Ya anoche se había filtrado la información, pero faltaba la confirmación oficial y el fallo firmado. Se terminó la novela. La Corte Suprema de Justicia de Argentina respaldó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se mantendrá la presencialidad en las aulas. De esta manera, el Gobierno nacional y el máximo tribunal tensan aún más una relación ya compleja. Desde sus redes sociales, Cristina Kirchner habló sin eufemismos de “golpe”.
«Resulta claro que la decisión de si la escolaridad debe realizarse bajo la modalidad presencial o virtual en los establecimientos de educación inicial, primaria y secundaria dependientes de la Ciudad de Buenos Aires o regulados por ella corresponde, en principio, a ese estado y no a la Nación”, indicó el segmento del fallo firmado por Carlos Rosenkrantz.
«El debido resguardo del federalismo constitucional exigía que el Estado Nacional justificara de manera suficiente el ejercicio en el caso de su específica competencia sanitaria en relación con la concreta orden de suspender del dictado de clases educativas presenciales en todos los niveles y en todas sus modalidades en la jurisdicción de la actora. En conclusión, en el examen de legalidad, la falta de justificación suficiente para ejercer una competencia sanitaria que alcance a suspender la modalidad presencial de la educación en la Ciudad deja al descubierto que, en este caso, el Estado Federal en lugar de ejercer una atribución propia invadió una que le resulta ajena”, resaltaron los ministros de la Corte Carlos Maqueda y Horacio Rossatti.
La furia de Cristina
Ni bien fue publicado y difundido el fallo, la vicepresidente se despechó en su cuenta de Twitter, donde ironizó sobre el alcance del dictamen:
“Ante este escenario, digo yo… para poder gobernar ¿No será mejor presentarse a concursar por un cargo de Juez al Consejo de la Magistratura o que un Presidente te proponga para Ministro de la Corte?”. No es la primera vez que Cristina Kirchner tiene problemas en aceptar resoluciones adversas en la Justicia. Su argumento, en sintonía con los populismos más nocivos, es la poca representatividad de un poder independiente no elegido en elecciones como el Ejecutivo y el Legislativo.
“Está muy claro que los golpes contra las instituciones democráticas elegidas por el voto popular, ya no son como antaño”, protestó CFK.
Fuente: PanamPost