Marcelo Duclos,
Honestamente, cuando el gobierno mostró decisión política para que finalmente se apruebe la boleta única de papel, nunca pensé que el kirchnerismo iba a tener el coraje de manifestarse fuertemente en contra de la iniciativa. Sí, lógicamente, estaba seguro de que iban a hacer todo lo posible para boicotear la aprobación, ya que el sistema de boleta partidaria individual es lo que más se compatibiliza con las trampas que el peronismo está acostumbrado a desplegar, sobre todo en los distritos de mayor arraigo feudal.
Sin embargo, el sentido común me decía que si el oficialismo conseguía los votos para aprobar la propuesta, el kirchnerismo la acompañaría, solamente para no pagar el costo político de aferrarse a un sistema nefasto. Es que, sinceramente, no le veo sentido alguno a la actitud de aportar un voto testimonial a algo que repudia la gran mayoría de los argentinos.
Bueno, me equivoqué. No solo tuvieron el descaro de votar en contra al no poder revertir el número, sino que, al día de hoy con la boleta única de papel aprobada, siguen cuestionando la iniciativa y defendiendo el modelo anterior que era muy poco transparente, además de un verdadero despilfarro para las arcas públicas. Los kirchneristas sinvergüenzas no tienen ningún reparo ni empacho en sostener cualquier aberración y parece que poco les importa quedar enfrentados con una sociedad que pide, nada más y nada menos, que un mínimo de racionalidad en las jornadas electorales.
Con una total y absoluta cara de piedra, el ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires (último gran bastión kirchnerista), Carlos Bianco, aseguró que el sistema de la boleta partidaria, que inundaba el cuarto oscuro con miles de papeletas que terminaban en la basura, era “muy efectivo”. También indicó que de ninguna manera era una demanda de la sociedad, cuando en realidad este es uno de los pocos temas que tiene un acuerdo absolutamente mayoritario en la opinión pública.
Los insólitos argumentos que Bianco utilizó fueron que es el sistema que se utiliza “desde el retorno a la democracia en 1983” y que ha permitido la “alternancia” de los partidos políticos. Lo cierto es que ninguna de las dos cosas es, ni por asomo, un argumento válido como para negar la reforma hacia la boleta única de papel.
Menos creíble que los platos voladores viniendo por los kirchneristas
Tan insólita fue la argumentación del funcionario kirchnerista que el periodista Luis Novaresio lo ridiculizó esta mañana en la pantalla de La Nación+. Para el conductor, tan inverosímil fueron las palabras de Bianco que resultaba más creíble decir que se negaban a la reforma electoral “por miedo a que lo secuestren los extraterrestres”.