Un panorama de incertidumbre es lo que se proyecta para El Salvador en 2021 debido a la recesión en la que ya ha caído su economía como parte de los efectos causados por la pandemia del coronavirus, dijo en declaraciones a Efe el economista Ricardo Castaneda.
De acuerdo con datos del Banco Central de Reserva (BCR), la economía salvadoreña ha caído en el segundo y tercer trimestre de 2020 (-18,4 % y -11,3%, respectivamente), esto medido por el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE).
Según Castaneda, «para decir que un país está en recesión técnicamente lo que tiene que pasar es que en dos trimestres o seis meses consecutivos la actividad económica registre un crecimiento negativo, que es lo que ha pasado en El Salvador».
El también coordinador para El Salvador del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) explicó que los datos oficiales confirman que El Salvador está en recesión y «varios economistas allá por abril decíamos que la economía estaba en recesión, aunque obviamente se tenían que esperar los datos, ahora con los datos oficiales se confirma la situación».
«Que un país esté en recesión económica es algo sumamente complicado, porque implica que seis meses, por lo menos, la situación económica ha tenido un crecimiento negativo, lo que se va a traducir en mayores niveles de desempleo, de pobreza y de desigualdad», apuntó.
Por otro lado, el BCR indicó en un boletín emitido el pasado 1 de diciembre que la dinámica económica en septiembre pasado cayó un 8,1 % respecto al mismo mes de 2019.
Castaneda dijo que «lo que se muestra para septiembre debería de ser motivo de alarma, porque en septiembre ya, en teoría, todas las actividades económicas (paradas por unos seis meses por la pandemia) habían vuelto a su normalidad, ya no habían restricciones» por la covid-19.
Sin embargo, indicó, se muestra una caída de un 8,1 % y «esto lo que viene a confirmar es que reabrir (la economía) no es sinónimo de reactivar la economía, porque se necesitan políticas públicas que permitan que por un lado las personas tengan dinero para comprar los productos y por el otro lado que las empresas estén ofreciendo los productos».
«Para mí si definiera el 2021 con una palabra sería incertidumbre, por un lado porque la pandemia no está controlada y no sabemos qué repercusiones tendría en El Salvador una segunda ola de contagios y por el tema electoral porque no sabemos los resultados y cómo esos resultados van a impactar en las decisiones de las empresas y en la de las propias familias», acotó.
El Salvador renovará su Congreso y los 262 concejos municipales en febrero de 2021 en las elecciones legislativas y municipales.
LO POLÍTICO, LA CLAVE DE TODO
Para el economista, la situación de la recesión «se puede revertir, pero se necesita una enorme madurez política».
En los últimos meses, el Ejecutivo de Nayib Bukele ha sostenido una relación tensa con los órganos Legislativo y Judicial, al grado que ha cuestionado y no ha acatado resoluciones de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que son de obligatorio cumplimiento.
«La cuestión política en estos momentos en El Salvador es el factor más importante que condiciona la gravedad de la crisis económica y la rapidez con que se pueda recuperar o no», manifestó Castaneda.
También señaló que «la crisis política que atraviesa el país ha hecho y va a ser que la recuperación sea más lenta, porque el país hasta el momento sigue sin contar con un plan y porque las medidas que se habían adoptado para minimizar los impactos de la crisis (por la pandemia) no se han llevado a cabo en su totalidad».
A esta situación se suma, según lo apuntó, que el país pueda caer el próximo año en un impago de su deuda.
El Icefi estima que el próximo año la deuda total de El Salvador puede llegar al 95,6 % de su producto interno bruto (PIB), lo que quiere decir que por cada 100 dólares que se vayan a producir en toda la economía, 95,60 dólares ya se deberían.
Fuente: Infobae