En Argentina, la foto que hoy Uruguay compartió al mundo, sería toda una utopía. El acuerdo de los expresidentes vivos, a pesar de ser de distintos espacios políticos, parece incluso más amplio que el que tienen los dirigentes argentinos, incluso de los mismos partidos políticos. A 50 años del golpe militar, Julio María Sanguinetti, José Mujica y Luis Alberto Lacalle Herrera, se reunieron con el actual mandatario, Luis Lacalle Pou, para dar un fuerte mensaje sobre la importancia del diálogo y el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
Las diferencias con lo que sucede cruzando “el charco” son enormes. Incluso Mujica, que participó activamente del movimiento de los Tupamaros (a diferencia de los “revolucionarios tardíos” del kirchnerismo), llamó a terminar con los rencores del pasado y dar vuelta la página. “Es tiempo de cerrar el duelo. Es tiempo para los familiares que se están yendo y que quedan, que se puedan juntar con las reliquias de sus antepasados. Porque esto es una cuestión de sentimiento”, aseguró el referente de la izquierda uruguaya.
Resaltando el valor de las instituciones de la democracia y el diálogo entre los partidos, los exmandatarios y el jefe de Estado actual llamaron a un “Nunca más” con respecto a los golpes de Estado y la violencia política. Pero el dos veces presidente Sanguinetti, dejó en claro que se están refiriendo a toda la violencia política, también marcando una gran diferencia con la discusión que propone el kirchnerismo en Argentina. “Nunca más a la violencia, a los mesianismos autoritarios, a las utopías revolucionarias, a la intolerancia, a la descalificación del adversario y al desprecio”, manifestó el exjefe de Estado uruguayo.
En la presentación conjunta, el mandatario y sus antecesores coincidieron en la importancia de dejar en claro que la discusión político partidaria debe tener “un límite” y que no todo vale a la hora de las disputas electorales. Claro que esta convivencia política tiene un fuerte impacto en las instituciones serias que tiene el Uruguay. No es casual que los emprendedores argentinos se muden al país vecino, para radicarse y poder trabajar en paz sin el acoso del Estado voraz.
Mientras tanto, en Buenos Aires sucede todo lo contrario a lo que pasa en Montevideo. La historia reciente se utiliza políticamente para perseguir a los opositores al kirchnerismo y en todos los espacios políticos hay fuertes enfrentamientos internos. En la última presentación pública, Cristina Fernández de Kirchner, además de proponer una ley mordaza para todos los que no repitan la versión imaginaria de los setenta que ellos proponen, también arremetió duramente contra una dirigente de su propio espacio. Luego de cuestionar a los peronistas que querían una primaria presidencial, la vicepresidente fulminó a la ministra de Desarrollo Social, VIcotria Tolosa Paz, asegurando que la arreglaron con un lugar en la lista de diputados para las próximas elecciones.
“No es importante lo que Cristina piense de mí. Es importante dejar entrever que se están llevando puesta la voz, el llanto, la desesperanza y la militancia de mas de 60000 compañeras que querían participar”, respondió la funcionaria, que quería competir como candidata a vicepresidente junto a Daniel Scioli.
Pero los chispazos no tienen lugar solamente en el kirchnerismo. Elevando el tono de la discusión, y molestando a muchos de los votantes de Juntos por el Cambio, Horacio Rodríguez Larreta aseguró que el modelo que propone Patricia Bullrich “fracasó” durante la gestión de Mauricio Macri. Definitivamente, la interna del PRO será cada vez más dura y todo parece indicar que los tiroteos entre los dos candidatos del mismo partido, recién comienzan.
Por ahora, la civilidad política uruguaya, como la estabilidad de sus instituciones y la economía, están muy lejos para los argentinos. Pero por sobre todo, para la dirigencia política.