La Corte Suprema argentina, en un fallo que sacudió la política nacional, le dijo a Alberto Fernández que no tenía suficiente evidencia científica y médica como para cerrar las escuelas. También le indicó que la pandemia del COVID-19 no es excusa para vulnerar la independencia de la Ciudad de Buenos Aires. El oficialismo explotó. Cristina Kirchner, enfrentada hace tiempo con el máximo tribunal, dijo en sintonía con su ministro de Justicia (que no habla con los jueces de la Corte) que el dictamen fue un “golpe”.
El presidente, quien en su fuero íntimo ya dio por perdida esta batalla que bastante le costó en materia de imagen, también tiró munición gruesa contra la Corte Suprema. Habló de “fallos decrépitos”, pero también le manifestó a los ministros del máximo tribunal que elijan “el candidato que quieran”, pero que “no utilicen la Justicia para favorecer a sus candidatos”.
No hay que ser un analista político para darse cuenta que Fernández ya declaró a la Corte como una entidad “opositora”, ni para saber que está haciendo referencia a Horacio Rodríguez Larreta, pero tampoco para confirmar que al mandatario le preocupa algo más serio que su lucha por la presencialidad, donde se equivocó al cerrar filas con los sindicatos docentes. El máximo tribunal tiene pendiente expedirse sobre el reclamo de la Ciudad de Buenos Aires, por los recursos de la coparticipación federal que Alberto le quitó a Larreta de la noche a la mañana.
A finales del año pasado, el Poder Ejecutivo Nacional le redujo las transferencias a CABA con el argumento que durante la gestión de Mauricio Macri se habían destinado más recursos de los que correspondían, versión que no acepta el intendente porteño.
El manoteo cortó la buena relación que había entre Alberto y Larreta. Por lo tanto, el jefe de Gobierno decidió implementar un plan de emergencia: recortes a diversas áreas e incremento de impuestos. Mientras tanto, llevaron el planteamiento a la Corte Suprema de Justicia, que se limitó a llamar a una conciliación, pero todavía no tiene un fallo en mente.
Por las palabras del presidente, Alberto tiene entre sus posibilidades otro duro revés del máximo tribunal, lo que sería un punto sin retorno y una crisis sin precedentes en los últimos años. Todo esto podría pasar en medio del proceso electoral. Aunque no hay fechas confirmadas, en agosto o septiembre deberían tener lugar las primarias y en octubre o noviembre, las legislativas definitivas.
El esquema de poder llegando a fin de año en Argentina puede ser muy distinto.
Fuente: PanamPost