lunes, diciembre 23, 2024
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Irán sostiene a Putin contra Ucrania, Occidente intenta salida negociada

MIAMI.- Mientras jefes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) discuten como negociar con Rusia para encontrar una solución diplomática a la guerra en Ucrania, Vladimir Putin redobla esfuerzos para tomar las provincias centro orientales del Donbass y profundiza su relación militar con Irán que le repone sus agotados arsenales.

Así mueven ficha las potencias detrás del sangriento conflicto que entra en su décimo mes y origina crisis humanitarias y estragos económicos a nivel mundial. La fluidez este conflicto, combinada con el carácter muchas veces impredecible de contrapuestos líderes, rinde espacio para inesperadas patadas al tablero.

En su visita a Washington hace una semana, el presidente de Francia Emmanuel Macron fue claro. “Negociaciones son la única solución para la guerra en Ucrania” dijo en su entrevista con la cadena CBS. Un creciente número de congresistas norteamericanos y altos mandos del Pentágono piensan lo mismo. El jefe del estado mayor, Gen Mark Milley, dijo días atrás que no veía gran posibilidad de que Ucrania recuperara mucho más de su territorio ocupado por las armas y era momento de hablar con los rusos.

En la rueda de prensa conjunta ofrecida con Macron, el presidente Joe Biden parecía alejarse de las posiciones maximalistas del líder ucraniano Volodymyr Zelensky, quien ha dejado sentada su condición acerca de cualquier posible negociación: sucedería si se da la completa retirada rusa de las provincias anexadas por Moscú; además ha dicho que la guerra solo se puede acabar si muere Putin.

Biden, en cambio, se limitó a decir que estaría dispuesto a conversar con Putin si “daba claras señales de querer parar la guerra”.

Dirigentes de la Unión Europea cuyas economías sufren más del corte del gas y petróleo ruso causado por la guerra y que se verían desbordados por un “tsunami” de refugiados si Moscú intensifica su ofensiva, intentan mediar entre las potencias nucleares.

Mientras Macron se reunía con Biden, el canciller de Alemania Olaf Sholz telefoneó a Putin para alentarlo a dar un gesto recíproco.

Putin se pronunció días después haciendo eco de deseos de negociar, pero advirtiendo que la guerra “podría prolongarse”. El secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, por su parte también empeñaba expectativas de una aproximación diplomática con Moscú, lo cual sugiere profundas divisiones de criterios dentro de la administración Biden.

Las posiciones rusas en Ucrania oriental parecían desmoronarse unos meses atrás bajo la presión del rearmado ejército ucraniano que se valía de potentes sistemas de artillería y armas antiaéreas provistas por EEUU y sus aliados. Expulsaban a los rusos de la provincia noreste de Kharkiv mientras sitiaban al ejército ruso en el sureste, forzándolo finalmente a retirarse de la ciudad de Kherson el mes de noviembre.

Pero el analista de defensa y oficial naval Michael Koffman considera que fue un “repliegue táctico” de los rusos para concentrar fuerzas sobre el eje central de Donetsk donde tienen cercada la ciudad de Bahkmut con encarnizados combates y bombardeos en los que se gastan unos 2.000 proyectiles de artillería por día. También lanzan manadas de avanzados drones y misiles crucero contra la infraestructura eléctrica de Ucrania, dejando gran parte de la población sin luz, agua y calefacción

La toma de Bahamut pondría al ejército ruso en posición de avanzar sobre la ciudad estratégica de Kramatorsk, corazón industrial y centro gasífero del Donbass cuyo control podría decidir la guerra y fijar un punto clave de demarcación si se llega a una eventual partición de Ucrania.

Kiev está movilizando el grueso de su ejército y sus reservas incluso su “legión extranjera” compuesta por voluntarios de todo el mundo, para frenar el avance ruso. Los apoya una flota de 15 aviones de vigilancia AWAC de la OTAN que sobrevuela Ucrania 24/7 transmitiendo inteligencia en tiempo real a los ucranianos sobre movimientos rusos.

La información recogida por los AWAC estos días debe ser alarmante. Se habla de que Rusia está desplegando más de medio millón de tropas recién movilizadas a lo largo de las fronteras con Ucrania apoyadas por miles de tanques y vehículos blindados, artillería de todo tipo, cientos de helicópteros de ataque y aviones caza.

