El expresidente Honduras Juan Orlando Hernández (2014-2022) será extraditado este jueves hacia Estados Unidos, que lo reclama para juzgarlo por narcotráfico, un delito que en ese país es castigado hasta con cadena perpetua.
«El Estado de Honduras, en atención del acuerdo de extradición que existe con Estados Unidos (…) procederá a ejecutar la orden de extradición del ciudadano Juan Orlando Hernández Alvarado el jueves 21 de abril del año 2022 a las 07H00 horas [13H00 GMT]», dijo el ministro de Seguridad, Ramón Sabillón.
Hernández, alguna vez aliado de Washington, está recluido en una prisión del cuartel de las Fuerzas Especiales de la Policía, este de Tegucigalpa, conocida como Los Cobras. Desde allí será llevado a la base de la Fuerza Aérea Hondureña en el aeropuerto Toncontín, sur.
Luego deberá abordar una aeronave estadounidense que lo llevará a Nueva York, donde quedará en prisión y será sometido a juicio.
En la solicitud, los fiscales estadounidenses aseguraron que entre 2004 y 2022, incluso antes de que fuera presidente, «Hernández participó en la conspiración violenta de narcotráfico para recibir cargamentos de múltiples toneladas de cocaína».
Mediante la conspiración se transportaron «aproximadamente 500.000 kilogramos de cocaína a través de Honduras con destino a Estados Unidos», agrega el documento.
Hernández, también recibió «millones de dólares» de los cárteles de la droga, entre ellos «1 millón» del entonces líder del cártel de Sinaloa, Joaquín,»Chapo» Guzmán, anunció este jueves la justicia estadounidense.
El exmandatario comparecerá este viernes ante el juez Stewart D. Aaron.
Abogados en Nueva York
La extradición, aprobada inicialmente por un juez, fue luego ratificada a fines de marzo por los 15 magistrados del Pleno de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), todos ellos nombrados durante el primer gobierno de Hernández.
En un comunicado, la familia del expresidente anunció que contrataron en Nueva York a los abogados Raymond Colón y Daniel Pérez para que asuman su caso y sean en adelante los portavoces del proceso.
La familia de Hernández reiteró la «inocencia» del expresidente y lo consideró «víctima de la venganza de los narcotraficantes que él mismo extraditó o que obligó a huir a Estados Unidos».
Según argumentó el expresidente, los capos que su gobierno ayudó a extraditar buscan acuerdos con la fiscalía estadounidense para reducir sus penas, «y en base a mentiras, acusar al expresidente de cometer actos reñidos con la ley de ese país».
El exgobernante incluso llegó a mostrar con orgullo los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la incautación de drogas.
Incluso en 2017, cuando logró ser elegido para un segundo mandato en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición y enfrentamientos ciudadanos que dejaron una treintena de muertos, Estados Unidos fue uno de los primeros gobiernos en saludar su triunfo.
Hernández dejó el poder el 27 de enero de 2022. Días después el Departamento de Estado anunció su inclusión en una lista de personajes corruptos, para luego pedir su extradición.
Un «narco-Estado»
JOH, como se le conoce por sus iniciales, fue arrestado el 15 de febrero, a solicitud de Estados Unidos.
Su hermano, el exdiputado Juan Antonio «Tony» Hernández, fue condenado a cadena perpetua en marzo del 2021 acusado también de fabricar su propia cocaína con la marca de sus iniciales, «TH».
En el juicio, los fiscales federales señalaron que «Tony» operaba con su hermano e instituciones del gobierno, convirtiendo a Honduras en un «narco-Estado».
Otro exfuncionario que aguarda extradición es el exjefe de la Policía Nacional Juan Carlos «El Tigre» Bonilla, acusado de «supervisar» las operaciones de narcotráfico del expresidente.
«Tres cadenas perpetuas podrían llegar a constituirme en un muerto en vida», ha dicho Hernández, previendo las duras condenas que podrían esperarle.
«Nunca creí que esta lucha por la paz de nosotros los hondureños nos llevaría a ser conocidos como narco-Estado. Sabía que esta lucha no sería fácil, tendría muchos riesgos», lamentó hace unos días.