No cabe duda de que el presidente de Colombia, Iván Duque, se equivocó con su proyecto de reforma tributaria que terminó retirando. Pero tampoco cabe duda de que el senador izquierdista, Gustavo Petro, estaba esperando un error del Gobierno para incitar a la desestabilización con el único objetivo de ganar protagonismo e impulsar sus intereses políticos para las presidenciales de 2022. Y para ello no solo incurrió en la irresponsabilidad de promover manifestaciones altamente riesgosas en medio del mayor pico de la pandemia sino que además mintió descaradamente.
El excandidato presidencial, que no oculta su intención de aspirar nuevamente al máximo cargo político del país, dijo en su cuenta de Twitter dos días antes de comenzar el paro nacional y las protestas contra el Gobierno que si el presidente Duque retiraba el controversial proyecto no había razón para que la gente se aglomerara en las calles a protestar.
El chantaje continúa
Todo indicaba que las manifestaciones que en muchos casos se tornaron violentas y terminaron en vandalismo cesarían, al menos hasta conocerse el contenido del nuevo proyecto. También se esperaba que Gustavo Petro fuera consecuente con lo dicho previamente y llamara a la calma luego de haberse logrado el objetivo del paro. Pero nada de esto ocurrió.
Las protestas que han dejado al menos 19 muertos producto de los enfrentamientos con las fuerzas del orden no cesan. Si bien las organizaciones de derechos humanos han reportados abusos policiales, las cifras de heridos dan cuenta de la arremetida de grupos violentos que han tenido que enfrentar los funcionarios encargados de preservar el orden público. De los 711 heridos reportados por la Defensoría del Pueblo hasta el domingo, 457 son policías y 254 civiles.
Ante esta delicada situación y pese a la retirada del proyecto de reforma tributaria, el senador Gustavo Petro no ha hecho un solo llamado a poner fin a las protestas. El presidente Iván Duque terminó cediendo al chantaje, y en un acto de debilidad para unos y de espíritu democrático para otros, retiró la propuesta de reforma tributaria que aumentaba impuestos a la clase media para financiar los programas sociales dirigidos a los estratos más bajos para mitigar los efectos de la pandemia. Sin embargo, las “aglomeraciones de gente” de las que hablaba Petro continúan. Así como él también sigue llamando a la gente a salir a las calles a protestar.
El objetivo: desestabilizar la región
Entonces, cumplido el objetivo del paro, las convocatorias a continuar en las calles por parte de los promotores de la protesta y del senador Gustavo Petro, sin conocerse el contenido del nuevo proyecto, no hacen otra cosa que confirmar que estas nuevas jornadas de calle son una extensión de las iniciadas en noviembre de 2019, cuando la excusa para incendiar el país era el presupuesto universitario, pero esas manifestaciones coincidían con las que se llevaban a cabo en Ecuador y Chile.
Mucho se advirtió sobre el objetivo de la izquierda aglutinada en el Foro de Sao Paulo –reconfigurado ahora en el Grupo de Puebla– de desestabilizar toda la región para buscar retomar el poder previo a procesos electorales. No en vano el segundo del régimen chavista, Diosdado Cabello, dijo que se trataba de las “brisas bolivarianas”. Acto seguido se confirmó que el régimen de Nicolás Maduro había enviado infiltrados a las manifestaciones de noviembre de 2019 en Colombia.
El clamor en Cali: ¡Fuera Petro!
No se trata de desmeritar el reclamo válido de muchos ciudadanos que se sienten frustrados por las políticas de sus gobiernos, y de buena voluntad salen a expresar su descontento. Pero ha quedado ampliamente comprobado que la izquierda de la región ha manipulado estas protestas para generar caos y desestabilizar gobiernos no alienados con la agenda globalista. Chile, Ecuador y Colombia son la muestra de ello.
Afortunadamente no todos los manifestantes son manipulables. En las protestas que se llevaron a cabo la noche de este lunes en Cali se escuchaba cómo muchos gritan “¡Fuera Petro!”, en un intento por despolitizar el reclamo del que se ha querido apropiar Gustavo Petro.
Colombia en la mira
En Chile, Sebastián Piñera cedió ante el chantaje y ahora el país avanza a un proceso constituyente en el que se busca aprobar una constitución de corte socialista. En Ecuador la historia fue distinta. El presidente Lenín Moreno resistió y el ahora presidente electo Guillermo Lasso evitó el retorno de la izquierda al poder. Tras haber pasado el proceso electoral, el país volvió a la calma.
Pero con unas elecciones en puerta dentro de un año en Colombia, las “brisas bolivarianas” tiene un nuevo objetivo en la región. Primero fue el presupuesto universitario, luego el asesinato de líderes sociales, después la minga indígena y ahora la reforma tributaria. Retirado el proyecto, la izquierda buscará otros motivos para seguir en la calle. El objetivo es uno solo: instaurar un modelo socialista con la promesa de la utópica igualdad social, olvidando que la vecina Venezuela ha sido el mayor ejemplo del fracaso, y Gustavo Petro es el nefasto personaje al frente de este macabro proyecto.
Fuente: PanamPost