Rusia también ha recibido nuevos cargamentos de cientos de sofisticados drones Shahez 136 de Irán. “La cooperación militar entre Irán y Rusia va a crecer en los próximos meses”, afirma un informe del ministerio de defensa británico que sostiene la posibilidad de que Irán pronto le proporcione misiles a Rusia. A cambio, Rusia le envía a Irán interceptores caza Sukhoi-25, entrena a sus pilotos e instaló sistemas antiaéreos para proteger las instalaciones nucleares de ese país. Voceros del Pentágono advierten que la relación entre los dos regímenes se ha transformado en “una asociación militar a gran escala” que desarrolla proyectos industriales conjuntos, a los que también se suma Venezuela. Acerca de este particular, Diario Las Américas ha publicado amplios reportajes.

El panorama se le complica aún más a Kiev con la entrada de nuevas unidades rusas en Bielorrusia de donde amenazan directamente a la capital. Esto ocurre al mismo tiempo que el presidente Lukashenko cambia su gabinete para apartar a los ministros menos dispuestos a reforzar la alianza con Putin. El ministro de relaciones exteriores quien lideraba la facción neutralista murió la semana pasada bajo circunstancias misteriosas.

Se discute la posibilidad, en ciertos círculos diplomáticos y políticos en Europa y Estados Unidos, de condicionar futuras ayudas a Ucrania a base de que inicie negociaciones con Rusia ahora, pero un diplomático británico de alto rango, quien pidió mantenerse en anonimato, afirma que “no hay ninguna señal de que este tipo de presiones se estén ejerciendo sobre Zelensky”.

El Congreso de EEUU recientemente aprobó un nuevo paquete de $275 millones en ayuda militar para Ucrania elevando el total donado por EEUU a $20.000 millones, lo cual suma la mitad del total otorgado por la OTAN. Pero el nuevo paquete es menor a previas prestaciones y el armamento es mayormente defensivo: sistemas antiaéreos, 80.000 proyectiles de artillería 155 mm, misiles de corto alcance para sistemas HIMAR, vehículos ligeros, equipos de campaña y generadores eléctricos.

No hay aviones de combate, tanques, misiles de largo alcance, drones de última generación o las bombas racimo que Zelensky pide a gritos. Tanto, que su leal amigo y seguidor, el ex primer ministro británico Boris Johnson, publicó un artículo en el WSJ insistiendo en que se entregue todo material necesario para vencer a Putin. Califica de “tonterías” los temores de que el líder ruso pudiese recurrir a las armas nucleares si se ve acorralado.

Según informes del Royal United Services Institute (RUSI), un “think tank” semi oficial del ministerio de defensa británico, el aparente recorte de ayuda a Ucrania no se debe tanto a política sino al agotamiento de los arsenales de la OTAN que carecen inventario para una guerra convencional prolongada y pueden quedarse cortos, si estalla un conflicto con China. Un tercio de la artillería del ejército de EEUU está en Ucrania, dice el instituto.

Claro está, que el desgaste ruso es mayor. Sanciones internacionales bloquean su acceso a mucha tecnología de occidente que necesitan para la industria armamentística y hay serias dudas sobre su capacidad industrial y logística para mantener una gran masa de tropas en combate indefinidamente, aunque logre reabastecerse de municiones con envíos de Irán y también de Corea del Norte. Putin admitió hace unos días, que había “dificultades” en el suministro de uniformes y equipos de invierno para sus tropas. Hay cualquier cantidad de informes sobre el pobre estado moral de sus soldados subsistiendo en condiciones infrahumanas y con bajas en Ucrania que aproximan 100.000 muertos, según la OTAN.

Pero “Moscú no cree que tenga problemas de personal” según un estudio de la R.U.S.I. “la aceptación de Rusia de grandes pérdidas en tiempo de guerra es parte del enfoque histórico y actual en su doctrina de guerra”.

Si tal es la doctrina del ejército, no parece ser la de Putin con relación a su propia vida. Uno de sus exredactores de discursos, ahora asilado en Londres, revela que en momentos en que su régimen se tambaleaba a causa de los duros golpes asestados a su ejército en Ucrania, en vez de ir por el botón nuclear preparaba su escape a Venezuela usando ejecutivos petroleros rusos en Caracas para fijar los arreglos con Nicolas Maduro.

Bien podría Occidente aprovecharse de las inseguridades del Kremlin en cualquier negociación. Pero el manejo del presidente Biden del reciente intercambio de prisioneros en el que canjeó al traficante de armas Ruso Victor Bout, capturado cuando intentaba venderle misiles anti aéreos a las FARC, por una estrella de baloncesto estadounidense detenida en Moscú por posesión de cannabis, ha levantado críticas.

Mientras que la liberación de Brittney Griner es buena publicidad para Biden, Bout tiene un valor algo más práctico para el Kremlin en momentos en que los caciques de Putin desesperadamente buscan redes de suministro de armas que Bout puede les puede activar, según el Pentágono.

Fuente: Diario las Américas

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