PUERTO PRÍNCIPE.- En medio de una situación cada vez más desesperada, el Hospital de Fontaine en Cité Soleil, el barrio marginal más grande de Puerto Príncipe, Haití, enfrenta un alarmante aumento en el número de niños desnutridos que llegan en busca de ayuda. Este centro de salud, que ha estado operando durante más de tres décadas en una zona controlada por pandillas, está poniendo a prueba los recursos y la capacidad de atención médica en el país.
El fundador del hospital, Jose Ulysse, describe la situación como una «zona de no derecho», refiriéndose a la extrema pobreza y la violencia que afecta a la región. El personal médico se encuentra abrumado, atendiendo a entre 120 y 160 niños diariamente para vacunaciones y exámenes de desnutrición. Hace solo unos años, la necesidad de asistencia nutricional era mucho menor, pero actualmente, el número de niños con desnutrición ha aumentado drásticamente.
El panorama en el hospital es desolador: rostros demacrados, costillas salientes, hinchazón abdominal y raquitismo son algunas de las complicaciones médicas que sufren los niños, todos menores de dos años. La situación es especialmente crítica para aquellos que llegan en estado grave y deben ser hospitalizados de inmediato debido a problemas respiratorios y malnutrición extrema.
La crisis de desnutrición infantil en Haití se ha visto exacerbada por la violencia de las pandillas y la inestabilidad política que afecta al país. Según cifras publicadas por Unicef en mayo, la desnutrición aguda severa entre los niños ha aumentado en un 30% en el último año debido a la acción de las bandas armadas. Además, casi uno de cada cuatro niños sufre actualmente de desnutrición crónica, y se proyecta que alrededor de 115.600 niños experimentarán la forma más mortal de desnutrición durante este año.
El responsable del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Haití, Bruno Maes, destacó cómo la violencia generalizada ha afectado todos los aspectos de la vida de la población haitiana, desde la salud hasta la economía y el comercio. Las dificultades para acceder a hospitales y policlínicas, así como los riesgos asociados con el trabajo debido a la inseguridad, han dejado a muchas madres y padres sin los medios para proporcionar cuidados y alimentación adecuados a sus hijos.
Secuestros
UNICEF también reveló cifras alarmantes sobre la dramática escalada de secuestros de niños y mujeres en Haití, según datos del organismo internacional, los secuestros se han triplicado en este período, llegando a casi 300 casos registrados durante los primeros seis meses del año en curso.
Los grupos armados que asolan el país han convertido a los rehenes en moneda de cambio para obtener dinero, convirtiéndolos en víctimas de una cruel estrategia de presión. El director regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, Gary Conille, expresó su preocupación y consternación ante esta situación, declarando que «las mujeres y los niños no son mercancías» y destacando la inquietante tendencia que se está manifestando en la nación caribeña.
«La valentía de los niños, mujeres y familias haitianas es admirable frente a los desafíos aparentemente insuperables que enfrentan, pero su resistencia se ve amenazada por un terror cada vez mayor e impensable», afirmó Conille en un comunicado.
La crisis humanitaria en Haití ha llevado a que casi la mitad de la población, es decir, 5,2 millones de personas, necesite asistencia urgente. Entre los afectados, se encuentran tres millones de niños que requieren ayuda para subsistir en medio del caos y la violencia. La red sanitaria y educativa ha sido objeto de ataques constantes, lo que dificulta aún más la situación para las organizaciones humanitarias, que luchan para brindar apoyo y asistencia debido a los saqueos, bloqueo de carreteras y la presencia extendida de grupos armados en Puerto Príncipe y otras regiones del país.