martes, noviembre 26, 2024
InicioOpiniónHablando de democracia

Hablando de democracia

Miquel Giménez

La izquierda woke discute la calidad democrática de aquellas naciones que son las que mantienen alto el pabellón de la libertad. No existe un solo país en Occidente que no tenga, en sus propios términos, una democracia de “baja intensidad”. Son los mismos estados en los que ellos pululan y medran aprovechándose para esparcir a diario su ponzoñoso mensaje. Hay que seguirles el paso para darse cuenta de hasta qué punto mienten y de cómo hay una parte de la sociedad que comulga con sus consignas infantiles y dirigidas para mentes iletradas. Vean un ejemplo. Pablo Iglesias, en una de sus clases en la universidad, a las que acuden solo cinco o seis alumnos, dijo que la gran ventaja de China sobre sus competidores consistía en que no debían afrontar el desgaste que suponen unas elecciones democráticas. Quod erat Demostrandum.

Cierto es que nuestras democracias, nacidas de un cúmulo de factores muy numerosos y variopintos históricamente hablando con el denominador común del pensamiento cristiano, la ilustración y el liberalismo, plantean algunos defectos. Aunque no los que los neo comunistas y anti sistema pretenden hacernos creer. Dejemos que el sistema de partidos no equivalga a justicia social. Nuestras democracias parten de un principio: hay que respetar cualquier idea, cualquier postulado, cualquier formación política. Ese mal uso de la libertad, que raya en lo suicida, es el responsable de que nuestro sistema se vea hoy casi acorralado contra la pared. Porque, y hay que decirlo con todas las letras, en democracia no todo vale. Lo primero que debe exigírsele a quien sea es que para convivir en sociedad ha de respetarse la ley, que ha de ser igual para todos y no conocer excepciones. No es justo ni siquiera bueno que por haber nacido aquí o allí se tengan unos derechos u otros. Ah, pero no discuta usted el derecho de los separatistas a tener voz y voto en asuntos que nos afectan a todos los españoles. Tampoco parece justo que existan cuotas o leyes que culpabilicen a alguien por el sexo con el que nació. Pero tampoco se ponga usted a discutir las leyes que, por el hecho de haber nacido varón, te consideran culpable o te postergan en igualdad de condiciones delante de una mujer por el simple hecho de que esta lo sea. ¿Es democrático gobernar a golpe de decreto aunque estos acaben siendo revocados por los más altos órganos de la Justicia? ¿Es democrático ocultar la corrupción de los tuyos debajo de campañas propagandísticas cuando no de intoxicación?

En suma, ¿es admisible bajo la óptica estrictamente democrática y no la de los votos que gobiernen quienes tienen ideas totalitarias? A los que dicen que sí, porque eso es lo que la gente ha querido, debo recordarles que a Hitler lo votaron doce millones de alemanes. A Stalin o Mao no los votó nadie porque, más cucos, llegaron al poder sin urnas de por medio. Así que cuando quieran hablamos de democracia, que no es solo un sistema electoral sino un código de valores morales.

Fuente: La Gaceta de la Iberosfera

ARTICULOS RELACIONADOS

REDES SOCIALES

585FansMe gusta
1,230SeguidoresSeguir
79SeguidoresSeguir

NOTICIAS POPULARES