Le dicen «moratoria previsional». Pero realmente se trata de otro manotazo de ahogado de un kirchnerismo desesperado, que va rumbo a una paliza electoral este año. Luego de una irresponsable iniciativa legislativa, 800 mil personas más se convertirán en Argentina en jubilados sin aportes. Esto ya lo supo hacer el oficialismo en los tiempos de Néstor Kirchner, cuando muchas personas pudieron acceder al beneficio jubilatorio sin haber realizado los 30 años de aportes. Claro que el gobierno supo sumar un buen número de votantes agradecidos en las elecciones, pero lo cierto es que los resultados están a la luz del día.
En esta oportunidad, el bloque del Frente de Todos, que ya contaba con una cómoda media sanción en senadores, pudo conseguir el respaldo de los legisladores opositores que no pertenecen a las bancadas de Juntos por el Cambio o los espacios liberales. De esta manera, con los diputados de la izquierda y los denominados «peronistas no kirchneristas», que suelen hacerle el juego al gobierno bastante seguido, ahora se incrementará considerablemente el número de jubilados que recibirán dinero de un Estado quebrado, en perjuicio de las personas que sí realizaron los aportes.
Lógicamente, el oficialismo volvió a plantear la dicotomía falsa entre «buenos» y «malos». Claro que los héroes de la historia son ellos y los malvados fueron los legisladores que hicieron referencia a cuestiones básicas como las restricciones presupuestarias y la responsabilidad fiscal. Entre las voces que cuestionaron duramente la iniciativa estuvo la del libertario Javier Milei, que hizo referencia al fondo de garantía de sustentabilidad, que finalmente termina siendo una herramienta del financiamiento del fisco de un Estado absolutamente quebrado. «Si seguimos así, lo único que vamos a hacer es que Argentina sea todavía un país más miserable», aseguró el precandidato presidencial desde su banca.
Otro de los encendidos discursos, Ricardo López Murphy se cruzó con la platea kirchnerista, que lo insultó con gritos, como ya ha ocurrido en varias oportunidades. En el momento más caliente del debate, el bulldog increpó a sus adversarios y les manifestó que no les tiene miedo y que tiene «más huevos» que ellos. «Los sistemas políticos se pudren desde la cabeza. Y acá hay una podredumbre desde la cabeza, porque se le paga a la vicepresidente de la República setenta jubilaciones de privilegios», señaló, mientras hacía referencia a las injusticias del sistema de jubilaciones estatal argentino.
Por el lado del kirchnerismo, el argumento es el verdadero drama que vive la sociedad argentina, pero se le aborda desde la irresponsabilidad y la hipocresía. «Nueve de cada diez mujeres no pueden acceder al sistema jubilatorio», señaló Marisa Uceda. Para la legisladora de La Cámpora, «este es un problema que debe resolver el Estado, porque hemos sido también responsables de esa crisis del sistema», señaló.
Nadie en su sano juicio puede cuestionar que el problema existe y que el responsable es el Estado. Pero lo cierto es que, con estas iniciativas, no se hace otra cosa que agravar la situación. Esta iniciativa es otro intento de apagar un incendio con gasolina. A partir de ahora, el Estado tendrá un peso aún mayor, lo que generará todavía más impuestos, que se traducirán en menos productividad, más desempleo y más trabajo informal sin aportes.
En octubre de este año habrá una oportunidad para elegir otra administración y lo más probable es que estas iniciativas demagógicas no alcancen para retener el poder. Sin embargo, el próximo gobierno heredará una complicadísima situación, de la que se tendrá que hacer cargo de forma agresiva y eficiente desde el primer día.