“Yo debería estar en Florida ahora mismo, debería estar en Georgia, debería estar en muchos lugares haciendo campaña, pero estoy sentado aquí”, dijo el del expresidente republicano Donald Trump desde el tribunal de Nueva York donde esta semana inició el juicio penal en su contra debido a supuestos pagos secretos por 130.000 dólares hechos a la actriz porno Stormy Daniels.
Más allá de los alegatos iniciales, los cuales buscan invalidar las acusaciones que hizo en principio la oficina del fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg —y que se tradujeron en 34 cargos contra Trump—, la defensa del exmandatario insistió con la “cacería de brujas” que significa este proceso. Es el primer expresidente de EE. UU. sometido a un juicio penal, sobrellevándolo además con plena campaña presidencial contra el demócrata y actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden.
A eso hizo referencia Trump en sus declaraciones. En lugar de estar recorriendo el país, el sistema judicial lo ata a un procedimiento por pagos hechos presuntamente a Daniels a cambio de su silencio por una relación extramatrimonial que habrían tenido ambos en 2006. Es decir, el asunto data de hace casi 20 años, pero se convirtió en el punto de partida de dicha fiscalía para generar más problemas legales al expresidente.
Trump es “inocente”
El objetivo de los pagos —hechos a través de documentos comerciales “falsos”— era el de suprimir esta información negativa para que la campaña presidencial de Trump en 2016 no se viera afectada cuando este competía contra la demócrata Hillary Clinton. Eso, para Bragg, es considerado delito, pero los abogados del también empresario explican que es “inocente”. Tal como indicó el abogado Todd Blanche ante el juez, “no hay nada malo en tratar de influir en una elección. Se llama democracia. Le ponen algo siniestro a esta idea, como si fuera un crimen”.
Alina Habba, integrante del equipo de abogados de Trump, habló ante los medios en los pasillos de los tribunales:
“Este es el epítome de una cacería de brujas. Aquí es donde va a parar el dinero de los contribuyentes. Cacería de brujas tras cacería de brujas. Estamos aquí por algo que sucedió en la Casa Blanca que ni siquiera estuvo mal. Esto es una broma”.
Sin embargo, del otro lado hay presión. El fiscal adjunto Matthew Colangelo dijo en sus alegatos iniciales que “el acusado orquestó un plan criminal para corromper las elecciones de 2016, y luego encubrió el plan, mintiendo en sus registros comerciales, una y otra vez”. Mientras decía eso, Trump negaba con la cabeza en la sala.
El primer testigo
El exeditor de la revista National Enquirer, David Pecker, subió al estrado. Según las acusaciones, mientras el exabogado de Trump, Michael Cohen, hacía los pagos, Pecker se encargaba de usar “su poder mediático para tratar de tapar escándalos de Trump”.
Los fiscales solo le hicieron preguntas durante unos 20 minutos, sin llegar a mencionar las supuestas reuniones con Trump y Michael Cohen en el año 2015, las cuales están calificadas como el epicentro de este entramado judicial.
No obstante, al juicio todavía le queda mucho por delante. En otras palabras, entre seis y ocho semanas con la participación de unos 20 testigos, según el portal Newsmax. En paralelo, sobre Trump pesa una orden de silencio, impuesta por el juez Juan Merchan, para que no haga referencia al caso ni a funcionarios mientras se lleva a cabo.