Tras arrasar en los caucus de Iowa y la primaria de Nuevo Hampshire, solo parece cuestión de tiempo que el expresidente Donald Trump termine siendo aclamado como candidato presidencial republicano de cara a los comicios de este año. Con el retiro de su principal rival, el gobernador Ron DeSantis, y la imposibilidad de que la ex embajadora de Estados Unidos en la ONU Nikki Haley pueda darle alcance, Trump se prepara para encarar su tercera elección en ocho años.
Uno de los motivos principales que explica que en los últimos meses los votantes republicanos hayan comenzado a cerrar filas en torno al exmandatario recae en el desastroso manejo que ha tenido la Administración Biden de la crisis migratoria desatada en la frontera sur, en un contexto en el que, durante el último año fiscal, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza registró la detención de cerca de 3 millones de ilegales intentando ingresar Estados Unidos.
Estos electores recuerdan con satisfacción la política migratoria de Trump, y valoran con agrado que el expresidente esté prometiendo que si llega nuevamente a la Casa Blanca protagonizará el Gobierno que pondrá en práctica «la más grande y masiva operación de deportación en el país».
«En mi primer día de regreso a la Casa Blanca voy a poner fin a todas las políticas de fronteras abiertas de la Administración Biden, voy a parar la invasión por la frontera sur (…)», dijo Trump en un acto de masas en diciembre.
La inmigración ilegal: un problema prioritario
Junto a la economía, el asunto de los inmigrantes ilegales entrando en masa en Estados Unidos se ha convertido en uno de los principales temas de agenda para los votantes republicanos. Así lo demuestra un sondeo efectuado en medio de las internas de Iowa y Nuevo Hampshire.
De acuerdo a un estudio publicado por Fox News la semana pasada, cuatro de cada diez republicanos de Iowa dijeron que el primer problema a resolver es la avalancha causada por la inmigración ilegal, seguido del mal desempeño económico del país y el problema del empleo.
Curiosamente, cuatro de cada diez republicanos de Nuevo Hampshire opinan que la entrada de ilegales por la frontera sur es el principal asunto a encarar bajo una nueva administración de Gobierno. En este estado un 61% de los encuestados se muestra «fuertemente a favor» de la construcción de nuevos tramos del muro fronterizo con México, mientras 69% de ellos afirma que este tipo de inmigrantes «hacen daño al país».
Estos números fortalecen la posición de Trump no solo dentro de las filas republicanas, sino como opción de poder real en las propias presidenciales, donde enfrentará a un Partido Demócrata -con Biden, o con quien esté al frente- que ha claudicado durante cuatro años a tener un enfoque migratorio serio, aparcando siempre el tema para luego.
No en vano justo en este momento -con el apoyo del expresidente- el gobernador de Texas, Greg Abbott, ha optado por hacer valer la autoridad local para enfrentar lo que califica como una «invasión», asegurando la frontera con la Guardia Nacional del estado. La iniciativa de Abbott es respaldada a esta altura por más de una veintena de gobernadores republicanos, a quienes Trump incluso ha llamado a colaborar con su par texano enviando funcionarios para reforzar las labores de resguardo fronterizo.