de Trina Solar, referente a energías renovables.
Colombia ya ha sido penetrada por unas 100 compañías de la RPC, entre ellas, China Harbour Engineering Company, Watson Medical Appliance, Fotón, Express Luck, BYD, Xiaomi, Miniso, Jiangling, Huawei y ZTE, entre otras. Abro paréntesis para recordar que estas dos últimas forman parte de la lista negra comercial que EEUU creó para sacar de nuestro mercado a firmas vinculadas con el Ejército chino.
Entretanto, ¿qué dice Petro sobre estas relaciones comerciales? Pues que China «ha contribuido con millones de dólares en cooperación internacional para la paz [y que] su Gobierno ha promovido la hermandad» entre ambos territorios.
En su opinión, «las relaciones con China no pasan solo por lo comercial: también pasan por las inversiones, las finanzas, la cooperación, y el intercambio en diversos aspectos y niveles». Según él, «China es un actor global que ha conseguido mediar sus diferentes posturas, [tal] como lo hacen muchas otras grandes potencias».
Comunista disfrazado de progresista
Volviendo al presidente de 62 años que dirigirá el destino de Colombia de 2022 a 2026, se dice que la forma más “realista” de entender a Gustavo Petro, es calificándolo como un “comunista disfrazado de oveja progresista”.
Este epíteto, que parece bastante atinado a juzgar por su perfil político, fue concebido por el también colombiano Jorge Gómez Pardo, especialista en derecho penal internacional de la Universidad de Utrecht, Holanda, y autor del libro Defensa de la libertad y la democracia: el centro político y los extremos explicados.
Según este abogado, «el problema de Petro no es que sea de izquierda: el problema de Petro es que es populista y, además, un comunista disfrazado de oveja progresista, que se vale del populismo para acceder al poder y que hará lo propio durante su gobierno cuando las circunstancias así se lo exijan».
A tono con esa línea de pensamiento, el diario El Colombiano vaticinó que su mandato será una suerte de “accidente trágico”, en el que morirán décadas de sacrificio de empresarios y trabajadores, así como la libertad, la propiedad privada, el deseo de emprender y la cultura de la dedicación, porque en el comunismo lo anterior es castigado con expropiación y cárcel.
El medio periodístico independiente Las 2 orillas, entretanto, resaltó que «Gustavo Petro representa al conductor de ese vehículo llamado comunismo, tocando a la puerta de la Casa de Nariño [residencia oficial del presidente]». En un análisis sobre su ideología, este portal noticioso dijo que «el destino [de Petro] es claro: llevar a Colombia directo a la miseria, la desidia y el odio», que son «los tres baluartes fundamentales de los gobiernos comunistas».
Es de suponer entonces que no le será nada fácil encabezar el futuro de Colombia, país que ocupa el puesto 61 entre los territorios más miserables del mundo. La tarea es realmente grande para este recién estrenado presidente, que lo mismo enarbola su postura de izquierda, que se codea con la China comunista y hasta cuenta con el apoyo de Rusia.
Tras recibir la felicitación por parte del Kremlin, la embajada rusa en Colombia dijo que «las relaciones ruso-colombianas tradicionalmente tienen un carácter amistoso» y que Rusia espera que «su labor como mandatario contribuya al desarrollo ulterior de lazos de cooperación bilateral, mutuamente ventajosa en diferentes campos».
En efecto, puede que Pekín le haya hecho creer al presidente colombiano que todo irá sobre ruedas. Puede que, incluso, Moscú se haya comprometido a apoyarlo en calidad de “país amigo”. Pero una cosa es cierta: EEUU no se cruzará de brazos ante la avalancha roja que amenaza con teñir al continente. Esto debería tenerlo en cuenta Gustavo Petro, así como el resto de mandatarios comunistas de la región, que hoy dan vítores por su dudosa victoria.
Fuente: Diario las Américas.

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