Irán anunció la disolución de su Policía Moral para sofocar la presión de las protestas que desató la por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini de 22 años, tras ser arrestada por esta fuerza política por supuestamente llevar su velo islámico mal puesto. Sin embargo, la disposición representará la entrega de sus competencias a la Judicatura.
Desde ahora, las operaciones de la Policía Moral iraní -también conocida como Patrulla Irshad- que vigilaba los códigos de vestimenta entre la población y detenía a quienes los desacataban- pasarán al poder judicial para continuar las supervisiones.
Las acciones estarán especialmente concentradas en el comportamiento de las mujeres en la ciudad de Qom, al sur de la capital, considerado el centro teológico de la nación donde funcionan los principales seminarios. Sin embargo, el traspaso es percibido como un “engaño” aseguran usuarios en Twitter.
Contradicciones en la medida
La interpretación de la disolución de la Policía Moral iraní como una farsa en redes sociales tiene sentido cuando el fiscal general de Irán, Mohamad Yafar Montazerí, recalca que «el mal hiyab -velo islámico- en el país es una de las principales preocupaciones del poder judicial, pero la acción judicial es el último recurso y las medidas culturales anteceden a cualquier otra” divulga OKDiario.
Sus declaraciones dejan, por un lado, asentado que los controles persistirán -aunque hay 200 muertos en las protestas que rechazan a la Policía Moral- pero por el otro, siembra incertidumbre sobre si el poder judicial será igual de severo que la Policía Moral sobre todo porque lo castigos serían formalmente penales y legitimados por la justicia.
Montazerí no aclara del todo aquello pero sí subraya que «la Policía de la moral ha sido desmantelada por la misma gente que la creó y no tiene nada que ver con la Judicatura iraní”. En sus palabras hay contradicción cuando puntualiza que el sistema judicial no persigue el cierre de esta «Policía de Seguridad Social».
Otro plan en marcha
Lo más claro en el asunto es que el Parlamento iraní y un organismo especial encabezado por el presidente de Irán, Ebrahim Raissi, elaboran una «modificación» de la ley sobre el uso obligatorio del velo islámico, sin especificar los cambios que implicaría.
En la normativa vigente, que data de 1979, el velo es de uso obligatorio a partir de los siete años desde que sale de casa hasta que entra y no hay excepciones en los espacios públicos. Incumplir con el mandato deriva en “detenciones, multas, penas de prisión o latigazos”, asegura Amnistía Internacional a pesar de la ambigüedad que existe sobre cómo debe ser el velo y cuál es su uso correcto.
La variedad de prendas de este tipo que se ven en toda la comunidad islámica, como el shayla -un pañuelo negro que deja parte del rostro visible- o el burka -un atuendo que cubre todo el cuerpo desde la cabeza y solo tiene una rejilla a la altura de los ojos-.