ZOÉ VALDÉS,
Resulta como mínimo curioso que nadie haya protestado hasta ahora por la presencia de elementos y artefactos de la Armada rusa en Cuba, enviados, por supuesto, por Vladimir Putin: barcos y un submarino de guerra.
Cuando empezó el conflicto de la invasión a Ucrania por Rusia y la posterior guerra, Sergéi Lavrov, ministro ruso de Asuntos Exteriores, visitó Cuba. Allí manifestó la posibilidad de que se instalaran en Venezuela y en la isla componentes de súper vigilancia militares rusos con la colaboración de venezolanos y cubanos.
Desde el primer momento advertí que estos componentes serían con toda probabilidad soldados cubanos y, seguidamente, la intención de poner al país una vez más, como hicieron en la Crisis de los Misiles, como escudo y base rusa contra Estados Unidos. Pues es lo que ya está ocurriendo.
Expertos aseguran desde Europa que, en terreno de conflicto, o sea, en la guerra ruso-ucraniana, y del lado ruso, se hallan alrededor de 14.000 soldados cubanos combatiendo contra los ucranianos. Las muertes de algunos de ellos han sido confirmadas por sus familiares.
Hace unos días se hizo evidente la transportación de un submarino ruso de la Armada, con todo lo que significa la presencia de este tipo de embarcación de guerra en la región.
También hace un tiempo tuve la oportunidad de visitar el submarino más importante francés, Esmeralda, en Var, y que su capitán me detallara punto a punto, paso a paso, el trabajo diario de un submarino de guerra. Y que nos contara cómo la tripulación había interceptado hacía muy poco un submarino ruso en aguas francesas en misión de espionaje. Les aseguro que la mera explicación de lo que puede captar un submarino da terror.
Pero más raro resulta todavía que Estados Unidos parezca no tomarse en serio la presencia de estos artefactos con su personal militar a cuesta y a sólo noventa millas de sus orillas; me imagino que todavía piensen, como Eliott Abrams en recientes declaraciones, que Cuba no constituye un peligro para los Estados Unidos. No, qué va, seguramente el submarino y los barcos fueron trasladados a aguas territoriales cubanas por algún caprichito sin sentido de Putin, o de Lavrov.
Tampoco a nadie de Europa parece interpelarle tal situación. Emmanuel Macron anda en Babia, como siempre, o fingiendo que se pavonea por los celajes, y a Alemania y sus líderes tampoco pareciera que les importara mucho.
Eso es lo que tiene que gente sin edad capaz para gobernar y sin un mínimo conocimiento de la historia más reciente en otros lares, ignorantes en suma, desconozcan que hace apenas unas décadas, aquella isla, Cuba, en colaboración con los comunistas rusos, pusieron al mundo al borde de una Tercera Guerra Mundial cuando Fidel Castro aceptó los misiles soviéticos en las costas cubanas, tal como hace ahora Raúl Castro y su hijo Alejandro Castro Espín, que son los que mandan en ese país (Miguel Díaz-Canel es el pelele de turno).
Sugiero a los gobiernos europeos, pero también y sobre todo al Gobierno de Estados Unidos –que, si no es cómplice en esta ocasión, como lo ha sido en tantas otras ocasiones, entonces es sencillamente comemierda– que se pongan urgentemente para este asunto, y le den taller. Es más, no sólo lo sugiero: lo exijo como cubana y como europea.
Como cubana porque mi país no debiera volver a ser el palito barquillero de los rusos y de los norteamericanos con sus guerras y garras desde su comunismo reprogramado. A Cuba debieran de una vez sacarla de tanto enredo y mercantilismo bélico. Como europea, porque está bueno ya de que más vidas jóvenes se pierdan para que estos personajillos de a tres por quilo continúen enriqueciéndose y jugando con el alma humana. ¿No ha sido suficiente el horror de más de tres años de guerra en Europa, y de otra guerra en el Medio Oriente? ¿No les basta con la pobreza y la inseguridad que esto genera en las generaciones futuras?
Las organizaciones del exilio en Miami que reciben suculentos ‘grants’ y ayudas de los contribuyentes norteamericanos mediante la NED y la USAID, las que supuestamente trabajan o debieran trabajar para y por la libertad de Cuba, ¿dónde están que las noto muy calladas? Desde mi movimientomartiano.com, y desde mi persona, mi absoluto repudio a la presencia militar rusa en Cuba. Treinta años de invasión en mi país por estos impresentables bolos fueron más que suficientes, otra injerencia de este estilo resulta inadmisible.