El comité de campaña de Joe Biden dijo el jueves que Kamala Harris, actual vicepresidente de los Estados Unidos, está dispuesta a acudir a un debate televisado con quien Donald Trump designe como compañero de fórmula de cara a los comicios del 5 de noviembre.
La información se da a conocer tras el anuncio del miércoles en el que Trump y Biden han pactado acudir a un careo en la cadena CNN el próximo 27 de junio, por lo que ambos intercambiarán puntos de vista públicamente al menos una vez antes de medirse en las urnas a finales de año.
El debate entre los dos candidatos a vicepresidente se daría en la cadena CBS, en el entendido de que el Partido Demócrata ha propuesto el 23 de julio y el 13 de agosto como fechas tentativas para efectuarlo.
Al poner la pelota en juego, Harris incrementa el interés de los electores norteamericanos por conocer el nombre de quien acompañará al expresidente Trump en el «ticket» de los republicanos, que todavía no han informado su posición sobre este eventual debate.
El compañero de fórmula ideal para Trump
Se espera que Trump y el Partido Republicano hagan público el nombramiento en una fecha cercana al 15 de julio, cuando está pactado el inicio la Convención Nacional Republicana.
Hasta ahora han sonado para esta posición nombres como el senador por Carolina del Sur Tim Scott, el senador por Ohio J.D Vance, el senador por Florida Marco Rubio, el excandidato presidencial Vivek Ramaswamy y la representante por Nueva York Elise Stefanik y la excongresista Tulsi Gabbard. Sin embargo, el magnate ha mantenido cierto hermetismo sobre la materia, evitando adelantar un anuncio.
En teoría el compañero de fórmula ideal para Trump en este caso debe ser, partiendo de lo obvio, un elemento confiable (el pasado arroja una mala experiencia con el exvicepresidente republicano Mike Pence), pero más allá de eso debe tener claridad en su papel: saber balancear el papel de ser el eventual sucesor de Trump (si es que tal cosa existe) con un rol que tradicionalmente implica pasar cuatro años en la sombra.
Es quizá por ello que la carrera vicepresidencial ha dejado fuera a Ron DeSantis, más allá de sus enfrentamientos personales con el líder del movimiento MAGA. El gobernador de Florida podría haber jugado la ficha de ser el pupilo de Trump, pero no tiene sentido alguno que el joven dirigente republicano pase cuatro años condenado a cierto ostracismo dentro de la Casa Blanca cuando está en su mejor momento de liderazgo en uno de los estados más importantes de la Unión.
Otro elemento importante a tener en consideración recae en el poder de atracción electoral que pueda tener el compañero de fórmula, en un contexto en el que los candidatos presidenciales tienden a decantarse por una pareja que sea capaz de morder en sectores (género, raza, religión, etc.) o estados en los que el protagonista no las tiene todas consigo.
Incluso, Político.com reseña que Trump está priorizando la interrogante ¿Quién sería un buen presidente en caso de emergencia? para seleccionar a su compañero de cara a noviembre. Esto si por alguna razón el mandatario se ve impedido de continuar gobernando durante el período 2025-2029.